El profesor recibiendo el Premio Gladden. Cortesía
El profesor Rafael Ocasio es el autor del libro “Race and Nation in Puerto Rican Folklore: Franz Boas and John Alden Mason in Porto Rico”. En esta obra explora la investigación histórica del viaje a Puerto Rico de los antropólogos estadounidenses Boas y Mason.
Fue John Alden Mason quien a partir de 1914 rescató cientos de muestras del folklore oral de la Isla, incluyendo canciones populares, poesía, adivinanzas, dichos y en particular los cuentos populares.
A través de sus extensas excursiones, este antropólogo estuvo en contacto con los jíbaros de Utuado quienes eran sus informantes y escritores de las muestras de cuentos. Los jíbaros son campesinos blancos, descendientes de españoles, que habitan en la cordillera central de Puerto Rico.
Mason también dedicó tiempo de su investigación, a canciones e historias populares en Loíza, aldea de pescadores, donde vive la mayoría de la población afropuertorriqueña. Ahí conoció a Melitón Congo quien había sido esclavo. El anciano africano le platicó acerca de las prácticas medicinales y religiosas de los esclavos, conocimiento que sobrevivió después de la abolición de la esclavitud en 1873.
Rafael Ocasio, orgulloso de sus raíces. Cortesía
Sin embargo, en la publicación de la investigación de John Alden Mason no hay ningún material de Loíza que se haya impreso ni tampoco las notas de campo del antropólogo fueron puestas a disposición de los académicos puertorriqueños.
Rafael Ocasio, el autor del libro “Race and Nation in Puerto Rican Folklore: Franz Boas and John Alden Mason in Porto Rico” dio a conocer esa situación durante un webinar del 17 de febrero, organizado por la Sociedad de Filosofía Americana. En la segunda parte de su presentación, el profesor Ocasio habló de su libro bilingüe “Cuentos Folklóricos de las Montañas de Puerto Rico”. Esta nueva antología reúne cuentos populares puertorriqueños que fueron transmitidos oralmente durante generaciones antes de ser finalmente transcritos comenzando en 1914 por el equipo del famoso antropólogo Franz Boas. Estos cuentos ofrecen a los lectores un vistazo a la imaginación y las aspiraciones de los jíbaros. Algunas historias brindan un distintivo toque caribeño a cuentos clásicos como «Blanca Nieves» y «Cenicienta». Otros representan la vida de personajes históricos locales, como el famoso pirata Roberto Cofresí, personificado como una figura al estilo de Robin Hood, quien subvierte el orden social colonial. La colección también presenta personajes locales tan queridos como Cucarachita Martina, la amable cucaracha que se enamora de Ratoncito Pérez, su devoto esposo ratón que le trae deliciosa comida.
El autor cuenta que aprendió desde pequeño estas historias gracias a su abuela.
Loíza, exponente de la cultura afropuertorriqueña. Cortesía Municipio de Loíza
Rafael proviene de una familia humilde en la cual su madre y su abuela eran analfabetas. Sin embargo, su progenitora negra, era una “echadora de cuentos” como se les conoce a los narradores de historias en Puerto Rico.
Rafael Ocasio nació en San Juan Puerto Rico, estudió Literatura en la Universidad de Puerto Rico, de Río Piedras. En Estados Unidos cursó estudios universitarios en la Universidad de Nuevo México y en la Universidad de Kentucky. Es profesor de español de Agnes Scott Coolege en Atlanta, Georgia.
El puertorriqueño Roberto Clemente, estrella de los Piratas de Pittsburg. (Foto: redes sociales)
Mientras celebramos el Mes de la Historia Negra, nos enfocamos en la grandeza de las personas que contribuyeron a la lucha por los derechos civiles de los negros en los Estados Unidos, en sus contribuciones desinteresadas y valientes para cambiar las condiciones de las personas de origen africano, en su derecho a expresar su personalidad, a unirse con otros negros en la lucha por la inclusión, la igualdad y la justicia, en contra de las desventajas y las barreras a las oportunidades. Por esto, quiero relatar sobre algunos eventos y personas de Puerto Rico que lucharon hombro a hombro con nuestros hermanos y hermanas negros.
A menudo se dice que «no recordamos los días, sino los momentos». Muchos dirían que los eventos importantes de la historia negra tal vez son solo eso; historia antigua y desconocida para nuestras generaciones más jóvenes. Mirando hacia atrás, en algunos eventos históricos que promovieron los derechos civiles, encontramos que algunas personas de ascendencia latina hicieron contribuciones notables a esa historia, a la cultura y la lucha de los negros por sus derechos.
Los latinos, particularmente aquellos con un tono de piel más oscuro, generalmente se consideran personas de color y, como tales, comparten muchos de los mismos problemas que enfrentan nuestros hermanos y hermanas negros. Ambas comunidades son, en conjunto, una parte considerable de la población de los Estados Unidos, particularmente entre las generaciones más jóvenes. El vínculo de los negros con los latinos, principalmente mexicanos y puertorriqueños, en la lucha por la desegregación, la libertad, la justicia y la igualdad se ha ido desdibujando con el tiempo.
Años antes de que la Corte Suprema de los Estados Unidos pusiera fin a la segregación racial en las escuelas de nuestra nación con el famoso caso Brown vs Board of Education, de 1954, un tribunal del circuito federal de California dictaminó en 1947, en el de Méndez vs Westminster, que la segregación de niños en edad escolar era inconstitucional. Los padres del estudiante eran una pareja puertorriqueño-mexicana. Thurgood Marshall, un joven abogado de la NAACP, al argumentar y ganar el caso ante la Corte Suprema, utilizó el caso Méndez como precedente para ganar el caso Brown.
Clemente murió en un accidente aéreo en 1972, mientras llevaba ayuda humanitaria a Nicaragua. (Foto-archivo MLB)
Algunos se sorprenderán al saber que la mayor protesta por los derechos civiles no fue en el sur, sino en la ciudad de Nueva York, donde en el 1964, frustrados con la mala educación que recibían los estudiantes negros y puertorriqueños, los organizadores de estas dos comunidades lideraron un boicot contra las escuelas segregadas. En el que, 464,361 estudiantes, cerca del 45 por ciento de todos los estudiantes de la ciudad de Nueva York en ese momento, no asistieron a la escuela.
Junto al africanista Marcus Garvey, se destacan otros gigantes de la historia negra. Arturo Alfonso Schomburg fue un puertorriqueño nativo, de ascendencia africana y alemana, que llegó a ser conocido como una de las principales autoridades mundiales en la historia de los negros, particularmente de Cuba, Haití, Puerto Rico, Jamaica y los Estados Unidos. A él se le atribuye la introducción de las obras escritas de intelectuales, escritores y poetas negros del Caribe. Cuando estaba en la escuela primaria, uno de sus maestros afirmó que los negros no tenían historia, héroes o logros. Esto lo inspiró a refutar la narrativa racista de ese maestro; y se embarcó en una búsqueda apasionada por desenterrar y documentar los logros de los africanos en su propio continente y en la diáspora.
Arturo Alfonso Schomburg, destacado activista y bibliófilo puertorriqueño. (Foto: Biblioteca pública digital de América)
Otro puertorriqueño cuyo activismo como un hombre negro, que habló con frecuencia en su segundo idioma contra el racismo en los Estados Unidos, fue Roberto Clemente, cuya carrera de béisbol de estrellas con el equipo Pittsburgh Pirates, fue paralela al movimiento de los derechos civiles. Como reservista del Cuerpo de Marines de los EE. UU., Clemente admiraba a Martin Luther King, Jr. y pasó una tarde en su granja en Puerto Rico con él. Denunció la segregación que él y otros negros enfrentaron durante los entrenamientos deportivos, en la era de Jim Crow en el sur. Los jugadores de béisbol negros tenían que esperar en el autobús a que sus compañeros blancos les trajeran comida del restaurante después de los juegos. Clemente despreciaba tanto esta práctica que amenazó con pelearse con cualquier jugador negro que recibiera la comida, diciendo, “El que acepte esa comida, tendrá que vérselas conmigo”. Entonces decidió exigir transporte separado y los Piratas de Pittsburg finalmente proporcionaron una camioneta para los jugadores negros.
Espero continuar la conversación entre negros y latinos sobre temas que afectan a los dos grupos, para que podamos discutir soluciones que beneficien a ambas comunidades de color.
Juan Carlos Romero organizó el Festival de la Calle 9 realzando la cultura mexicana. (Cortesía Edgar Ramírez)
Un numeroso grupo de la ciudad de Filadelfia está viviendo una crisis dentro de la crisis
La recesión del 2008 fue el peor desastre económico de los Estados Unidos desde la Gran Depresión, y afectó en especial a los pequeños negocios, como bien lo recuerda Juan Carlos Romero, dueño de “Philly Tacos”. Hoy es la pandemia del COVID-19 la que está llevando a los pequeños negocios mexicanos del sur de la ciudad a la bancarrota si no reciben alivio económico pronto.
Raúl Castro, dueño del restaurante “Plaza Garibaldi” y del bar “Frida Cantina”, con 20 años de experiencia, admite que no había sufrido una situación tan crítica debido a las restricciones a los restaurantes para evitar la propagación del coronavirus. Castro es el presidente de la Asociación de Empresarios Mexicanos, que asocia a los pequeños negocios del corredor comercial de la Calle Nueve. “La primera acción es planear eventos de tipo familiar, con el fin de que el sur de Filadelfia se convierta en lugar de destino turístico, ya que no es suficiente ampliar espacios al aire libre para que los restaurantes sobrevivan”, señala el vocero.
De acuerdo con las estadísticas de la Cámara Hispana del área de Filadelfia, en 2019 había aproximadamente 11,000 negocios latinos en la ciudad y alrededor de 18,000 en la región. Un gran número de ellos se desempeña en la industria alimentaria, contabilidad, seguros, ventas al por menor y tiendas hospitalarias. Hay nuevos emprendedores colombianos y venezolanos comenzando sus negocios, que se suman a la comunidad empresarial ya robusta de los negocios dominicanos y mexicanos.
Por otra parte, el Departamento de Comercio de la Ciudad no cuenta con estadísticas específicas sobre los negocios de propiedad de las minorías en la calle 9 Sur. Por ello Edgar Ramírez Pérez, dueño de Philatinos Radio y cofundador del Mercado Mexicano, se ha dado a la tarea de hacer un conteo; y según su resultado, son un aproximado de más de 30 restaurantes y 50 negocios en dicha calle, que suman alrededor de 100 negocios mexicanos en el sur de Filadelfia.
La mayoría de la población mexicana vive en el sur de Filadelfia. (Cortesía Edgar Ramírez)
Comerciantes mexicanos rescataron el corredor comercial de la calle 9. (Cortesía Edgar Ramírez)
El empuje de comerciantes mexicanos
En el año 2000, la Comisión de Planificación de la ciudad había constatado el deterioro de la calle 9, a partir de la avenida Washington y por varios bloques hacia el sur. Fueron los negociantes mexicanos quienes empezaron a abrir tiendas, restaurantes, peluquerías y panaderías, entre otros comercios, para salvar a ese corredor de la inseguridad y la delincuencia, debido a la falta de servicio de alumbrado público y a las muchas propiedades vacantes. Con su participación, no solo han promovido el desarrollo económico del sur de Filadelfia, sino que también han enriquecido con su cultura a ese antiguo vecindario.
Ignacio Flores trabajó en una panadería antes de abrir “Taquitos de Puebla” en el sur. (Cortesía)
Pero ahora los restauranteros que tienen décadas con su negocio, igual que los que abrieron sus restaurantes antes y durante la pandemia, necesitan de ayuda para sobrevivir. Con este fin, un grupo de 12 empresarios mexicanos cuyos negocios han sido impactados duramente, dieron a conocer su campaña de recaudación de fondos en GoFundMe (South Philly Mexican Business COVID Relief Fund), cuya meta es alcanzar los 50,000 dólares. Los fondos recaudados ayudarán a esos 12 pequeños negocios organizados, a sobrevivir la pandemia y a evitar la bancarrota.
La cantidad recolectada será distribuida de manera equitativa entre estos negocios: Adelita, Alma del Mar, Chocolate Arts&Crafts, El Güero, Los Cuatro Soles, Los Taquitos de Puebla, Mole Poblano, Philly Tacos, Philatinos Radio, Plaza Garibaldi, Taquera Morales y Tamalex. Solo 2 de esas empresas no son de comida. “Philatinos es un miembro más de la Asociación de Empresarios Mexicanos y al igual que todos, estamos promoviendo la recaudación de fondos”, recalcó Edgar Ramírez Pérez, fundador de Philatinos y colaborador de Impacto.
Alma Romero y su esposo abrieron el restaurante “Alma del Mar” en medio de la pandemia. (Foto: cortesía de LRN)
Los inmigrantes, corazón de la ciudad
En los inicios de la urbanización del sur de Filadelfia hubo inmigrantes italianos, irlandeses, judíos y alemanes. Hacia finales del siglo XIX quedaban principalmente los italianos; a comienzos del siglo XX parte de esa población se mudó a Nueva Jersey y a otras partes de Filadelfia. Sin embargo, para 1980 había todavía 55 mil italianos formando una comunidad insular.
En la década de los setenta, se asentaron allí inmigrantes mexicanos y otros, como los vietnamitas, y revitalizaron esa zona abriendo nuevos negocios, bodegas y restaurantes. Ahora es una de las comunidades más activas y prósperas de Filadelfia, donde muchos quieren vivir.
Según la historiadora Mary Rizzo, a finales del siglo XX el Mercado Italiano –conocido como tal desde 1940– cambió su fisonomía con la llegada de negocios latinos, tales como restaurantes, taquerías y tortillerías. Son los inmigrantes los que han hecho prosperar el sur de Filadelfia, que seguirá siendo un área multiétnica y multicultural de la ciudad.
El arzobispo de Filadelfia, el cubanoamericano Nelson Pérez, y Julie Rayman. (Montaje de fotograma)
La Coalición Judía Latina de Filadelfia tuvo su asamblea el pasado 11 de febrero, con la presencia de los oradores invitados, el arzobispo de Filadelfia, Nelson Pérez y Julie Rayman, Directora Senior de Política y Asuntos Políticos de la AJC.
Esta semana el arzobispo cumple un año de instalado, en medio de los primeros días de la pandemia COVID-19. El arzobispo Pérez mencionó que este es un regreso a casa para él. Pasó 20 años en el norte de Filadelfia (Saint Ambrose) antes de irse a Long Island y Cleveland, donde pensó que se retiraría. Para su sorpresa y alegría, fue reasignado a Filadelfia, donde encontró una comunidad latina diferente a la que dejó.
Según dijo, ahora Filadelfia tiene una comunidad latina vibrante y diversa que representa a muchas culturas: Puerto Rico, Perú, México, Cuba, Venezuela, Colombia, etc. Los servicios de la iglesia ahora se llevan a cabo en español. Más hispanos están en posiciones de liderazgo como Diana Cortes, procuradora municipal interina, y si bien el arzobispo representa a todos, siente una afinidad especial por la comunidad hispana, quien, indicó, le enseñó a ser sacerdote.
Por su parte, Dan Schidlow dijo que las comunidades judía y latina comparten muchas similitudes y animó a trabajar mejor juntos por la comunidad. El arzobispo Pérez compartió que las dos son comunidades de la diáspora. “Somos similares a los peregrinos: tenemos nuestras raíces en otro lugar. Compartimos un viaje y la espiritualidad de un pueblo en movimiento”, dijo.
El arzobispo mencionó entre sus prioridades la reforma migratoria y la educación. Afirmó que aboga por tratar de prevenir la deportación y por mantener unidas a las familias. Dijo que el sistema está roto y espera que la nueva administración aborde el problema. Dijo también que la educación es la única forma de avanzar, y que creó un programa en LaSalle en español para las asignaturas básicas, y así no retrasar a los alumnos mientras aprenden inglés.
Después, Julie Rayman, directora sénior de políticas y afiliación, habló sobre el papel de AJC en el establecimiento de varios Caucus del Congreso, como el Caucus Negro-Judío, el Caucus Bipartidista contra el Antisemitismo y el Caucus Latino-Judío. Rayman dice que los diversos caucus son bipartidistas y llamó a la nueva administración un “nuevo día” y una oportunidad para abordar la reforma migratoria.
Julie enfatizó que Puerto Rico es parte de nuestro país y un problema doméstico que requiere atención. Este es también el mismo punto que María Carmen Aponte, oradora principal de la última reunión trimestral, dijo que debe suceder. Aponte, abogada de Temple y exembajadora durante el gobierno de Obama, es miembro del Consejo Nacional de Liderazgo Latino-Judío.
¡Las bibliotecas son el corazón de nuestra comunidad! Aunque la pandemia ha creado muchos desafíos a la forma en que ellas dan servicio a los usuarios, el personal de las bibliotecas ha sido muy creativo al proponer servicios bibliotecarios con un nuevo enfoque. Por ejemplo, los programas virtuales, el poder recoger desde el auto los libros para llevar, y los servicios de referencias telefónicas, son algunas de las nuevas formas para mantenerse en contacto.
¡Febrero es el Mes de la Historia Negra! Y la Biblioteca Pública de Filadelfia lo está celebrando, virtualmente, con una serie de programas para toda la familia: Celebremos al Artista Negro; video pregrabado con el chef Elijah Milligan, fundador de “Cooking for the Culture”, (‘Cocina para la cultura’) y el estreno en línea de “Una canción diferente: Canciones inéditas de Mujeres negras para Música clásica”, son algunos de los programas que están en espera para este mes. Además, los debates sobre libros y películas, las actividades de manualidades y los cuentos estarán disponibles gratis para cualquier miembro de la comunidad.
Honremos a nuestros ancestros negros compartiendo las historias de su coraje y sus aportes a nuestra riqueza histórica. ¡Nuestra nación fue construida a partir de un mosaico de voces plurirracial y multiétnico!
Para obtener información adicional, visite www.freelibrary.org.
En 2008, la capoeira alcanzó el estatus de Patrimonio cultural del Brasil. (Foto ilustrativa de Matheus Natan, Pexels.com)
La capoeira es una expresión cultural afrobrasileña que tiene diversas facetas como danza, artes marciales, música, acrobacias y expresión corporal. Aunque hay diversas versiones acerca del origen verdadero de esta arte, lo que es seguro es que es una fusión de elementos tradicionales africanos de la república de Angola, desarrollada en Brasil por los descendientes africanos y con influencias indígenas.
Se sabe que en pleno auge de la esclavitud (del siglo 16 al 19), Portugal transportaba a Suramérica esclavos africanos. Cerca del 42% de ellos acababan en Brasil; la mayoría originarios de Angola, el Congo y Mozambique.
La capoeira se convirtió en una de las maneras en que los esclavos se resistían a la opresión, y por ello la realizaban a escondidas.
Esta arte marcial brasileña se ha vuelto muy popular en la actualidad. Se practica alrededor del mundo, en más de 50 países fuera de Brasil. Las comunidades de capoeira mantienen una conexión con las tradiciones porque los practicantes están bajo la tutela de maestros y maestras que pueden trazar su linaje a famosos capoeiristas del Brasil.
Antes de la década de los setenta, solo los hombres practicaban la capoeira. Ahora hay mujeres que han obtenido su grado de maestras en esta disciplina y son reconocidas a nivel mundial.
Patricia Ovando, practicante de esta arte marcial, es cineasta y directora independiente que vive en Pasadena, California, y dirigió el documental “Capoeira in our Lives” (‘Capoeira en nuestras Vidas’), en 2017.
¿Qué la inspiró a realizar este filme?
“La capoeira es más que un arte marcial, es una forma de vida, donde la gente de diferentes grupos étnicos coexiste, aprenden y crecen juntos”, responde.
Patricia Ovando, directora de “Capoeira in our Lives”. (Foto: remezcla.com)
Cuando se mudó a la ciudad de Los Ángeles, extrañaba a su familia y a su comunidad del Distrito Misión, de San Francisco. Un día, mientras estaba en el centro recreativo Highland Park, escuchó el sonido de tambores y cantos, y luego vio a personas realizando movimientos rítmicos increíbles. Pronto Patricia se inscribió en las clases de capoeira, y ha estado practicando esta novedosa arte marcial durante ocho años. Ahora es parte de esa comunidad, que acepta a todas las personas sin distinción de edad, etnicidad, habilidad, orientación o género.
Patricia produjo el documental “Capoeira in our Lives” como parte de sus estudios de maestría en producción de filmes. “Fue una experiencia asombrosa, elaborar una historia basada en esta arte marcial brasileña que es tan cercana a mi corazón”, expresa con entusiasmo la cineasta.
El Centro de Arte de Esperanza presentará el documental de Patricia Ovando el 24 de febrero a las 7 pm.
Durante los primeros días de la pandemia de COVID-19, la ciudad de Filadelfia y todos sus asociados reconocieron la necesidad urgente de proporcionar fuentes de ayuda de emergencia a los residentes, incluyendo la habilitación de más lugares para la distribución de alimentos a las familias con dificultades. Muchos factores han contribuido al fuerte aumento de la inseguridad alimentaria, incluido el gran número de despidos debido al cierre de empresas, así como al hecho de que los niños ya no asisten a la escuela, donde muchos reciben regularmente desayunos y almuerzos gratuitos o a precio reducido.
En abril, sólo un mes después de la pandemia, el Filadelfia Inquirer informó que se habían distribuido 72.000 cajas de alimentos a familias en toda la ciudad; en junio, Filadelfia seguía las tendencias nacionales y registraba un aumento alarmante de la inseguridad alimentaria. En el apogeo de la Gran Recesión en 2009, las tasas de inseguridad alimentaria en todo el país rondaban el 16%, lo que representa a 50 millones de estadounidenses. El COVID-19 ha acercado ese número al 22%, incluso en Filadelfia y los condados circundantes. Diez años de recuperación de la recesión han desaparecido en unos pocos meses. Según diversas fuentes, alrededor del 40% de las personas que acceden a alimentos de emergencia durante esta crisis son nuevas en los bancos de alimentos; nunca habían tenido que depender de este tipo de apoyo.
Como las condiciones no mejoran después de un año, y nos quedan meses hasta que la economía y las escuelas puedan reabrir por completo, nuevos benefactores han asumido el desafío de ayudar, algo que meritará el reconocimiento de todos nosotros: el gobierno, las organizaciones sin fines de lucro, las iglesias y las corporaciones; buscando crear una red de seguridad lo suficientemente fuerte para nuestros vecinos necesitados durante este tiempo. Uno de estos socios es US Foods, el cual regresará al vecindario de Hunting Park nuevamente el sábado 20 de febrero, luego de una distribución exitosa de alimentos a 300 familias el 30 de enero pasado. Una vez más, US Foods se enfocará en personas despedidas de la industria de restaurantes, uno de los sectores de la economía que más han sido afectados por la crisis.
2017 and 2018 featured some of the biggest box office hits of all time! Among them were hits like Black Panther, Avengers: Infinity War, Star Wars: The Last Jedi, Jurassic World: Fallen Kingdom, Incredibles 2, Guardians of the Galaxy Vol. 2, The Fate of the Furious, and Aquaman. ¿How many of these hits featured lead Latinx actors? Three: Zoe Saldana as Gamora in Guardians of the Galaxy and the Avenger, Michelle Rodriguez as Letty in The Fate of the Furious, and Oscar Isaac in Star Wars and The Last Jedi. Not bad, ¿right?
Wrong! According to a study by The Annenberg Inclusion Initiative, only 3% of the 100 top-grossing movies from 2007-2018 starred Latino actors, and less than 5% of the speaking roles featured Latino actors. The bottom line is that there is very little representation of Afro-Latino characters in the world of visual entertainment and other media. Thankfully, artists like Isidra Sabio are making sure that positive images of the Afro-Latino and Garifuna community are represented and known worldwide.
Isidra Sabio is an award-winning scientist, agricultural engineer, artist, and immigrant. She was born and raised in a Garifuna community in the north coast of Honduras, Central America. As a child, Sabio was exposed to negative images and stereotypes of Black people portrayed in films and other media. She realized that representation must be displayed in positive and dignified ways and decided to draw people in her community that looked like her. Sabio says, “representation is everything. It builds resilience, self-esteem and helps students do better in school. Children need to know their history, be proud of their ancestors and see images that look like them.”
Sabio’s art does just that. She creates beautiful and colorful Afrocentric paintings that create awareness about the Garifuna community and Afro-Latinos. Her art has been displayed in solo exhibits in New York and in Washington, D.C., sold nationally and internationally. As a black woman herself, Sabio’s art also captures the inner and outer strength of black women. Additionally, Sabio is an author of several children’s books that teach young children Garifuna history, culture, and language as well as an illustrator of children’s books about the beauty of their natural black hair.
“The face of the country is changing”, says Sabio, and I could not agree more. In fact, experts say that by 2050, people of color will be the majority in the United States. It is extremely important that our education system teaches children about the contributions of Afro-Latinos and that the media and visual entertainment reflect our society. Until then, “artivists” like Isidra Sabio are “heroes de impacto y esperanza”; people who are making sure that the Garifuna and Afro-Latinos receive the representation and visibility they deserve.
Los disturbios raciales de Los Ángeles en 1967 causaron mucha represión policial. (Foto: History.com)
En 1967 obtuve un trabajo como director de un Centro de Atención Preescolar diurna, con un innovador programa para migrantes administrado por el Consejo para Inmigrantes del Colorado, en una pequeña comunidad agrícola cerca de la frontera con Kansas, llamada Grenada.
La vivienda para trabajadores inmigrantes se construyó al sur de la ciudad, en la cima de una colina que tenía una historia con la comunidad japonesa. Este fue uno de los lugares donde concentraron a los prisioneros japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
Inmediatamente mi mente y mi corazón se remontaron a 1964, cuando era estudiante de primer año en el Palomar College, en California, donde encontré una puerta abierta a una amistad con Fred Morasaki. Fred era japonés; era un tipo tímido y humilde, buen jugador de béisbol, que trabajaba en el Teatro Vista Drive Inn. Este teatro, ubicado entre Vista y Oceanside, se había convertido en un lugar de reunión de fin de semana para estudiantes de secundaria, universitarios y jóvenes marines de la cercana base de “Camp Pendleton”. Cuando había una buena película familiar, se llenaba de autos de padres con sus niños.
Fred me ofreció recomendarme para un puesto que estaba disponible en el teatro. Yo estaba arruinado, necesitaba trabajo y obtener ese puesto sería una salvación.
A menudo, antes de ir a trabajar los fines de semana, pasábamos por la casa de Fred, en la granja familiar. Esta pausa era muy interesante para mí, sobre todo por la buena comida japonesa que llenaba mi vacío estómago mexicano. Más tarde descubriría que esta comida se llamaba sushi y que si se preparaba como la hacía Fred, sería el plato de un restaurante muy caro.
Habiendo sido un trabajador agrícola, le dije a Fred cuánto admiraba su granja. Me miró con la cara muy seria y me contó la saga de su encarcelamiento con su familia, junto con otros miles de japoneses, y sobre la pérdida de su granja anterior, que era mucho más grande y mejor montada. Y dijo que nunca habían sido indemnizados por sus pérdidas. Me contó todos los dolorosos detalles de tener que vivir en un campo de concentración, tratados como enemigos de un país al que amaban.
No obstante, Fred, como muchos otros jóvenes japoneses, años después se había unido a la Guardia Nacional para demostrar su amor por los EE. UU., y también para ganar un poco de dinero.
Los disturbios dejaron al descubierto las grandes tensiones raciales. (Foto: Library of Congress)
En 1964 hubo lo que se describió como “disturbios raciales” en Los Ángeles, aunque luego veríamos que, en realidad, fue una ola de represión armada y violenta contra los negros, en que muchos fueron golpeados, baleados, arrestados y asesinados. Esto sucedió a solo 90 millas por la autopista 5 desde Vista. Los jóvenes republicanos y los “John Birchers” (blancos radicales de derecha) de mi universidad, corrían por ahí diciendo que los negros eran comunistas y merecían morir. Durante los disturbios se inició un bloqueo del tráfico, y la violenta reacción de la policía resultó en 34 muertos, 1.032 heridos y el despliegue de 4.000 soldados de la Guardia Nacional.
Vi a Fred la noche en que comenzaron los disturbios y me dijo que habían llamado a la Guardia Nacional a Los Ángeles. Le pedí que tuviera cuidado. No quería perder a mi buen amigo.
Yo seguía las noticias de cerca mientras veía desdoblarse esta tremenda tragedia humana. Unas dos semanas después, Fred reapareció, y de camino hacia el trabajo en el teatro, le pregunté:
–Fred, ¿a cuántos hombres negros le disparaste en estos días?, temiendo mucho lo que escucharía de respuesta.
–A ninguno, –me respondió él.
–¿Cooooomo?, ¿cómo que a ninguno?
Fred redujo la velocidad del coche, lo puso a un lado de la carretera y lo aparcó.
–Len –cómo me conocían en ese momento–, déjame contarte. Nos reunieron a todos los chicos japoneses en un solo batallón, con algunos oficiales entre nosotros, y nos dieron órdenes de ir a cierto sector en el centro-sur de Los Ángeles. Este era un importante barrio negro y el corazón de los disturbios. Nos dieron armas y municiones y nos enviaron con la instrucción de doblegar a los negros a cualquier costo.
Miles de japoneses fueron concentrados en el “Campo de Reubicación Amache”. (Foto:
Marchamos hacia ese vecindario, y lo que encontramos al llegar fue un centro comunitario atiborrado de jovencitos negros. Las escuelas estaban cerradas y los jóvenes habían recibido la instrucción de no estar en las calles y de concentrarse en ese lugar. Cuando llegamos, todo ruido se detuvo, y los jóvenes nos miraron, asombrados de vernos allí. Entonces, uno de nosotros recibió la instrucción de reunir todas nuestras armas y asegurarlas sobre unos bancos. Luego nos presentamos a los jóvenes y les dijimos que estábamos allí para jugar al billar, damas, pinball, tenis de mesa y otros juegos. Muy pronto los chicos nos estaban retando en todos los juegos y nosotros nos sentíamos como en nuestra propia casa. Teníamos un poco de dinero, y mandamos a comprar algunos bocadillos y snacks para todos los muchachos.
Al anochecer, nos fuimos de regreso al comando central, y allí fuimos elogiados por haber calmado tan rápidamente el vecindario que nos habían asignado. Y esto se repitió cada uno de los días que estuvimos allí.
–Mira Len, la verdad, no fueron los negros los que encerraron a nuestras familias en esos campos de concentración, y no teníamos motivo para dispararle a ninguna persona negra.
A decir verdad, me emocioné, escuchando su relato, y casi me puse a llorar, impresionado por la sabiduría y la conducta de Fred y estos chicos japoneses. Sentí el impulso de abrazarlo con toda mi fuerza, pero eran otros tiempos y una respuesta emocional así no sería comprendida.
Pasaron tres años, y ahí estaba yo, enseñando en Grenada, en el mismo sitio del “Campamento Amache”, uno de los campos de concentración de japoneses.
Poco después, busqué y encontré estos datos: Inauguración, 24 de agosto de 1942. Cerrado, 15 de octubre de 1945. Población máxima, 7.318.
Muchos japoneses perdieron sus propiedades y nunca fueron indemnizados. (Foto: Biblioteca Pública de Denver)
Me sorprendí al descubrí esto; por increíble que pareciera, no querían a los japoneses ni a los trabajadores agrícolas inmigrantes en el área de la ciudad. Allí había también un pequeño cementerio con las tumbas de los que habían muerto mientras estaban prisioneros. Yo alquilé una casa allí en la colina, a mitad de camino entre los trabajadores agrícolas y los espíritus de los muertos japoneses. Fue un momento en el que tuve que lidiar con muchas emociones en conflicto, a causa del racismo en los Estados Unidos.
Si vives lo suficiente y escuchas el silencio con atención, es posible que descubras y aprendas algo. Y luego, tienes la responsabilidad de preguntarte qué debes hacer para cambiar las cosas.
La artista ha ilustrado libros sobre cultura garífuna para niños. (Foto: cortesía)
Los años 2017 y 2018 presentaron algunos de los mayores éxitos de taquilla de todos los tiempos. Entre ellos estuvieron Black Panther, Avengers y la Guerra del Infinito; Star Wars y el Último Jedi, Jurassic World y el Reino Caído, Incredibles 2, Guardianes de la Galaxia 2, El Destino de los Furiosos y Aquaman. Pero ¿cuántos de estos éxitos contaron con actores latinos principales? Tres. Zoe Saldaña como Gamora, en Guardianes de la Galaxia y el Vengador; Michelle Rodríguez como Letty, en El destino de los furiosos, y Oscar Isaac en Star Wars y el Último Jedi. No está mal, ¿verdad?
¡Incorrecto! Según un estudio de la Iniciativa de Inclusión Annenberg, solo el 3% de las 100 películas más taquilleras de 2007 a 2018 fueron protagonizadas por actores latinos, y menos del 5% de los roles con voz incluyeron a actores latinos. La conclusión es que hay muy poca representación de personajes afrolatinos en el mundo del entretenimiento visual y medios similares.
Isidra Sabio es embajadora de la cultura negra y garífuna. (Foto: cortesía)
Afortunadamente, artistas como Isidra Sabio se aseguran de que las imágenes positivas de la comunidad afrolatina y garífuna se hagan visibles en todo el mundo.
Isidra es una científica galardonada, ingeniera agrícola, artista e inmigrante. Nació y creció en una comunidad garífuna en la costa norte de Honduras, Centroamérica. Cuando era niña, Sabio estuvo expuesta a imágenes negativas y a estereotipos de cómo las personas negras son retratadas en películas y otros medios. Se dio cuenta de que esa representación necesitaba ser mostrada de manera positiva y digna; entonces, decidió dibujar personas en su comunidad que se parecieran a ella.
Isidra explica: “la representación lo es todo; desarrolla resiliencia, autoestima y ayuda a los estudiantes a mejorar en la escuela. Los niños necesitan conocer su historia, estar orgullosos de sus antepasados y ver imágenes que se parezcan a ellos”. Su arte hace precisamente eso. Crea hermosas y coloridas pinturas afrocéntricas, que crean conciencia sobre la comunidad garífuna y afrolatina. Sus pinturas se han exhibido en exposiciones individuales en Nueva York y Washington, D.C., y han sido vendidas a nivel nacional e internacional. Consciente de lo que es y de lo que siente, su arte captura la fuerza interior y exterior de las mujeres negras. Además, es autora de varios libros para niños que enseñan a los pequeños la historia, la cultura y el idioma garífuna, y también ha sido ilustradora de libros para niños negros que hablan de la belleza de su cabello natural.
Ha expuesto sus creaciones en galerías de Washington y Nueva York. (Foto: cortesía)
“El rostro del país está cambiando”, dice Isidra, y yo no podría estar más de acuerdo. De hecho, los expertos dicen que para el 2050, las personas de color serán mayoría en los Estados Unidos. Es sumamente importante que nuestro sistema educativo enseñe a los niños sobre las contribuciones de los afrolatinos y que los medios y el entretenimiento visual incluyan y reflejen nuestra realidad. Hasta que llegue ese momento, «artivistas» como Isidra Sabio son «héroes de impacto y esperanza», que dan la batalla para que los garífunas y los afrolatinos reciban la representación y la visibilidad que merecen.