En un evento comunitario para niños. (Foto: Cortesía/Carmen Marcet)

Lunel, una provincia al sur de Francia vio nacer a María del Carmen Marcet, quien llegó a este mundo de forma prematura, por lo que tuvo que permanecer con atención medica durante varios meses; pero por motivos de trabajo, sus padres se vieron obligados a regresar al Perú, y dejar a su hija en Europa. Así comenzó la vida de esta maestra, terapista y activista.

UNA INFANCIA DIFÍCIL

Cinco meses después, la tía de Carmen, quien vivía en Francia, llevó a la niña a Lima, donde su madre la pudo abrazar por primera vez, y pensó que, si ella hubiera estado en Perú al dar a luz, su bebé quizás no hubiera sobrevivido, lo que consideró una señal de que su hija tenía una misión especial en la vida.

Carmen con sus padres. (Foto: Cortesía/Carmen Marcet)

Carmen sufrió una lesión cerebral mínima, que afectó su capacidad motriz, así que su andar fue tardío y diferente. Usar zapatos con soporte ortopédico provocó que en la escuela primaria fuera víctima de rechazo y aislamiento, que la llevó a no sentirse aceptada y a tener problemas para hacer amigos. Algo que la afectó y la convirtió en una niña solitaria.

Participantes del grupo de mamás y bebés en Casa Monarca. (Foto: Cortesía/Carmen Marcet)
 

No obstante, en la etapa de preparatoria, ella fue invitada a ser voluntaria de YMCA, donde se sintió aceptada tal y como era. “En YMCA supe lo que era tener amigos. Ellos me salvaron en el sentido de aceptarme y darme la confianza de estar con otras personas. Me dieron un sentido de pertenencia. Aprendí que era posible confiar en otros”, expresó Carmen, quien incluso llegó a realizar una estancia estudiantil en Canadá.

Disfrutando de la música en Casa Monarca. (Foto: Cortesía/Carmen Marcet)

FÁCIL DECISIÓN, INGRESO NO TANTO

En el Jardín de la Infancia, las maestras que la ayudaron la inspirarían más tarde, para que ella ayudara a otros niños. A los ocho años Carmen había tomado la decisión de convertirse en maestra de preescolar.

Con una alta calidad académica, eligió estudiar su carrera en el Instituto Superior Pedagógico Nacional de Educación Inicial, primer centro de formación de maestras de educación preescolar en su país, cuyo centro de práctica profesional es el primer Jardín de Infancia del Perú; sin embargo, de acuerdo con la ley de aquel entonces, para ingresar debía no tener ningún defecto físico; afortunadamente, la persona que dirigía el centro la había visto trabajar en YMCA, y gracias a ella le dieron la oportunidad de presentar el examen de admisión, el cual acreditó obteniendo el primer lugar, y así fue aceptada para desarrollar su carrera profesional.

Hablando de las piñatas en una escuela de Filadelfia. (Foto: Cortesía/Carmen Marcet)

Carmen se siguió preparando, perfeccionó el francés que cursó en la primaria, y decidió también aprender inglés, para lo cual planeó un viaje de seis meses a los Estados Unidos.

Carmen con su señora madre. (Foto: Cortesía/Carmen Marcet)

UN VIAJE SIN REGRESO

En el año 2000 Carmen llegó al estado de Oklahoma, después viajó a la ciudad de los Ángeles, y en 2002, arribó a Filadelfia, donde buscó opciones de trabajo, y llegó sin proponérselo a una agencia de servicios de intervención temprana en niños de educación especial, donde la contrataron y la guiaron para recibir la capacitación necesaria para ser terapista de educación especial para niños menores de 3 años.

Carmen en su lugar de trabajo “Bi-Lingual Therapy Solutions”. (Foto: Cortesía/Carmen Marce
 

Para mejorar en su labor Carmen comenzó a preparase más y más. “Tomé talleres, cursos, escuchaba webinars, asistía a conferencias, etc. Yo no había trabajado con niños que tenían alguna discapacidad, así que usé mi ingenio profesional para motivar y ayudar a los niños latinos del sur de Filadelfia con problemas de lenguaje; también gracias a que hablo francés pude atender a haitianos y a familias del oeste de África”, recordó.

Con el paso de los años, Carmen llegó a ser una experta en el área, y hoy, se desempeña como supervisora de alrededor de 40 terapistas en “Bi-Lingual Therapy Solutions”, una de las agencias de intervención temprana para niños de hasta 3 años con necesidades especiales o que muestran retraso del desarrollo, una labor que disfruta plenamente.

“Todos los niños tienen un potencial y no sabemos hasta donde pueden llegar”

MISIÓN DE VIDA

Carmen participó por muchos años en Casa Monarca, donde tenía un grupo de juegos bilingüe para madres y bebés, en el cual los niños aprendían inglés, al igual que sus madres, quienes considera, que eran relegadas por la sociedad por no hablar el idioma local, lo cual generaba la división de las familias. Asimismo, se esforzó por preservar el idioma español entre los alumnos y promover la importancia de la biculturalidad del inmigrante.

Durante su trabajo Carmen se centró en investigar acerca del bilingüismo y cómo los niños desarrollan el aprendizaje de un segundo idioma.

“La educación especial, es mi misión de vida”

Como activista Carmen ha sido organizadora comunitaria de diversos eventos, como el realizado en 2006, en contra de la aprobación de la propuesta de ley HR-4437, que calificaba como delincuentes a los extranjeros indocumentados y a cualquier persona que los ayudara, inclusive, rentándoles una propiedad.

SU SUEÑO

“Sueño con un centro donde pudiera trabajar con familias, niños y mujeres en un ambiente enteramente inclusivo, y dejar claro que las personas como yo, tienen diferentes capacidades de aprendizaje y no por eso, se nos ha de negar las mismas oportunidades”. Concluyó.

“Todo ser humano pertenece a una sociedad y debe ser incluido”

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