En una reunión de GACLA en Harrisburg, Pensilvania. (Foto: Cortesía/Gilberto González)

Desde joven, Gilberto González ha estado inmerso en la lucha contra la gentrificación y sus efectos en la comunidad latina de Filadelfia. Creció en Spring Garden, donde su familia formaba parte de la comunidad puertorriqueña. Junto a su padre, Teófilo, ayudaba a los vecinos que se mudaban al vecindario. Los valores transmitidos por su padre han guiado su vida. 

“Mi mamá es de Cuamo y a los abuelos míos les decían los indios porque parecen taínos. Mi papá es primera generación de puertorriqueño. Mi abuelo era marino de buque mercante de Galicia y conoció a mi abuelita, Angelita, quien era de Sicilia, y se la llevó a Puerto Rico”, comparte. 

Gil nació en Filadelfia y vivió en la calle 17 y Green. En un principio, la comunidad puertorriqueña más grande del estado, por décadas, estaba en la 20 y Green. Bajo la presión de la gentrificación, su familia se mudó al área de Norris Square. “Para los 60 y 70, cuando salí del barrio para ir a la escuela, el racismo contra los puertorriqueños y los latinos era terrible y violento; mataban a la gente. Por eso nació la ganga 20G, para que uno llegue bien al trabajo, a la casa, a la escuela”, cuenta. 

Gilberto González en su hogar en Norris Square. (Foto: Leticia Roa Nixon) 

Para él sigue habiendo un racismo bien fuerte contra los latinos en esta ciudad. “No puedo hablar de otras ciudades, pero aquí eso está pasando con la comunidad mexicana. En el sur y el norte, cuando los mexicanos colectan dinero en efectivo del trabajo, la policía va y les cae encima, les quitan el dinero”, explica. 

Su padre, Teófilo González. (Foto: cortesía/Gilberto González) 

RESILIENCIA ANTE EL RACISMO 

Estudió en la escuela primaria pública Laura W. Waring, en la 18 y Spring Garden. En los años 70 la superintendente decidió hacer desegregación. Llevó cuatro buses de latinos y afroamericanos del norte a escuelas en el sur, en particular a Southwark, donde estaban las comunidades italianas e irlandesas. Gil presenció cómo los adultos les gritaban a los niños ‘spic’ y otras vulgaridades. 

Sus padres le explicaron lo que era racismo. Cuando estudió en la escuela Ben Franklin, “la comunidad afroamericana me acusó de ser blanco, me cayeron encima, me rajaron la cabeza y me dañaron la espina, porque me dieron con tubos”. Después asistió a la escuela Kensington, donde tampoco le fue bien, porque “había muchos americanos”, hasta que por fin llegó la escuela superior a Edison. 

Su papá le regaló una cámara fotográfica y luego empezó a hacer pintura y grafiti. “El arte fue lo que en verdad me salvó”, relata. Estudió arte y fotografía en el Community College of Philadelphia, y en 1988 matriculó diseño gráfico y fotografía en la Universidad de las Artes.  

Alguien le sugirió que llevara su arte al Taller Puertorriqueño. Tenía veintitantos años y habló con el director de entonces, Johnny Irizarry. Su primera exhibición, “Dos Caras”, trató sobre la gentrificación que sacó a los latinos de Spring Garden. “Tuvo mucho éxito, atrajo mucha atención; Johnny estuvo muy contento”, asegura. Luego le ofrecieron trabajo en el Taller Puertorriqueño. Johnny, mentor y amigo, guio la vida de este artista. 

Con Edgar Ramírez y Olga Rentería de Philatinos. (Foto: cortesía/Gilberto González) 

LA GENTRIFICACIÓN 

La gente que salió de la 17 y la 20 y Green se mudó a Norris Square. Iris Brown y otras familias eran de la 20 y Green. “Ahora nos están atacando de nuevo aquí en Norris Square, desde hace más de 10 años”, expresa Gil. En el vecindario quedan pocos negocios latinos. “Como comunidad la falla fue que no preparamos a la gente para no aceptar cien mil dólares por su casa. En realidad, cien mil lo gastas en un año. Nunca se educó al pueblo en las finanzas”, opina. 

Cuando Ángel Ortiz aún no era concejal, el padre de Gilberto e Hiram Carmona trabajaban juntos en la 20 y Green, cuando estaban sacando a la gente de los apartamentos. “La concejal Quetcy Lozada es brava, está haciendo cosas que nadie ha hecho, que no se atrevían a hacer, y está siguiendo el ejemplo de Angel Ortiz. Cuando la oí hablar, me dio mucha esperanza, porque es lo que necesitamos, poder político”, precisa. 

Según este padre de familia, los políticos y las organizaciones comunitarias se han olvidado de los niños. “Los vendedores de drogas incluso ofrecen muestras de opioides a los niños”. Cuando su hijo iba a la escuela en Kensington, Gilberto y el guardia de seguridad tenían que jalar a los niños para que entraran al recinto de clases porque los traficantes los empujaban y tiraban al piso. Gilberto lleva abogando durante más de 10 años por los niños de Kensington, ya sea escribiendo artículos o asistiendo a reuniones. 

EL DOCUMENTAL 

En 2016, este artista visual produjo un documental sobre la ganga 20G, la pandilla puertorriqueña más antigua de Pensilvania. El filme, titulado “20G: Heroes. Soldiers. Boricuas.”, ganó la medalla de bronce de los premios Spotlight. 

La entonces concejal María Quiñones-Sánchez apoyó el proyecto porque era una historia que debía ser contada. Nacida en las calles 20 y Green en los 70, la ganga protegía a la comunidad boricua de ese vecindario, de afroamericanos y blancos. Se paraban en las esquinas y acompañaban a los ancianos a sus hogares, se aseguraban de que los niños llegaran a la escuela y regresaran a casa sanos y salvos. 

Debido a que estaban en las esquinas, los policías del Distrito 9 a menudo los golpeaban y los confundían con traficantes de drogas. “La historia de la 20G da una perspectiva sobre problemas sociales como la violencia de pandillas, la brutalidad policial, el uso de drogas y la gentrificación, que siguen siendo relevantes hoy día”, agrega. 

Con una de sus pinturas. (Foto: Leticia Roa Nixon) 

LA POLÍTICA 

La primera vez que se postuló para un cargo público fue porque el entonces representante estatal del Distrito 181, Curtis Thomas, estuvo en ese cargo durante 30 años. “Yo sé que no iba a ganar, pero lo hice para aprender del proceso y aprendí mucho”. El representante estatal actual es Malcolm Kenyatta. 

La segunda vez que decidió postularse fue contra Brendan Boyle, congresista del segundo distrito de Pensilvania. El mensaje de Gil era de unión, de poder para la comunidad latina, lo cual no era bien visto por los jerarcas demócratas. “Otra cosa que aprendí es que en esta ciudad si no tienes el apoyo del partido, no puedes aspirar al cargo”, comenta. Son pocos los que ganan sin el apoyo partidista, María Quiñones Sánchez lo hizo, pero ella contaba con el respaldo de los líderes de precinto y de progresistas. 

Gilberto y Leticia Roa Nixon.

EL VOLUNTARIADO 

Gil fue parte del comité de defensa de la iglesia La Milagrosa junto con la líder Gloria Cazarez y miembros de la comunidad. En el aspecto deportivo trabajó con el campeón mundial de balonmano Wally Amaro, para establecer la Asociación de Balonmano de Pensilvania y organizar el primer torneo en Filadelfia. 

Ha sido parte del Community College of Philadelphia durante más de tres décadas y es anfitrión del programa televisivo sobre temas actuales “Entre Nosotros” en CCPTV (Comcast53 – Fios21). 

Está casado con Loraine Ballard Morrill, directora de noticias y asuntos comunitarios de iHeartMedia Philadelphia, desde el 12 de septiembre de 2020. Tiene tres hijos: uno de 30 que vive en California, otro de 24 que está en la Fuerza Aérea y un menor de 19 años; el hijo de Loraine tiene 34 años. 

Gilberto González.

* Spic (o spick) es un insulto étnico utilizado en los Estados Unidos para describir a los hispanos y latinoamericanos, o personas de habla hispana de América Latina. 

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