Foto ilustrativa EFE

Garnet Valley, PA – Las vacunas contra COVID-19, igual que la enfermedad, han tomado un lugar central en las noticias, y no todo lo que oímos es bueno. ¿Cuál es entonces la importancia de vacunarnos?

En el 2019, antes de que la pandemia comenzara, la Organización Mundial de Salud (WHO por sus siglas en inglés) registró el movimiento contra vacunas como una de las diez mayores amenazas a la salud pública. Las vacunas salvan vidas y su costo es efectivo. Sin embargo, las comunidades latinas y negras se vacunan en una proporción más baja que otras comunidades. El Centro de Control de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) recomienda que los adultos reciban vacunas contra la influenza, pulmonía, hepatitis B, tétano, difteria, tosferina, culebrilla y ahora COVID-19.

En general las vacunas son bien seguras y protegen la salud. Los efectos secundarios al recibir una vacuna son usualmente livianos, como por ejemplo una reacción en el lugar de la inyección, una fiebre baja, rinorrea o moquillo y otros síntomas respiratorios. La alternativa al no ponerse la vacuna es el riesgo de enfermarse. En la temporada de influenza del 2018-2019 se estima que 35.5 millones de personas sufrieron la enfermedad, de los 490,600 fueron hospitalizados y 34,200 murieron. Muchas de esas muertes pudieron ser prevenidas con la vacuna.

El porcentaje de latinos que han contraído COVID-19 o muerto a causa del virus es muy alto comparado con otros grupos. Un estudio reciente muestra que el 70% de los hispanos dicen que se pondrán la vacuna, pero solo el 25% quiere ponérsela lo más pronto posible. Esto pone a nuestra comunidad en riesgo. En una presentación de la Asociación Nacional de Médicos Hispanos (NHMA), el doctor mexicano Ilan Shapiro, mencionó que “tenemos que vacunar a nuestras comunidades con una dosis de verdad para proteger contra el miedo”.

La seguridad de las vacunas es una prioridad del CDC. La data obtenida hasta el momento es que las dos vacunas aprobadas para proteger contra el COVID-19 son seguras. Ambas fueron probadas en miles de adultos de diversas comunidades, incluyendo adultos mayores y con diversidad racial. Por ejemplo, los estudios clínicos de la vacuna de Pfizer incluyo 13% de hispanos y 10% de negros. El estar representados en estos estudios nos da más seguridad en la vacuna.

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La Dra. Judith Flores dijo al NHMA que “el poder regresar al trabajo de forma segura y el proteger a nuestros familiares debe motivarnos a ponernos la vacuna”. Le recomiendo que busque más información en español sobre las vacunas en el sitio web del CDC y consulte con su médico.

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