El jefe del Estado Mayor de la Defensa de Estados Unidos, general Mark Milley. (Foto: EFE/CAROLINE BREHMAN/Archivo)

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se enfrenta a uno de los momentos más delicados desde su llegada a la Casa Blanca, tras el caótico repliegue de Afganistán y el rápido ascenso de los talibanes, pese al apoyo mayoritario de sus conciudadanos a la retirada de las tropas estadounidenses del país asiático tras 20 años de guerra.

Si bien la salida de Afganistán cuenta con el respaldo de siete de cada diez estadounidenses, según la última encuesta del laboratorio de ideas Chicago Council on Global Affairs, las imágenes de centenares de afganos agolpados en el aeropuerto de Kabul tratando de acceder de forma desesperada a los aviones estadounidenses arrojan sombras sobre la capacidad de liderazgo mundial de Washington.

Con estas escenas, el mandatario ha perdido «mucho respeto y credibilidad», según Steffen Schmidt, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Iowa, en declaraciones a Efe.

«Creo que después de esta semana a Estados Unidos le va a costar más conseguir aliados. ¿Quién va a confiar en Estados Unidos ahora?», opinó Schmidt, quien subrayó el «enfado» entre el sector más progresista del Partido Demócrata por haber «abandonado» a las mujeres afganas a merced de los fundamentalistas.

MALOS PRESAGIOS

Biden, quien llegó a la Casa Blanca prometiendo el regreso de Washington a la esfera internacional tras el aislacionismo de su predecesor Donald Trump (2017-2021), ofreció a inicios de esta semana un discurso en el que se reafirmó en su decisión de salir de Afganistán ya que el objetivo, dijo, «nunca» había sido crear una democracia en ese país”.

Además, culpó de lo sucedido a las fuerzas y al Gobierno de Afganistán y, sin atisbo de autocrítica, remarcó que ya no estaba en los intereses de Estados Unidos mantener la presencia en esa nación, donde Washington invirtió más de dos billones de dólares y más de 2.300 estadounidenses perdieron la vida en las dos décadas de guerra.

«No ofrece buenos presagios para el resto de su Presidencia. El mundo ha visto cómo un presidente ha retratado la rendición como un acto de valentía política, y la retirada como sabiduría estratégica», subrayó el diario conservador The Wall Street Journal en su duro editorial del martes.

Por su parte, Trump, quien negoció el pacto de retirada con los talibanes, cargó contra Biden y aseguró que la salida de Afganistán es el «resultado militar más vergonzoso en la historia de Estados Unidos».

Afganos, incluidos los que trabajaron para los EE. UU., la OTAN, la Unión Europea y las Naciones Unidas en Afganistán, esperan frente al aeropuerto internacional Hamid Karzai para huir del país, después de que los talibanes tomaron el control de Kabul, Afganistán. (Foto: EFE/STRINGER)

HARTAZGO DE LA GUERRA EN EE. UU.

Consciente del cansancio y hartazgo entre la población estadounidense, Biden parece dispuesto a asumir las críticas y buscar centrarse en su ambiciosa agenda de reestructuración de la economía nacional.

«El discurso del presidente sobre Afganistán fue efectivo porque remarcó que la guerra más larga de la historia de Estados Unidos debe terminar y que nunca será un buen momento para hacerlo. Esto conectó con la mayoría de las personas, de las que 70 % quieren acabarla ya», indicó Larry Sabato, director del Centro de Política de la Universidad de Virginia, en su cuenta de Twitter.

El respaldo es, además, bipartidista, con más de 70 % de los demócratas e independientes en favor de la salida, y 56 % de los republicanos de acuerdo, indica el sondeo del Chicago Council on Global Affairs.

Kyle Kondik, analista del Centro de Política de la Universidad de Virginia, pronosticó que a medio plazo «el público pasará página» y recalcó que el» foco» de la Administración de Biden siempre ha sido la política interna.

«El evento más comparable es la caída de Saigón en 1975, que no tuvo una presencia prominente en las elecciones de 1976. Y el compromiso militar en Vietnam entonces -y como consecuencia el interés público- era mucho mayor en su momento álgido que el compromiso en Afganistán», acotó.

NO HABÍA NADA QUE INDICARA LA VELOCIDAD DE LA CAÍDA

El jefe del Estado Mayor de la Defensa de Estados Unidos, general Mark Milley, acompañado por el secretario de Defensa Lloyd Austin, dijo el pasado miércoles que no había nada que indicara el colapso del Ejército o del Gobierno afganos en 11 días, ante el avance de los talibanes.

No obstante, el general subrayó que EE. UU. había trabajado con varios escenarios posibles tras su repliegue de Afganistán a la hora de elaborar sus planes de retirada, y que uno de dichos escenarios era el actual.

Agregó que otros escenarios posibles contemplaban una guerra civil y un acuerdo negociado.

Austin aseguró que «no ha habido interacciones hostiles con los talibanes» en los últimos días y que las líneas de comunicación siguen abiertas con los insurgentes.

Afirmó que su principal prioridad es evacuar a todos los estadounidenses y a los colaboradores afganos a través del aeropuerto internacional Hamid Karzai de Kabul; por lo que las fuerzas de EE. UU., en colaboración con fuerzas aliadas, han establecido posiciones de defensa en los alrededores del aeropuerto.

Milley puntualizó que, pese a que han enviado refuerzos a Afganistán para garantizar la seguridad del aeropuerto y las evacuaciones, «la situación todavía es muy peligrosa», y subrayó que si hay alguna amenaza EE. UU. «adoptará una acción militar de inmediato y sin dudar».

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