Adriana Linares, violista, pedagoga y empresaria. (Foto: Vanessa Briceño-Scherzer)

Durante todo el año en Impacto contamos historias de hispanos de todos los ambientes y estratos, que se distinguen por hacer un trabajo digno de admiración, que da testimonio de la riqueza que ofrecen los latinos en esta región de los Estados Unidos.

En este Mes de la Herencia Hispana iniciamos por presentar la historia de una artista con propósito. La violista venezolana Adriana Linares es la fundadora, directora artística del Cuarteto de Cuerdas Dalí; en la actualidad integrado por ella con viola, Ari Isaacman-Beck, primer violín, Carlos Rubio, segundo violín y Jesús Morales, violonchelo.

Ari Isaacman-Beck, primer violín. (Foto: Kaitlyn Ferris)
Carlos Rubio, segundo violín. (Foto Vanessa Briceño-Scherzer
Jesús Morales, violonchelo. (Foto: Vanessa Briceño-Scherzer)

Inspirada en el afamado pintor español Salvador Dalí, por su creatividad e innovación, nombró así a su cuarteto porque “creemos en eso también para la música, innovar, crear y conquistar audiencias con música de compositores españoles tanto de música romántica como clásica”, explica.

Nacida en la capital venezolana de Caracas, comenzó a estudiar violín a los 7 años. Su profesor fue el violinista checo Emil Friedman Kossuth, fundador del Colegio Emil Friedman de Caracas. Una de sus frases favoritas era “no hay cultura sin cultura musical” ya que según él la música abre un camino muy especial para ir desarrollando el sentimiento de los niños, la sensibilidad y motivación hacia otras manifestaciones del arte.

Además de estudiar el violín, esta talentosa niña cantaba en el coro y tomaba clases de ballet.

La violista venezolana ha sembrado semillas que fructificaron. (Foto: Vanessa Briceño-Scherzer)

DEL VIOLÍN A LA VIOLA

“La viola es la hermana mayor del violín y me encantó el sonido más grave. Además, tiene un rol de apoyo, en vez del violín que es protagonista; aunque tiene sus momentos protagónicos también”. Por otra parte, hay menos violistas que violinistas y a los 15 años, “fue la mejor decisión que he tomado”, afirma.  A esa edad declaró que iba a tocar siempre en cuartetos. Para ello se requiere de compromiso y perseverancia, como en un matrimonio, expresa.

Había conocido a Carlos Rubio quien se comunicó con ella pues necesitaba de una viola y chelo. Así surgió el Cuarteto América cuyos integrantes eran venezolanos y su misión era difundir la música latinoamericana.

El Cuarteto Dalí se ha destacado a nivel internacional. (Foto: Ryan Brandenber)

NUEVA VIDA EN ESTADOS UNIDOS

A los 17 años viajó a Pittsburgh para estudiar primero inglés por año y medio y después obtuvo su licenciatura. Uno de sus maestros fue el israelita Atar Arad quien daba clases en la universidad de Indiana Bloomington.

En el año 2000, se trasladó a Filadelfia para solicitar clases en el Instituto Curtis, pero tenía 24 años y el tope de edad era de 23. Sin embargo, obtuvo su maestría en ejecución musical de la viola en la Universidad Temple donde estudió con el violista Roberto Díaz quien es el presidente del Instituto de Música Curtis.

Adriana es la fundadora de The Arts and Community Network (ArCoNet), una organización sin fines de lucro establecida en 2012 con base en North Wales, PA. Bajo la sombrilla de esta organización, ha lanzado programas musicales innovadores incluida la academia de cuerdas con 120 estudiantes, una orquesta de cámara juvenil, retiros intensivos en campamento local y la creación del Festival de Música Internacional Cuarteto Dalí, el cual cumplió 20 años de existencia en julio. “Este año participaron músicos de Bulgaria, Corea, Cuba, México, Venezuela y Puerto Rico”, comenta.

El Cuarteto Dalí se ha destacado a nivel internacional. (Foto: Ryan Brandenber)

SU MAYOR LOGRO

“Mi mayor satisfacción ha sido ver esas semillas que hemos sembrado, a esos niños que conocí a los ocho o nueve años convertirse en artistas, como mi hijo; ir a escuelas y conservatorios a nivel internacional. Verlos crecer y volver a nosotros como maestros y colaboradores”.

Adriana disfruta de comer y ensayar juntos, porque son como una gran familia. Sus estudiantes son ahora miembros de la junta directiva y donantes, por lo que todavía están conectados a ArCoNet. “Podemos compartir no solo la experiencia de la música, sino de las relaciones humanas de esta red”.

Adriana es una incansable artista, y en su altruismo ha sido mentora de cientos de estudiantes que han logrado carreras exitosas en la música como artistas, educadores, y administradores en el campo del arte

EL APOYO DE LA FAMILIA

De su padre Alfredo Linares Gabaldón un destacado periodista comunitario, aprendió la importancia de las relaciones humanas y la red de conexiones sociales. “Más importante que el dinero son las relaciones que tú tienes, lo que más significa es estar conectados en la comunidad. Si te sientes bien todo va a salir muy bien”. Su madre le enseñó relaciones públicas mientras que su padre es maestro en organizar eventos. Algo que no aprendió en ninguna clase y le ha ayudado de modo determinante en la administración de ArCoNet y en su carrera profesional. Dice con orgullo, “mi papá sigue siendo mi mayor promotor y admirador”.

En la actualidad, Adriana es parte de la facultad de la Universidad West Chester de Pensilvania, como parte de la residencia del Cuarteto Dalí. Realiza presentaciones con regularidad como la viola principal o como asistente de viola con el Colectivo Iris y la orquesta sinfónica de Harrisburg. La artista y profesora, fue nombrada recientemente como parte de la mesa directiva de Chamber Music America.

Sus grabaciones han recibido aclamo internacional en Venezuela, Puerto Rico, México, Canadá y los Estados Unidos

En su tiempo libre gusta cocinar, viajar, disfrutar caminatas y la naturaleza, así como pasar tiempo con su familia y amigos. De hecho, su hijo Andrés Sánchez Linares es chelista y está estudiando su maestría en Boston.

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