Fotografías tomadas desde un dron, el 16 de mayo de 2021 en Quito Ecuador. (Foto:EFE/José Jácome).

Buenos Aires, Argentina- Partiendo de la base de que cada gobierno debería respetar la libertad de expresión de los medios de comunicación, día a día nos encontramos con un sinnúmero de hechos que echan por tierra esos fundamentos. Peligrosamente, muchos países están socavando las raíces mismas de dicha premisa, haciendo lo imposible para que los pueblos no conozcan las verdades ocultas detrás de la parafernalia gubernamental.

Hace unos días, con motivo de celebrarse el día Mundial de la Libertad de Prensa, la organización Reporteros sin Fronteras, publicó la clasificación anual de libertad de prensa en el mundo y es preocupante en todo sentido. En cuanto a los países de Latinoamérica, la situación más crítica se da en Cuba que ocupa el puesto 171 entre 180, seguido por Honduras en el lugar 151, Venezuela en el 148, México en el 143 y Argentina en el 141; esta clasifica los tiene considerados como “países con riesgos significativos”. Es destacable  el lugar que ocupa Costa Rica, ya que luce imponente en el quinto puesto a nivel mundial entre los países que más respetan la labor periodística, al igual que Uruguay.

El mismo informe de la ONG indica que “Casi todos los indicadores están en rojo. Con algunas raras excepciones, el entorno laboral de los periodistas que ya era hostil y complicado antes de la crisis del coronavirus se ha deteriorado aún más”

En lo particular no es difícil creer en la veracidad de dichos datos. De hecho,  la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) mostró su preocupación por la situación reinante e hizo hincapié en lo que está sucediendo en México, donde aseguran que Andrés Manuel López Obrador, es uno de los presidentes que más hostiga al periodismo. Precisamente, en uno de sus últimos discursos, no tuvo ningún reparo en decir que “En México hay una prensa tendenciosa que se dedica a mentir”.

Históricamente, la lucha entre los gobiernos y la prensa, comienza cuando los primeros se van apartando de las promesas de campaña y llevan los destinos del país a su conveniencia. Ante tales circunstancias, los medios informan y es ahí donde se produce el quiebre. Se recortan las pautas publicitarias o se entregan displicentemente a los medios afines al gobierno y se forma la grieta entre la realidad y lo que políticos quieren escuchar.

En Argentina, más allá de lo conocido en cuanto al desprestigio impuesto a los medios que no son “amigos” del gobierno, se quiere hacer un seguimiento de las redes sociales, blogs y comentarios en foros de diarios y portales de televisión y así evaluar el comportamiento de la población ante los anuncios oficiales.

En estos días, algunos usuarios de Facebook vieron suspendidas sus cuentas durante un mes por los comentarios hechos en contra de las actividades del presidente y el resto de su gabinete.

Bolivia ha limitado la publicidad oficial a los medios de comunicación que “mienten o hacen política partidista” además de consumar detenciones arbitrarias de reporteros, gozando de una impunidad absoluta. Brasil, Venezuela y El Salvador, se clasifican como las naciones donde los periodistas han hecho más denuncias sobre bloqueos o dificultades para acceder a la información oficial. Al respecto, Christophe Deloire, secretario general de

 RSF, dijo que “Varios fejes de Estado, como Maduro en Venezuela o Bolsonaro en Brasil, han propagado falsas informaciones, incluido sobre el Covid 19, o han acusado a periodistas de propagar falsas informaciones”.

Otro caso preocupante es el de Nicaragua, donde el régimen de Daniel Ortega ha implementado un ataque a los periodistas y reporteros gráficos que no comulguen con su forma de proceder, obligando a estos a pedir la colaboración de los colegas del mundo a fin de terminar con esta tiranía hacia ellos. Una situación parecida a la de Paraguay, Colombia y Ecuador.

En el resto de los países latinoamericanos, la situación es bastante parecida. De todos modos, en cada uno de ellos hay una preocupación general contra los gobiernos que quieren comunicar la realidad con el látigo en la mano y se molestan contra quienes informan cómo debe ser.

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