Hinchas argentinos festejan frente al Obelisco de Buenos Aires la victoria de la selección de su país sobre Croacia en las semifinales del Mundial, el martes 13 de diciembre de 2022 (AP Foto/Víctor R. Caivano)

Buenos Aires, Argentina- Las calles explotan, la gente abandona sus autos y los deja estacionados en cualquier parte, como si escaparan del fuego del fin del mundo. Suenan las bocinas, vuelan petardos y papeles al aire; explotan los sentimientos, las emociones contenidas, las broncas por las injusticias a la que estamos sometidos permanentemente quienes vivimos en este suelo que tiene muy pocos motivos para estar alegre y festejar.

Es la fiesta de todos los que no llegan a fin de mes, de los que sufren por la inflación, de los que estamos cansados de los políticos que piensan solamente en ellos

Euforia con gritos desencajados, con familias enteras vestidas de celeste y blanco, con abrazos apasionados con cualquiera. En la fiesta de todos se unieron clases sociales, amigos espontáneos, conocidos de hace un rato, el cartonero que recogía esperanzas de vida, y hasta  miembros de la policía con los ojos llenos de lágrimas y con las ganas de festejar contenidas en su uniforme.

Hinchas argentinos trepan a un poste en Buenos Aires durante los festejos por la coronación en la Copa del Mundo, el domingo 18 de diciembre de 2022 (Foto: AP/Matilde Campodonico)

Hubo venezolanos, ecuatorianos, hondureños, japoneses, peruanos, bolivianos y de todas partes del mundo; muchos de ellos con las camisetas argentinas en su pecho. Un crisol de razas que no se quiso quedar afuera de semejante festejo.  Si hasta los típicos vendedores senegaleses recogieron sus mantas llenas de baratijas para abrazarse con cualquiera que tuvieran al lado.

Gorros, banderas, vinchas, serpentinas, cornetas y cualquier cosa que tuviera los colores y que sirviera para guardar el recuerdo en las cabezas de la abuela, que tal vez no vuelva a ver otra manifestación semejante; y también la de los chicos con la camiseta “trucha” con el nombre del mejor jugador de la historia (¿Título compartido con Maradona?). Todas las camisetas dicen “Messi” y las estrofas de los cantos inventados en el momento tienen a Messi y las risas convertidas en llanto también dicen Messi.

El delantero argentino Lionel Messi canta el himno previo a la final de la Copa Mundial entre Argentina y Francia en el estadio Lusail el domingo 18 de diciembre de 2022, en el Lusail, Qatar. (Foto: AP/Manu Fernández)

En un segundo plano está el resto de los gladiadores, todos en un podio compartido y a la misma altura. No importó si jugaron algunos minutos o si tuvieron un contrato imaginario de alquiler con el banco de los suplentes, porque si hubo algo que caracterizó a este grupo, fue la unidad y el compañerismo, en cada entrenamiento, en cada partido (jugando o alentando), en cada cena y en aquel momento de decepción después del debut con derrota, y con presagio de final de ciclo.

Las imágenes de la televisión mostraban en pantallas gigantes distintos festejos en el resto del país, desde Ushuaia hasta La Quiaca. Miles de kilómetros vestidos de celeste y blanco; decenas de motivos, cientos de emociones, millones de lágrimas.

Se sabe acabadamente que el fútbol es la pasión de las multitudes y eso y no otra cosa, quedó certificado en cada una de las calles argentinas que ayer explotaron de alegría y pasión por el triunfo de la selección nacional en el campeonato Mundial jugado en las lejanas tierras qataríes.

Hinchas argentinos festejan en Buenos Aires tras la coronación en la final de la Copa del Mundo, el domingo 18 de diciembre de 2022 (Foto: AP/Gustavo Garello)

El Director Técnico de la selección derrotada de Francia, Didier Deschamps dijo “Ellos estaban jugando la final del mundo”. Agregó que los 47 millones de habitantes de este bendito país, también…

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