Norristown, PA – Hace dieciocho meses mi familia y yo llegamos al país “del sueño americano”, donde todo ocurre y donde todo es posible. Un proyecto de trabajo y un vuelo de seis horas nos trajo hasta acá con muchas expectativas. Al descender del avión comenzó esta aventura, mí aventura, los Estados Unidos era ahora mi casa.

Al llegar todo me pareció diferente, los árboles, la arquitectura de las calles, los señalamientos, la forma como hablaban las personas y hasta su apariencia misma. Descubrí toda una diversidad cultural. No obstante, el arribo al país “de las oportunidades” fue grata y emocionante. Un lugar donde muchos han perdido hasta la vida por llegar, y donde ahora yo me encontraba lista para conquistar mi propio sueño. Al principio fue un reto adaptarme al clima, al horario, a las costumbres y hasta los días de festejo. Empecé a extrañar todo, a la familia que se quedó, a la comida, al puesto de tamales en la esquina, la paletería donde compraba mi paleta de guayaba o de tamarindo; la muchedumbre y lo colorido del mercado, la venta de plantas, quesos, tortillas, verduras, frutas, antojitos, piñatas y artesanía. Qué difícil fue dejar mi rutina, mi universidad, mis alumnos, mi trabajo, mis amigos, mis pasiones, mi espacio, mi zona de confort.

Llena de incertidumbre, comencé por aceptar el idioma, a familiarizarme con el vecindario y con la gente de la calle, del mostrador, del centro comercial, y del restaurante. Así, topé con otras personalidades, singulares entre ellas, pero con el mismo fin, ser mejores seres humanos. Al paso del tiempo, encontré buenas personas, nativas y migrantes; y hoy, ¡tengo amigos de todo el mundo! Actualmente, tengo la bendición de trabajar como voluntaria en el Centro de Cultura, Arte, Trabajo y Educación (CCATE) en Norristown, un lugar que me ha permitido aportar y trabajar para la comunidad latina, compartir mis conocimientos con ellos me llevó a vencer retos personales y a tener gratas satisfacciones. Asimismo, he tenido la oportunidad de hacer otra de mis pasiones, escribir, divulgar el conocimiento a través del periodismo.

Estados Unidos para mí, fue siempre un lugar lleno de contrastes; de paz comprometida, donde se encuentran los mejores científicos y deportistas, al mismo tiempo donde hay racismo, discriminación y desigualdad. Un país donde la ciencia y la tecnología que ha llevado el hombre a la luna no ha podido con los problemas de contaminación y la extinción de los recursos naturales, con un paisaje que se caracteriza por los imponentes edificios de sus ciudades, mientras es rodeada de exuberante y vasta naturaleza. EE.UU es el lugar que hizo surgir lo mejor de mí, desafiar mis debilidades y valorar mis cualidades. Aquí, entendí que, “mi verdadero hogar es aquel donde yo esté, donde disfrute hacer lo que me gusta hacer” ¡Y voy por más!

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