Los pequeños negocios en Estados Unidos son el motor de la economía y emplean a millones de personas en el país, entre ellos a la comunidad hispana.

Filadelfia, PA – Henry Alvarado, un emigrante guatemalteco de 48 años que se quedó sin trabajo después que las autoridades del estado de Pensilvania ordenaron el cierre para mitigar el contagio por coronavirus, está moderadamente optimista con la decisión del gobernador Tom Wolf de reabrir ciertos sectores de la economía.

El entusiasmo de Alvarado es relativo. Todavía deberá esperar porque vive en Filadelfia, donde por ahora no habrá grandes cambios debido a la elevada cifra de infectados con COVID-19.

“(El) coronavirus me dejó sin trabajo (…) y hasta ahora no ha abierto el restaurante y espero en dios que ya le bajé (…) que dios ayude para que se calme lo que está pasando porque hay personas que ya perdieron casas por no pagar”, dijo Alvarado a la Voz de América.

El plan de reapertura gradual de Pensilvania incluyó desde el pasado viernes a 24 condados ubicados sobre todo en zonas rurales del estado. El 15 de mayo reabrirán otros 13 condados donde se reportan bajas cifras de contagios y muertes.

Las restricciones -incluyendo mantenerse en casa- se mantienen para los condados más próximos a Filadelfia, donde el coronavirus ha costado la vida a 891 personas de las 3.779 reportadas hasta el domingo en todo el estado de Pensilvania.

Datos recientes entregados por el gobierno local de Pensilvania indican que, de los 58.560 contagios reportados hasta el domingo 10 de mayo, unos 3.000 corresponden al sector de la salud y más de 2.000 son trabajadores de la industria de comida.

Los pequeños negocios en Estados Unidos son el motor de la economía y emplean a millones de personas en el país, entre ellos a la comunidad hispana.

“A todos nos ha afectado. Aquí todos los meses llega la renta (…) hay que pagar y sacar para la renta y la comida”, dijo a la VOA Ricardo Molanco, un mexicano de 36 años, que trabaja en el mercado Di Bruno Bros., en Filadelfia.

En el negocio, que comercializa pastas, jamones, quesos y chorizos, todo ha cambiado, cuenta Molanco: “Es una nueva manera de luchar día a día, no es como antes, ahora hay que tener más higiene, lavarse las manos cada 5 o 10 minutos, tener lo necesario, como tapabocas, ya sea una badana para que no ocurra que nos contagien del virus o pudiéramos nosotros hacer lo mismo”, apunta.

Para aliviar la situación de los más impactados por el tema de la vivienda, el estado de Pensilvania pone en marcha a partir del martes el Programa de Ayuda de Emergencia para Inquilinos durante la COVID-19.

Pero los fondos son limitados y no todos califican. Los seleccionados recibirán 2.500 dólares por cada periodo de tres meses, que se podría extender hasta un año previa reevaluación de cada caso.

“Mi comunidad está pidiendo ayuda”

La tasa de desempleo en Estados Unidos era del 3,5% en febrero, previo al embate del coronavirus. En la primera semana de mayo, la tasa de desempleo fue de 14,7%. Entre los hispanos, el mismo indicador alcanzó el 18,9%.

Cifras oficiales indican que en abril se perdieron en Estados Unidos 22,5 millones de empleos.

La VOA conversó en el conocido mercado italiano en Filadelfia con miembros de la comunidad latina que se han mantenido trabajando, pero cuyas rutinas están alejadas de lo que antes del coronavirus se conocía como normalidad.

En este popular mercado, -situado al sur de la ciudad-, abundan tiendas de alimentos, cafeterías, restaurantes, panaderías y dulcerías. En los últimos años, emigrantes latinos se han instalado en el lugar con negocios y comidas típicas de países como México, Guatemala y El Salvador.

En mi comunidad hay escasez de trabajo y mi comunidad está pidiendo ayuda, pidiendo ayuda para comer. Eso es un gran impacto porque necesitan y al necesitado hay que ayudarlo”, dijo Alma Romero, una mexicana de 42 años, que trabaja en el mercado Marcos, que vende mariscos y pescados.

“Como nosotros vendemos comida, gracias a dios tenemos (trabajo), está funcionando. Estamos abiertos al público, pero siempre tomando nuestras precauciones”, agregó Romero.

La mentalidad de salir adelante

Los negocios que van abriendo en Pensilvania, entre ellos ciertos comercios, peluquerías y otros servicios públicos, están obligados a mantener protocolos de distanciamiento social y uso de mascarillas para evitar la propagación del muchas veces letal coronavirus.

“En los próximos meses todos en Pensilvania tendremos que actuar de forma colectiva para detener la propagación de COVID-19. Nuestros números de casos positivos han ido en descenso y se han comenzado a estabilizar en todo el estado, pero estamos expuestos a un nuevo brote”, indicó la pasada semana el gobernador Wolf.

La recuperación, sostienen algunos economistas, dependerá de cómo los estados manejen la reapertura y de la actitud de los consumidores. Mientras tanto, algunos latinos consultados por la VOA esperan volver a la nueva normalidad que lleva distanciamiento social y mascarillas.

“Siempre estamos dispuestos a trabajar. Como todo latino, a lo que uno viene es a trabajar, con una mentalidad de salir adelante para poder ayudar a su familia en donde esté, en México, Honduras, Guatemala, El Salvador”, dijo el mexicano de Puebla, Javier Ríos Puebla, de 39 años, que trabaja en un pequeño restaurante en Filadelfia que por ahora solo hace comida para llevar.

“Tenemos esperanza de que termine pronto y seguir las recomendaciones de usar mascarillas, las distancias, lavarse las manos constantemente y el que pueda, usar guantes”, concluyó.

(Colaboración: Rosa Tania Valdés)

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