WASHINGTON.– El máximo diplomático estadounidense en Ucrania ofreció el martes a los investigadores de la acusación contra el presidente una descripción vívida y apasionada de cómo varios altos funcionarios de la administración le dijeron que Trump bloqueó la ayuda de seguridad a Ucrania y se negó a reunirse con el líder del país hasta que accediera a comprometerse públicamente para investigar a sus rivales políticos.
En testimonio ante los investigadores de las
acusaciones, entregados en franco desafío de las órdenes dadas por el
Departamento de Estado, el diplomático, William B. Taylor Jr., bosquejó con
notable detalle una campaña de presión “quid pro quo” sobre Ucrania, que Trump
y sus aliados han negado durante mucho tiempo. Dijo que el presidente intentó
condicionar toda la relación de los EEUU con Ucrania, incluido un paquete de
ayuda de $ 391 millones, cuya demora puso en peligro la vida de muchos
ucranianos, a la promesa de que el país investigaría públicamente al ex
vicepresidente Joseph R. Biden Jr. y su familia, igual que a otros demócratas,
en un esfuerzo por empantanar a sus adversarios.
Su relato implicó personalmente a Mr. Trump en el
esfuerzo, citando múltiples fuentes dentro del gobierno. Estas incluyen a un
funcionario de presupuesto, que dijo durante una conferencia telefónica clasificada
del Consejo de Seguridad Nacional en julio, que le habían ordenado que no
aprobara la asistencia de seguridad para Ucrania y que, según Taylor, «la
directiva había venido del presidente».
Fue la última instancia de un veterano funcionario
público que corroboró y amplió sustancialmente las acusaciones de un miembro de
la inteligencia en cuya denuncia anónima acusó al presidente Trump de tratar de
alinear a una potencia extranjera para interferir en las elecciones de 2020 en favor
de su nombre, el problema que es el núcleo del juicio político.
Taylor desenrolló la historia en una dramática descripción
de 40 minutos en una habitación del Capitolio, mientras los legisladores
escuchaban en silencio. Describió una incómoda reunión en el Ala Oeste donde
altos funcionarios trajeron agendas rivales, dejando confundidos a los
funcionarios ucranianos; una directiva de un alto diplomático para prohibir la
transcripción o el monitoreo de una llamada telefónica de junio entre
funcionarios de los EEUU y el presidente ucraniano; y la creciente sensación de
desconcierto y alarma del Sr. Taylor al darse cuenta de que los diplomáticos
del Departamento de Estado estaban siendo marginados en lo que describió como “un
escenario de pesadilla”.
En un comunicado del martes por la noche, Stephanie
Grisham, secretaria de prensa de la Casa Blanca, calificó la investigación de
juicio político como «una campaña de desprestigio coordinada de
legisladores de extrema izquierda y burócratas radicales no electos que libran
una guerra contra la Constitución», y agregó que Trump «no ha hecho
nada incorrecto.»
Fue una descripción muy sorprendente la del Sr.
Taylor, un graduado de West Point con una carrera de casi 50 años como
diplomático, y los otros funcionarios que han testificado en privado para
completar el el cuadro de la conducta “reprochable” del presidente, ahora bajo
investigación.
En su declaración inicial, publicada por el periódico
New York Times, Taylor describió a Rudolph W. Giuliani, el abogado personal del
presidente, como el centro de lo que llamó un «canal de política irregular»
que operaba por fuera de la norma y en contravía con el modo histórico de
conducir la política exterior americana. Describió la situación como «un
escenario lleno de rencor sobre denunciantes, Señores Giulianis, canales
secundarios, quid pro quos, corrupción e interferencia en los procesos electorales
americanos».
William B. Taylor Jr., el principal diplomático de EEUU
en Ucrania, dio testimonio a los investigadores del juicio político el martes,
cuando describió el esfuerzo del presidente Trump por retener la ayuda a
Ucrania hasta que el líder del país se comprometiera a investigar a sus rivales
políticos.
Cuando se opuso de
los esfuerzos de Trump para vincular la ayuda de seguridad y una reunión de la
Casa Blanca con las investigaciones, Taylor dijo que Gordon D. Sondland,
embajador de los EEUU ante la Unión Europea y donante de la campaña de Trump,
le dijo que no había quid pro quo. Pero luego, el mismo Sondland describió
exactamente eso, explicándole a Taylor que pensara en Trump como “un hombre de
negocios que busca asegurarse de obtener un beneficio antes de cerrar cualquier
acuerdo”.