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Empezaron desde chiquitas

Composición de dibujos que muestran a seis mujeres de las 40 en Latinoamérica y Estados Unidos que se destacaron en diversos campos y cuya historia es contada en el libro “Latinitas”. (Foto: EFE/Macmillan Children's Publishing Group)

Las latinas han hecho grandes aportes a través de la historia, desde encabezar luchas de independencia o derechos humanos hasta sus contribuciones en ciencia, literatura, artes o política, pero poco o nada se sabe de sus hazañas. “Latinitas”, el libro de la ilustradora Juliet Menéndez para niños, les rinde tributo a la vez que educa y espera sirva de inspiración para seguir sus pasos.

Las pequeñas historias se remontan tan lejos como el año 1650 hasta el presente para conocer sobre 40 mujeres en Latinoamérica y EE. UU., que se destacaron en diversos campos. Entre ellas figura Matilde Hidalgo, la primera mujer que se graduó de medicina en Ecuador, la cantante estadounidense Selena Quintanilla, la escritora chilena Isabel Allende, la astrofísica puertorriqueña Wanda Díaz Merced o la joven congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez.

La idea de “Latinitas, una celebración de 40 soñadoras” surgió cuando Menéndez, una ilustradora guatemalteca-estadounidense, era maestra en el Alto Manhattan, Nueva York, donde la mayoría de sus estudiantes provenían de República Dominicana, México o Puerto Rico, pero cuando caminaba por los pasillos de la escuela las fotos que veía en sus paredes no se parecían a sus estudiantes.

“Yo veía gente como Benjamin Franklin, Albert Einstein o Dalí. Yo quería poner en las paredes algo con lo que ellos se pudieran identificar”, y así surgió la idea de hacer afiches, recordó la escritora.

Al comenzar a investigar la historia de los latinos para los afiches se percató de que no había mujeres, “lo que sacó la feminista que hay en mí”. “Cuando vi que las historias eran tan interesantes, que había desde científicas, artistas, cantantes, políticas, me dije: ‘Estas historias no solo pueden ser afiches porque no se conocen estas mujeres realmente’”, y así nació la idea del libro, indicó.

Menéndez muestra con sus historias una gran variedad de campos en los que sobresalieron estas latinas tanto en sus países de origen como en EE. UU., así como sus diversos orígenes étnicos.

Las manos de la ilustradora Juliet Menéndez durante la realización de uno de los dibujos de su libro “Latinitas”. (Foto: EFE/Macmillan Children’s Publishing Group)

La ilustradora Juliet Menéndez mientras realiza los dibujos de su libro “Latinitas”, que cuenta las historias de 40 mujeres en Latinoamérica y Estados Unidos que se destacaron en diversos campos. (EFE/Macmillan Children’s Publishing Group)

MUJERES COMO NIÑAS

Algo que atrae en el libro, que se publicó en inglés y que en los próximos meses estará disponible en español, es que la autora ilustra a estas mujeres como niñas; por eso el título “Latinitas”. “Las presenté como niñas porque me llamó mucho la atención que los lectores, especialmente los niños, podían identificarse con los personajes, que no eran algo inalcanzable. Quería que vieran que las ideas empezaban con pasos pequeños”, dijo.

Cada historia contiene una anécdota importante en sus vidas que las motivó a perseguir sus sueños y convertirse en los personajes que fueron o son, porque muchas están vivas. Así, la salvadoreña Antonia Navarro demostró que no era cierto lo que decían los profesores de sus hermanos —“las niñas no son lo suficientemente inteligentes para hacer matemáticas”— y se convirtió en ingeniera topográfica y primera mujer de toda Centroamérica en graduarse de la universidad.

También la novohispana Sor Juana Inés de la Cruz, que se convirtió en una gran poeta aprendiendo por ella misma todo lo que podía luego de que a los siete años le dijeran que a las niñas no se les permitía ir a la escuela, o la argentina Susana Torre, que construía nidos de pájaros con su prima cuando era niña y se convirtió en arquitecta y fue la primera mujer en diseñar un edificio público en Indiana (EE.UU.).

Escribir llevó también a Menéndez a tener la experiencia de conocer a dos de sus heroínas: Torre y la ganadora del Premio Nobel de la Paz 1992, la guatemalteca Rigoberta Menchú Tum, quienes aportaron a sus historias.

Otras mujeres en este libro son la bailarina cubana Alicia Alonso, la jueza del Tribunal Supremo estadounidense Sonia Sotomayor, la gimnasta Laura Hernández, las activistas Berta Cáceres y Dolores Huertas, o la dominicana Solange Pierre, que demandó al Gobierno para lograr que se reconocieran los derechos humanos de los dominicanos de origen haitiano.

Menéndez espera que el libro ayude a un mejor entendimiento de la cultura latina y lo mucho que han contribuido las mujeres con su talento, y que inspire a los niños a escribir las próximas páginas de la historia.

¿Xenofobia en América?

Personas marchando contra la Xenofobia,en EE.UU. (Foto: Archivo)

A lo largo de toda su historia la gran fuerza y la sabia vital de los Estados Unidos han sido los inmigrantes. Ellos le han aportado fuerza de trabajo a sus campos y sus fábricas, mentes brillantes a sus universidades, talento a su música, artes y letras; estilo y arquitectura a sus calles, ingenio e inventiva a sus empresas, sabores universales a su gastronomía, colores y atuendos llamativos su ropa y, en medio de todo ello, impuestos y riqueza a su economía.

Por siglos, la capacidad del país para atraer el mejor talento mundial ha impulsado la posición de vanguardia de EEUU en el mundo; para ejemplo baste mencionar a algunos inmigrantes célebres, como el croata Nikola Tesla, el sudafricano Elon Musk, fundador de SpaceX –y graduado en la Universidad de Pensilvania—; el ruso Sergey Brin, cofundador de google; el chino Jerry Yang, cofundador de Yahoo, el magnate australiano Rupert Murdoch,

En el mundo de las artes, deporte y entretenimiento destacan figuras como el jamaiquino Bob Marley, las cubanas Celia Cruz y Gloria Estefan, la colombiana Sofía Vergara, la española Penélope Cruz, el alemán Bruce Willis, los mexicanos Carlos Santana, y los tres directores que han sido premiados con varios premios Oscar; y que decir de los dominicanos Oscar de la Renta y Sammy Sosa.

América a su vez les ha compensado ofreciéndole las ventajas de un país donde todo hombre y mujer con deseo de trabajar, de crecer y desarrollarse, podía encontrar el suelo más fértil para sus proyectos y sus ideas, confirmando que “el sueño americano” no tenía competidores con las mismas facilidades en ningún otro lugar de la tierra y contribuyendo a atraer a este país ciudadanos de cada pueblo, etnia y nación.

Por eso las manifestaciones de supremacismo y de xenofobia que se fueron extendiendo durante los últimos años han sorprendido tanto a los inmigrantes en el país, como a los que desde afuera miraban con asombro e incredulidad el inesperado cambio en el trato hacia los inmigrantes que les estaba dando, “la nación más espléndida sobre la tierra”, como amaba describirla el expresidente Barack Obama.

Pero si durante el gobierno anterior, los ataques antinmigrantes crecieron y el supremacismo estuvo a punto de adquirir carta de ciudadanía; en este momento es una fuente de preocupación mayor el crecimiento del odio racial hacia los ciudadanos orientales. Prueba absurda de ello ha sido el ataque que dejó en marzo 8 muertes en Atlanta, entre ellas 6 mujeres de origen asiático. Por tanto, este es el momento en que todas las minorías debemos alzar nuestra voz y pronunciarnos enérgicamente contra cualquier tipo de discriminación y rechazo a cualquier minoría, pero ahora especialmente hacia los inmigrantes de origen asiático.

Sin embargo, el odio racial no se combate solo con campañas, leyes o denuncias. El modo más efectivo de desmontar la desconfianza racial es que cada uno de nosotros, superando las propias tendencias grupalistas, sea capaz de abrir su mente, sus manos y su corazón a sus conocidos orientales. Si tu peluquera es china, quizás puedas interesarte un poco por su vida; si una oriental limpia tu casa, tal vez puedas invitarla a tomar algo; si tu vecino es un asiático, quizás aún puedas participarle unos dulces de pascua. Al final, ¿qué sería de América sin las películas de Jackie Chan o Bruce Lee? ¿Sin la increíble música de Yo-yo ma, la ciencia de Qian Xuesen, sin sus exóticos “chinatowns”, y sin los mulfifacéticos sabores que la gastronomía oriental le ha regalado a los Estados Unidos?

“En línea también podemos construir espacios seguros”

Cortesía de WOAR.

A medida que la tecnología ha ido evolucionando para convertirse en parte de nuestra vida cotidiana, también ha aumentado nuestra consciencia y temor de cómo se puede utilizar para intimidar, amenazar y cometer abusos.

“…El internet se ha convertido en el lugar de reunión público donde nos conectamos con parejas románticas, amigos, familiares, compañeros de trabajo, e incluso con extraños”.

El objetivo de SAAM es crear consciencia pública, sobre la agresión y violencia sexual, educar a las comunidades de cómo prevenirla, y reforzar los esfuerzos de prevención durante todo el año. Asimismo, apoyar a los sobrevivientes en línea y dar a conocer los recursos que están disponibles en su área o centro de crisis como el este centro contra la violencia sexual (WOAR, Women Organized Against Rape) de Filadelfia, el cual cuenta con una línea telefónica (215-985-3333), las 24 horas del día. Los programas gratuitos que ofrece WOAR a las comunidades están en línea. La información que brinda abarca temas como la prevención de la violencia sexual en niños, jóvenes, mujeres, hombres y comunidades LTBG. Además, acerca a las comunidades por medio del uso de la tecnología ZOOM y otros programas, con las debidas organizaciones de apoyo

Lo que la pandemia se llevó

Rachel Kidman experta en estudios de niños y jóvenes en situaciones adversas. Cortesía.

Varios expertos compartieron un modelo estadístico reciente, que muestra que alrededor de 40,000 niños han perdido a su padre o a su madre debido a la pandemia en el país. El estudio estima, por primera vez, el aumento en las tasas de orfandad a nivel nacional. Estos resultados se publicaron en la revista JAMA Pediatrics de la Asociación Nacional de Médicos.

Los autores, Ashton Verdery, profesor de la Universidad del estado de Pensilvania, Rachel Kidman de la Universidad Stony Brook de Nueva York, Rachel Margolis de la Universidad de Western Ontario en Canadá y Emily Smith-Greenaway de la Universidad del sur de California, pusieron de manifiesto la necesidad de apoyo inmediato a estos huérfanos.

La muerte repentina del padre o la madre por COVID-19, puede ser traumatizante en particular para los niños, los cuales tienen un mayor riesgo de suicidio, de aflicción traumática, depresión y bajo desempeño académico. Consecuencias que pueden persistir hasta su edad adulta. Se estima que hay de 37,300 a 43,00 niños afectados, un dato asombrosamente mayor, en comparación con los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, que dejaron a 3,000 niños sin uno de los padres. De acuerdo con este estudio, los niños negros han sido los más afectados y de manera desproporcionada, ya que ellos representan solo el 14% de la población infantil de los Estados Unidos, pero el 20% de los que han perdido a uno de los padres por la pandemia.

Según los profesores expertos, se necesitan reformas nacionales de gran alcance que aborden los efectos colaterales en términos de salud, educación y economía que afectan a los niños. También deben recibir el apoyo para ayudarlos a lidiar con su aflicción. En una carta de opinión conjunta al editor del diario The Washington Post, la epidemióloga social doctora Rachel Kidman expresó que las consecuencias de la pandemia de COVID-19 para los niños —desde la violencia física intensificada hasta la inseguridad alimentaria— dejarán una marca en esta generación. “Mostramos que los niños han tenido la creciente experiencia del fallecimiento de uno de los padres, lo cual puede tener consecuencias severas y duraderas”, precisó.

Fotos ilustrativas de cottonbro, (Pexels).

Debido a la crisis de salud en curso, los niños por lo general, no se han podido reunir con los familiares y amigos que de manera regular brindan apoyo y confort. Los niños que no asisten todo el tiempo a la escuela también carecen del apoyo social de amigos, maestros y consejeros que les pueden ayudar en su dolor intenso.

La doctora Kidman enfatizó que el país necesita movilizar ahora recursos, y realizar esfuerzos para monitorear esta población infantil tan afectada y vulnerable por la pérdida de sus seres queridos. “Ahora mismo, los niños necesitan que se reabran las escuelas para que puedan socializar con sus amigos y tener acceso al apoyo, tales como intervenciones que les ayuden con su aflicción y su salud mental”, declaró la epidemióloga social.

El número de jóvenes haciendo frente a los fallecimientos de sus familias es todavía más grande cuando otros parientes, como los abuelos, han muerto por la pandemia. Con base en modelos publicados por la Academia Nacional de las Ciencias, los autores del estudio calcularon que dos millones de niños han perdido por lo menos a uno de los abuelos debido al COVID-19. Esta muerte súbita de los parientes ha dejado a los jóvenes en duelo y en gran riesgo por su seguridad, en especial aquellos niños que dependen de miembros de su familia cercana como sus cuidadores primarios.

Muchas de las propuestas de las políticas del presidente Biden abordan los daños colaterales causados por la muerte de los padres, tales como la inseguridad alimentaria y la ausencia de cuidado infantil asequible y de alta calidad. Sin embargo, en la lista de prioridades de los autores del estudio, está el brindar los recursos para reabrir con seguridad las escuelas. “Los maestros con frecuencia son los primeros en reconocer las necesidades sociales y emocionales de los estudiantes, y los consejeros están disponibles para dar el apoyo adecuado a la edad de los niños afligidos”. Los expertos concluyeron que se necesitan otras políticas, como el asegurar la expansión equitativa de las vacunas anticovid, lo cual puede ayudar a prevenir más muertes entre los padres de las comunidades marginadas.

Rollo de envoltura de desayuno de verduras

Rollo de huevo y vegetales, una excelente opción para un desayuno energético. (Foto: cortesía)

Ahora que llegó la primavera y el clima se está calentando, me gusta hacer mis ejercicios al aire libre. Mi lugar favorito para trotar es una pista de 6 millas que corre alrededor de un lago. Para obtener la energía que necesito para terminar el recorrido, me cambiaré a una dieta alta en proteínas para obtener más energía; quemando más calorías puedo aumentar mi metabolismo.

Esta receta es fácil de hacer y puede consumirse sobre la marcha. Puedes cambiar las verduras por lo que tengas disponible en tu refrigerador. No importa si las verduras son frescas o congeladas; puedes mezclarlas. Cuando compro verduras congeladas, las busco con el sello «recién cosechadas». He optado por una envoltura de proteínas, pero siéntete libre de usar tu favorita. El verano está a la vuelta de la esquina, así que, ya sabes, yo también estoy cuidando esas calorías.

Rollo de envoltura de vegetales para el desayuno (1 porción)

2 huevos

½ taza de col congelada o fresca

1 pimiento rojo mediano, cortado en cubitos

1 diente de ajo, picado o rallado

2 cucharadas de aceite de oliva

1 envoltura de proteína (opcional)

Sal y pimienta al gusto

Instrucciones:

En un tazón pequeño, rompe los huevos y mezcla.

Calentar una sartén a fuego medio, agregar el aceite. Pica los pimientos rojos en dados. Cuando la sartén esté caliente, agrega los pimientos, la col rizada y cocina por unos 5 minutos hasta que los pimientos estén blandos. Añadir sal y pimienta al gusto. Agrega los huevos, cubre con una tapa y cocina por aproximadamente 3 minutos hasta que los huevos estén listos.

Coloca la envoltura sobre una tabla de cortar. Agrega los huevos en la mitad de la envoltura. Enrolla la envoltura, córtala a mitad, ¡y a disfrutar!

Si quieres ver como preparé esta receta, sígueme en tik tok @casadediana, Twitter @SabateDiana

Un camino hacia la prosperidad

Más de mil niños inmigrantes serán enviados a refugios en la frontera norte. Fotografía donde aparece un niño de familias de inmigrantes rescatados de las calles mientras juega sobre una cama en una habitación de un centro de detención. (Foto: EFE/Beatriz Limón)

Legalizar y dar un camino a la ciudadanía a todos los trabajadores indocumentados en Estados Unidos generaría al país 1,5 billones de dólares adicionales al PIB acumulado durante 10 años, destaca un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) en medio del debate en el Congreso de varios proyectos para sacar de las sombras a los inmigrantes.

La investigación titulada “Un camino hacia la prosperidad: los beneficios macroeconómicos de cuatro escenarios de regularización de inmigrantes”, detalla las contribuciones económicas que significaría para el país aprobar alguno de los proyectos más importantes presentados en las dos cámaras del Congreso.

Los investigadores destacan que legalizar a todos los trabajadores indocumentados que residen en el país generaría 1,5 billones de dólares adicionales al PIB acumulado durante 10 años.  “El estudio indica que la legalización de todos los indocumentados es un gran beneficio económico para Estados Unidos” dijo a Efe Raúl Hinojosa, autor principal de la investigación, realizada por la Iniciativa de Pólizas y Políticas Latinas de UCLA.

“Definitivamente lo que más le conviene al país es aprobar la propuesta del presidente Joe Biden, que le da la oportunidad de la ciudadanía a los once millones de indocumentados”, sostiene Hinojosa.

El catedrático añade que esta solución “no solamente es un estímulo económico para el país durante la pandemia, sino que también regresa dinero a comunidades de Centroamérica y México”, lo que ayuda a detener el flujo migratorio.

Según el estudio, la propuesta de Biden generaría más ganancias si se compara con un proyecto respaldado por el senador Alex Padilla, demócrata por California, que pretende legalizar a los trabajadores esenciales indocumentados, y que ya fue presentado para su evaluación.

La investigación encontró que regularizar y otorgar un camino a la ciudadanía a los trabajadores esenciales indocumentados generaría 1,2 billones, lo que reduciría la ganancia potencial del PIB en 10 años en 274.000 millones.

En el caso de que la legalización y el paso a la ciudadanía se limite solo a los beneficiados por el programa de Acción Diferida (DACA) o el Estatus de Protección Temporal (TPS) se reduciría drásticamente la ganancia potencial de 10 años en el PIB.

La aprobación de la legislación que incluye solo a los amparados de DACA daría lugar a una ganancia de 112.000 millones en el PIB acumulado, y la que incluye solo a los trabajadores de TPS solo representaría 62.000 millones.

Al ser interrogado sobre el aumento de la llegada de niños no acompañados a la frontera sur, que ha avivado las críticas de los republicanos a las propuestas, Hinojosa explica que la legalización de los 11 millones ayudaría a detener el flujo de niños migrantes.

“Esos niños tienen familia aquí. Si permitimos que sus padres puedan ir a sus países a verlos, y traerlos de forma legal, vamos a detener todo este éxodo”, valora el catedrático.

La investigación también encontró que otorgar un camino a la ciudadanía a todos los trabajadores no autorizados resultaría en 367.000 millones en nuevos ingresos fiscales acumulativos debido a mayores ingresos de impuestos por la regularización y la ciudadanía.

También se estima que regularizar a los trabajadores indocumentados crearía 371.000 nuevos puestos de trabajo en la próxima década.

Una experiencia llamada “El principio del fin”

Aspecto de las instalaciones del centro de vacunación en Esperanza.

FILADELFIA – El pasado 8 de abril, las instalaciones de Esperanza, iniciaron sus actividades como centro de vacunación.

El reloj marcaba las 11:50 de la mañana, tiempo en el que tomaba mi lugar en una fila de al menos 30 personas, previo a la entrada del campamento de vacunación. Una chica con chaleco anaranjado me preguntó si tenía cita para recibir la vacuna, dije que sí, a las 12:06, y prosiguió con preguntas como “¿Ha tenido síntomas de fiebre los últimos días?, ¿Ha recibido alguna vacuna anti-covid previamente?, ¿Ha tenido diagnóstico de COVID-19 en los últimos 14 días?”. Al finalizar, me indicó que permaneciera en la fila, y pronto comenzamos a avanzar.

Durante el trayecto, observé varios letreros escritos en siete idiomas diferentes (inglés, español, árabe, japones, haitiano, ruso y vietnamita), con la siguiente información: “El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), y el Servicio de Protección Fronteriza y Control de Aduanas, no realizarán ninguna operación en o cerca de las instalaciones o clínicas de la vacuna”. Antes de ingresar al campamento, nos pidieron desinfectar nuestras manos en el dispensador de alcohol.

Mi esposo y yo después de recibir la vacuna.

Al entrar, soldados del ejército me dieron la bienvenida, y solicitaron mi identificación para confirmar mi cita en su base de datos; sin embargo, mi nombre no estaba registrado, así que me dirigieron a otra estación, atendida por una mujer de ascendencia asiática, donde verificaron que, efectivamente, mi nombre no estaba. Por lo que, me enviaron a un anexo del campamento, donde Dafne, una señorita de aspecto hispano, me registró sin mayor problema. Regresé a la fila, entré, confirmaron mi cita y ahora sí, me pasaron a un área donde unas militares me dieron información, oral y escrita, de la autorización del uso de emergencia de la vacuna de Janssen para prevenir la enfermedad COVID-19; y acerca de las posibles reacciones después de su administración, tales como dolor, hinchazón, fiebre, escalofrío, cansancio y dolor de cabeza.

Finalmente, llegué, y desde el marco de la puerta a la zona de administración, miré cómo el personal militar inyectaba las vacunas en los brazos de los solicitantes. Mientras esperaba a que me llamaran, uno de los militares, de apariencia joven y con acento puertorriqueño, daba ánimo a los presentes con palabras como “¡Hoy es un buen día, van a recibir su vacuna, es un día para celebrar!”. Palabras que me animaron y me invitaron a reflexionar. Avancé, y me condujeron a la estación donde sería vacunada. Ahí, una militar caucásica me dio la bienvenida, y me mostró el material que ocuparía en mi vacunación. Le comenté que estaba emocionada, y ella, muy amable me respondió, “Si, no es cualquier día. Yo estoy contenta de poder participar en este evento histórico. Inocular los brazos de los ciudadanos es un honor para mí”. Ambas sonreímos, y procedió a insertarme un piquete, el cual resultó indoloro. Me extendió mi comprobante de vacunación, y me deseo buen día.

Recibiendo la vacuna de Janssen.

Al salir de ahí, otro joven militar, también de aspecto puertorriqueño, me recibió y me condujo al área de espera. Mientras caminábamos por el pasillo me preguntó en español, cómo me sentía, y le dije, “¡Emocionada!”, y continuó, “Al recibir la vacuna pareciera que fuera el principio del fin de esta pandemia, ¿no?”. “¡Sin duda!”, le respondí. También me comentó que esperaba que pronto terminara esta situación que ha sido difícil para todos. “Por ejemplo, nosotros, por nuestro trabajo, no podemos ver a nuestros familiares frecuentemente, y con esta pandemia no he podido ver a mi familia”, expresó. “¡Verás que pronto todos volveremos a abrazarnos!”, respondí, y le deseé buena suerte. Ingresé a otra sala de espera, y me explicaron que, si sentía cualquier malestar, levantara la mano para que personal médico fuera a auxiliarme. Afortunadamente, tras los 15 minutos que permanecí ahí sentada, en sana distancia, no tuve ningún problema. En tanto, una militar de ascendencia africana rondaba la sala, preguntando a los pacientes si nos sentíamos bien.

Durante mi espera, conocí a María, una mujer mexicana que me confió que estaba harta de esta pandemia, que no había podido trabajar bien, y que todos los días sentía miedo de contagiarse, y sobre todo, ya no aguantaba usar mascarilla. Después de estar ella ahí como 10 minutos, dijo “Yo me siento bien, ya me voy a mi casa, tengo que hacer la comida y mucho qué hacer. Felicidades, que le vaya bien”, y se fue. Tras ella, salí de aquel lugar, dije gracias a los jóvenes militares que se encontraban a la salida, y después de vivir esta experiencia que duró poco más de una hora, también me fui para mi casa.

“Gente de Sal: Vida e Identidad”

Una trabajadora andina con su típico sombrero alto. Las salineras de Maras, Cusco, Perú. (Foto: Solenec1, Pixabay).

El pasado 3 de abril, el Taller Puertorriqueño presentó el libro Misk’i Kachi (Sal dulce), del fotógrafo americano Laurence Salzmann sobre las salinas de Maras, localizadas en el Valle Sagrado de Cusco en Perú. Además de capturar el día a día de los trabajadores andinos, las fotografías documentalistas fueron acompañadas de textos bilingües, en quechua y en español, creados por la peruana Yolanda Carbajal Zuniga, licenciada en arqueología de la Universidad Nacional San Antonio de Abad de Cusco, y quien actualmente, se encuentra cursando una maestría en Gestión Cultural en la misma universidad cusqueña.

La arqueóloga peruana, empezó su ponencia con un recorrido histórico a través de fotografías sobre la ciudad de Maras. Esta villa fue fundada en 1556, tiempos de la colonia, por Pedro Ortiz de Orué. Carbajal mencionó que este pueblo tiene una entrada y una salida hacia el Valle Sagrado de los Incas. Las casas de esta zona tienen características muy especiales. Las construcciones están hechas a base de adobe (barro), los techos están adornados con tejas y las portadas de las entradas principales están cubiertas en piedra. Por otro lado, los visitantes cuando llegan al centro de la plaza divisan tres símbolos marcantes: un hombre y una mujer con sus trajes típicos, y un burro, el animal que transporta la sal y otros comestibles, a la población de este lugar.

Las salineras de Maras, Cusco, Perú. (Foto: Patricia van den Berg, Pixabay).

En este viaje fotográfico en el tiempo, la arqueóloga peruana añadió que, los hombres y las mujeres que trabajan en las salinas aprovechan las primeras horas de la mañana, y del ocaso, para laborar en los pozos de sal. El fuerte calor de esta área, aunado a los rayos solares, pueden provocar un reflejo intenso sobre los mantos blancos de sal, causando ceguera a los trabajadores.

Además, señaló que el trabajo de almacenar la sal, solo lo hacen los hombres.

Carbajal reveló que, en el 2016, Salzmann llegó a Cusco para realizar un trabajo de fotografía documental de las personas cusqueñas, iniciando así, una mutua colaboración profesional entre ellos. En uno de esos viajes llegaron a la ciudad de Maras, y la arqueóloga peruana –que es quechua hablante–, lo acompañó como traductora e intérprete para conocer más a fondo a sus habitantes, tradiciones culturales y forma de vida. Para Carbajal, este viaje fue una reconexión a su pasado andino y a sus raíces culturales.

Los burros son los animales de carga que ayudan a transportar la sal, y otros comestibles, en esta zona. (Foto: Chris Aram, Pixabay).

Así, Salzmann creó un conjunto de fotos abstractas sobre los pozos de sal; donde capturó también, las costumbres y las prácticas culturales andinas, que están basadas en el respeto a tres pilares: la pachamama (madre tierra), el apu (los espíritus de las montañas) y la hoja de coca. A su vez, Carbajal escribió textos poéticos (quechua/español) que la sumergieron a la intimidad de su cultura andina, valorando el idioma quechua y preservando su identidad cultural.

De esta experiencia cross-cultural nace la exposición fotográfica Misk’i Kachi Runakuna, que estará abierta hasta el 29 de mayo en el Taller Puertorriqueño.

¡Honremos nuestras culturas andinas!

Contacto: LinkedIn @maryluzmarques, Twitter @maryluz_marques

El Sen. Menéndez aboga por la autodeterminación de Puerto Rico

Una persona ondea una bandera puertorriqueña desde el interior de su auto en San Juan (Puerto Rico). EFE/Thais Llorca/Archivo

WASHINGTON, D.C. – El Senador Bob Menéndez (D-N.J.), el latino de Más Alto Rango en el Congreso, ayer publicó una columna de opinión en El Nuevo Día, titulada Permitamos que Puerto Rico decida su futuro, donde explica la importancia de aprobar el Proyecto de Ley para la Autodeterminación de Puerto Rico, lo cual está liderando con sus colegas en la Cámara las Representantes Nydia Velázquez and Alexandria Ocasio-Cortez. A diferencia de otras propuestas pasadas y actuales, este proyecto de ley no favorece una opción de estatus sobre otra; al contrario, les ofrece a aquellos que apoyan la estatidad, la independencia y otras opciones una silla en la mesa de toma de decisiones. El proyecto de ley crea un proceso transparente, inclusivo y democrático que le ofrece al pueblo puertorriqueño la oportunidad de decidir su propio futuro político.

Por más de un siglo, Estados Unidos ha utilizado las interpretaciones de la Corte Suprema de la Cláusula Territorial de nuestra Constitución – conocida como los Casos Insulares – para perpetuar la forma injusta, excluyente y espantosa con que tratamos al pueblo puertorriqueño. No podemos seguir de brazos cruzados ante este atropello. Llegó el momento de luchar por un cambio.

Década tras década, nuestro gobierno ha ignorado en gran medida la cuestión del estatus político de Puerto Rico, y esta ambigüedad ha aguijado inequidades sistémicas que impactan a millones de ciudadanos estadounidenses en la isla. Recientemente, tras la catástrofe del huracán María, nuestras pantallas de televisión se llenaron de imágenes que mostraban cómo esta incertidumbre política exacerbó los problemas económicos de Puerto Rico y obstaculizó los esfuerzos de recuperación. Esta misma falta de autonomía también ha obstaculizado los esfuerzos del gobierno puertorriqueño para proteger a sus residentes durante la pandemia de COVID-19 y seguramente debilitará su capacidad para abordar crisis económicas y de salud en el futuro. Sin embargo, tal vez la consecuencia más palpable de esta desigualdad y este abandono es la desenfrenada aceleración en la emigración desde la isla.

No debemos, ni podemos seguir aguantando estas injusticias. No podemos seguir forzando al pueblo puertorriqueño a vivir en un limbo político, en traición completa a nuestros valores como país y a nuestro compromiso con la democracia. Tampoco podemos darnos el lujo de ignorar la urgencia de la autodeterminación puertorriqueña. Es hora de que el gobierno estadounidense facilite un proceso legítimo, inclusivo y democrático para por fin abordar el estatus político de Puerto Rico.

A lo largo de los años, miembros del Congreso han intentado aprobar diferentes proyectos de ley para tratar de discutir y resolver este asunto; sin embargo, todas sus propuestas se han quedado cortas hasta ahora. Con la presentación de nuestro Proyecto de Ley para la Autodeterminación de Puerto Rico , patrocinado por mis colegas congresistas Nydia Velázquez y Alexandria Ocasio-Cortez en la Cámara de Representantes, y por mí en el Senado, hemos logrado delinear un proceso integral, democrático y transparente para que al pueblo puertorriqueño se le permita determinar su futuro.

Este proyecto de ley representa la mejor oportunidad que hemos tenido en mucho tiempo para lograr una resolución justa a este dilema. Como presidente del Comité de Relaciones Exteriores en el Senado, me gusta recordarles con frecuencia a mis colegas la responsabilidad que tenemos de defender a los Estados Unidos como el faro de libertad y promotor de la gobernanza y de procesos electorales democráticos y justos a través de todo el mundo. Ese mismo conjunto de principios y valores también debe ser aplicado a los Estados Unidos, incluido Puerto Rico.

A diferencia de los otros esfuerzos, el Proyecto de Ley para la Autodeterminación de Puerto Rico no favorece una opción de estatus sobre otra; al contrario, les ofrece a aquellos que apoyan la estadidad, la independencia y otras opciones una silla en la mesa de toma de decisiones. Nuestro proyecto crea un proceso democrático que comienza con la elección de delegados a una Asamblea Constitucional de Estatus. Estos delegados luego participarán en numerosas conversaciones con una Comisión del Congreso bilateral para entonces determinar cuáles de las opciones del estatus político de Puerto Rico serán presentadas al pueblo puertorriqueño como parte de un referéndum reconocido federalmente por primera vez en la historia de la isla. El Congreso procedería entonces a reconocer los resultados de ese referéndum a través de una resolución conjunta que respete las voces del pueblo puertorriqueño y su derecho a la autodeterminación.

La idea de una asamblea compuesta por delegados electos para determinar el estatus de la isla no es nueva. Durante años, numerosos líderes políticos y cívicos puertorriqueños, grupos de activismo y entidades jurídicas han apoyado este mecanismo para abordar el futuro político de Puerto Rico – y ahora más de 80 de mis colegas, de ambos partidos y en ambas cámaras del Congreso, están firmemente a favor de la autodeterminación puertorriqueña. Estados Unidos tiene una oportunidad única para acabar con las inequidades sistemáticas que han resultado de sus más de 100 años de control colonial sobre Puerto Rico. Por eso estoy comprometido a usar la fuerza de mi voz y el poder de mi oficina para luchar por los millones de ciudadanos estadounidenses en Puerto Rico que se merecen la oportunidad de forjar su propio destino político.

Hacinamiento y pandemia: la pesadilla de las cárceles en América Latina

Fotografía a los carteles que los reclusos cuelgan en las ventanas de la cárcel La Picota pidiendo atención a su situación y la excarcelación , en Bogotá (Colombia). (Foto: EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda).

Redacción Internacional, .- América Latina, con 1,7 millones de reclusos, vive una pesadilla por cuenta de la pandemia del coronavirus que agudizó su ya dramática crisis carcelaria, en donde el hacinamiento, las deplorables condiciones sanitarias y las fracturas a la ley convierten a estos lugares en una verdadera bomba de tiempo.

Uno de los casos más dramáticos es el de Brasil, que albergaba hasta finales de 2019 a 755.274 presos, una cifra que lo ubica como el tercer país con más población de ese tipo en el mundo, solo por detrás de Estados Unidos y China.

El sistema brasileño es para varias organizaciones defensoras de los derechos humanos uno de los «peores» por el hacinamiento que, como era de esperar, permitió que el virus se sintiera a sus anchas.

Datos oficiales indican que, desde que la covid-19 llegó a Latinoamérica en febrero de 2020, unas 340 personas han fallecido por el virus en Brasil, entre reclusos y funcionarios, y 67.262 han sido contagiadas.

De hecho, el número de muertes por coronavirus en las prisiones brasileñas aumentó un 190 % en el primer bimestre de 2021 frente a los dos últimos meses de 2020, de acuerdo con el Gobierno.

Así, por ejemplo, entre el 22 de febrero último y el 22 de marzo, la tasa de defunciones subió un 17,6 %, más del doble que un mes antes (8,4 %) y, lo que es peor, la pandemia está lejos de detenerse en esa nación, que se aproxima peligrosamente a los 14 millones de casos y 400.000 fallecidos por la mortal enfermedad.

COLOMBIA BATALLA CONTRA VIEJOS Y NUEVOS MALES

Precisamente, justo en marzo de 2020, cuando América Latina empezaba la cuarentena, los reclusos de más de diez cárceles de Colombia se amotinaron para protestar por el hacinamiento y la falta de elementos para prevenir el contagio, una revuelta que dejó 24 presos muertos en la cárcel La Modelo de Bogotá y 107 heridos -76 reclusos y 31 guardias-.

Human Rights Watch calificó tales muertes de «intencionales», ya que «la mayoría de las heridas de bala descritas en los informes de necropsia» eran «consistentes» con haber sido «infligidas con la intención de matar».

Frente a estos hechos, el Movimiento Nacional Carcelario explicó que el sistema vive en la «precariedad», una situación que se ha manifestado en un «hacinamiento del 53 %» y en la «falta de abastecimiento de agua las 24 horas del día; la propagación de chinches, zancudos, ratas y palomas, y las miserables condiciones de aseo para los espacios comunes».

Al respecto, la subdirectora de Salud del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), Martha Isabel Gómez, dijo a Efe que el hacinamiento «juega a favor de que se aumenten los casos de contagios porque hay menos distanciamiento físico y ventilación».

Datos suministrados por la funcionaria indican que, hasta el 9 de abril de 2021, los centros penitenciarios de Colombia tenían «25.475 personas contagiadas, de las cuales 24.804 se han recuperado, 534 están en proceso de recuperación y 137 fallecieron», dentro de una población total de 98.020 reclusos y un hacinamiento oficial del 21,17%.

Tras las revueltas y para frenar el avance del virus, el Inpec capacitó a los reos sobre qué es el coronavirus, cómo se contagia y cómo prevenirlo.

También, se suspendieron las visitas, el ingreso de abogados y de reclusos provenientes de las estaciones de Policía, se intensificó la búsqueda de los sintomáticos respiratorios y se aislaron, y se entregaron tapabocas, jabón y productos antisépticos, lo cual «permitió tener un control de la pandemia», comentó Gómez.

RÍOS DE SANGRE EN ECUADOR

En febrero pasado Ecuador, que tiene a 38.693 personas privadas de la libertad en 67 centros con capacidad para 29.897 reos, vivió su peor ola de violencia carcelaria en la historia, con un saldo de 79 internos muertos y una veintena heridos.

La crisis, que se desató simultáneamente en cuatro cárceles, puso de manifiesto no solo problemas crónicos sino también de corrupción.

Expertos en el tema como el periodista Arturo Torres creen que los responsables de la matanza fueron «Los Choneros», considerados el brazo armado del Cartel de Sinaloa y que se disputa el control de ciertos territorios de Ecuador para el envío de droga al exterior con el también mexicano Cartel Jalisco Nueva Generación.

A lo anterior se suman viejos males como el hecho de que solo hay 1.500 guardias de los al menos 7.000 que se requieren en todo el país.

Por ello, para Torres las cárceles ecuatorianas son un «enfermo terminal» al que se le sumó la pandemia.

Ante dicha urgencia y para prevenir que nuevamente corrieran ríos de sangre, el Gobierno puso en marcha medidas sustitutivas a quienes cumplían penas por delitos menores y logró reducir del 42 % al 30 % el hacinamiento.

CÁRCELES CENTROAMERICANAS, INCUBADORAS DEL VIRUS

Los centros de reclusión de Centroamérica, que para muchos son como tener una pesadilla despierto, fueron portadas de periódicos y revistas con las imágenes de pandilleros de grupos rivales revueltos, sentados en fila, en el piso de los patios de los penales, con la cabeza rapada, las manos atrás y vistiendo solo pantalón corto y mascarilla.

Hasta junio de 2020 la región acumulaba casi un millar de presos contagiados, por lo que la presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Esmeralda Arosemena, alertó a Efe que «las estructuras de las cárceles no permiten atender las medidas sanitarias mínimas» en tiempos de pandemia.

Arosemena precisó que los problemas de sobrepoblación e insalubridad afectan a los reclusorios de todo el continente y que, en el caso de Centroamérica, es crítico lo que ocurre en Panamá por el «impacto desproporcionado» de la enfermedad.

De hecho, solo hasta noviembre pasado se contabilizaban 2.571 contagios y 6 reclusos muertos entre los casi 17.000 que tienen los 19 centros penitenciarios panameños.

Un informe del World Prison Brief también llamó la atención sobre El Salvador ya que esa, que es una de las naciones más pequeñas de América Latina, es la segunda del mundo, después de Estados Unidos, con la mayor tasa de personas en prisión por cada 100.000 habitantes.

Y es que, pese a que la población de El Salvador es solo de 6 millones de personas, tiene 39.274 presos en cárceles con capacidad para 27.093.

Al 2 de junio del año pasado, los casos sospechosos de covid-19 en las prisiones salvadoreñas superaban los 1.000, con 142 confirmados.

«Estuve en diciembre pasado en El Salvador y había privados de la libertad en detención provisional con un hacinamiento del 900 %» en un centro, «ahí no cabía nadie», comentó Arosemena, sobre una realidad que, guardadas las proporciones, se repite en Honduras, Guatemala y Nicaragua.

PARAGUAY TRATA DE ESQUIVAR LA CRISIS

A lo largo de este año de pandemia, Paraguay sufrió varios intentos de fuga y algunos motines, el último en la cárcel de Tacumbú, en Asunción, el pasado febrero, que se saldó con siete fallecidos.

La ministra de Justicia, Cecilia Pérez, indicó a Efe que estos episodios no responden a la crisis sanitaria sino «al esquema de violencia» que el país arrastra «por la emergencia penitenciaria».

Sin embargo, Paraguay trató de dar una respuesta a los problemas de hacinamiento y, si bien no se consiguió una modificación legislativa, el ministerio depuró a 1.500 personas que padecían enfermedades de base y adultos mayores.

De este modo, se reportan seis presos y siete guardacárceles fallecidos en 2020 por el virus, frente a los casi 200 muertos que apuntaban las proyecciones.

Pero, a pesar del esfuerzo, este 12 de abril se dio el cierre epidemiológico de Tacumbú tras confirmarse dos casos positivos de coronavirus entre los internos, lo que evidencia que la lucha contra el hacinamiento y la pandemia está lejos de ganarse en las cárceles latinoamericanas.