Bereliz Nichole (c), hermana de Keishla Rodríguez, participa en una protesta contra su asesinato, en San Juan. (Foto: EFE/Thais Llorca)

La pena de muerte en Puerto Rico es inconstitucional, pero el sistema judicial estadounidense puede buscar esa sentencia en la isla contra determinados acusados, como es el caso del boxeador Félix Verdejo, presunto autor de la muerte de su amante de 27 años y embarazada de un mes. Los puertorriqueños han sido sacudidos con dos asesinatos por violencia machista que dejan patente el largo camino que queda para empezar a atajar un problema que cosecha en lo que va de 2021 al menos 14 víctimas mortales.

El caso de Keishla Rodríguez, hallada muerta en una laguna cerca de San Juan, y de Andrea Ruiz, encontrada medio calcinada en Cayey, en el centro norte de la isla, y que había solicitado recientemente una orden de protección, que le fue denegada, ha conmocionado a la sociedad puertorriqueña.

El boxeador Félix Verdejo se entregó a la justicia. De acuerdo con la denuncia criminal del FBI, en manos de quien se encuentra el caso, Verdejo fue acusado de homicidio, secuestro, robo de un vehículo a mano armada y de matar intencionalmente a un no nacido. En la denuncia, se detalla que el jueves 29 de abril, cuando Rodríguez recibió en su casa a Verdejo para informarle de que estaba embarazada, él le pegó un puñetazo, le inyectó una sustancia desconocida, la ató de manos y pies y a un ladrillo, antes de tirarla por un puente sobre la laguna. A su vez, en los documentos oficiales consta que, tras arrojarla al agua, donde fue hallada el sábado 1 de mayo, le pegó un tiro, todo con la ayuda de una persona que coopera con la policía.

El invicto boxeador puertorriqueño Félix Verdejo. (EFE/Thais Llorca/Archivo)

HABLAN DE PENA CAPITAL

El mediático caso del púgil puertorriqueño, al que muchos consideraban el sucesor de grandes estrellas nacionales como Miguel Cotto o Félix “Tito” Trinidad, sigue en las portadas de los medios de la isla, que apuntan la posibilidad de que el deportista, de 27 años, pueda ser sentenciado a la pena capital.

El secretario de Justicia de Puerto Rico, Domingo Emanuelli, dijo que la agencia que encabeza esperará a que un jurado federal emita el pliego acusatorio contra el boxeador para ver si es posible proceder con una acusación a nivel local. Indicó que habrá que conocer los pasos que siga el jurado federal a fin de saber de qué alternativas se dispondrá para radicar cargos contra Verdejo en Puerto Rico por el asesinato de Keishla Rodríguez.

El Tribunal Supremo de Estados Unidos resolvió en 2016 que no se puede juzgar una persona por los mismos hechos en los tribunales federales y estatales. El que dos sistemas judiciales —el federal estadounidense y el puertorriqueño— convivan en un mismo territorio como en la isla caribeña ha abierto el debate sobre si pudiera Verdejo llegar a ser condenado a muerte de ser encontrado culpable.

Jorge Schmidt, catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Puerto Rico (UPR), señaló que lo evidente es que las leyes federales prevalecen frente a las locales, por lo que la posibilidad de la pena capital, en teoría, es posible, aunque en su opinión muy improbable. Recordó que la Constitución estadounidense no dice nada sobre el asunto, razón por la que muchos estados del país norteamericano no la aplican, pero a su vez no ven un conflicto el que la justicia federal sí lo haga en su territorio. En el caso de Puerto Rico, su Constitución de 1952 deja claro que la pena capital está prohibida.

“ESTADO DE TERROR”

Por su parte, el cantante puertorriqueño Ricky Martin ha descrito como “un estado de terror” los recientes asesinatos de dos mujeres en Puerto Rico. “Lo que se ha vivido en nuestra isla en los pasados días con el asesinato de dos mujeres, Andrea y Keishla, entre otra veintena de fallecidas este año, también por violencia de género, es un estado de terror”, afirmó Martin en una carta que publicó en su cuenta de Twitter.

Martin reconoció que “se percibe el miedo, la frustración, el dolor, la indignación… y es producto del terror que nos causa saber que otra mujer muere víctima de un feminicidio, un crimen que cada día parece normalizarse más sin que se den acciones igualmente dramáticas para atajarlas”. Recomendó además que “quien sepa que una mujer está en peligro, sea a nivel físico o emocional, también tiene que tomar acción”.

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