Los puertorriqueños salen este martes a votar con la esperanza de que estos próximos cuatro años sean mejores, diferentes y renovados pese a la covid-19 y otras desgracias.

«No quiero más huracanes, no quiero más terremotos, no quiero corruptos, no quiero seguir desempleado aunque haya coronavirus. Ya nos han pasado demasiadas cosas hermano», explica a Efe desde Ponce (sur) Jayden Osorio.

Con 50 años, este exdependiente de una cadena estadounidense de grandes almacenes dice que todas las cosas ocurridas en la isla desde 2016, cuando se celebraron las últimas elecciones, ganadas por exgobernador Ricardo Rosselló del Partido Nuevo Progresista (PNP), son «demasiadas» y ahora «nos merecemos solo cosas buenas».

«Aunque haya coronavirus, que también ha sido otro golpe, pero por lo menos que no suframos más desastres naturales y yo pueda tener un empleo», agrega.

Y es que desde 2017 la isla ha recibido muchos «golpes».

En septiembre de 2017 recibió, sumida ya en una profunda crisis económica, el golpe de un huracán que dejó perdidas de alrededor de 100.000 millones de dólares y casi 3.000 muertes relacionadas.

Dos años después, y sin salir de la crisis económica y, desde luego, sin haberse recuperado de María, que asoló la isla, Puerto Rico vivió la dimisión de Rosselló, después de que miles de personas durante más de una semana salieran a la calle pidiendo su caída tras desvelarse el contenido de un chat en el que junto a gente de su equipo se mofaba de varios sectores de la población y que sirvió para levantar la liebre con una investigación por presunta corrupción.

A ellos se unen otras sombras de dudas por la gestión de la actual gobernadora, Wanda Vázquez, de los sismos registrados desde el 28 de diciembre en el sur de la isla.

Desde finales del año pasado los temblores se suceden ininterrumpidamente en el sur de la isla, lo que ha llevado a la desesperación de muchos de sus habitantes, algunos de los cuales no han recuperado sus viviendas desde enero cuando se registró el mayor, de magnitud 6.

«Como no cambien algo los nuevos, solo me queda emigrar, pero ya sabe que a los puertorriqueños eso nos cuesta un dolor!», indica a Efe, Ivettelise Ruiz, de 30 años, entrenadora personal, que ha visto cómo la pandemia ha traído una descenso en su clientela que las clases a distancia no han recuperado.

Residente cerca de Guayama, Ruiz cree que lo más importante es votar por quien prometa un cambio.

«Es mucho lo que vivimos. Y sí, hay terremotos y huracanes y pandemia, pero también es difícil vivir todos los días. A mí, por ejemplo, se me va la luz, a veces, casi todos los días, y de la conexión de internet, ya mejor no decir nada…. El transporte público ni existe… Así no se puede», se lamenta

Ruiz cree que la solución no está en los grandes: Pedro Pierluisi por el Partido Nuevo Progresista (PNP), actual partido en el gobierno, y Carlos Delgado del Partido Popular Progresista (PPD), principal de la oposición.

«La esperanza son los jóvenes o los que no están ‘contaminados’ (por el poder) como Alexandra (Lugaro, del Movimiento Victoria Ciudadana-MVC). Alguien que mejore la situación», opina.

Según los expertos ellos serán los encargados en esta jornada electoral de que la hegemonía del bipartidismo en la isla deje de ser la tónica general.

Más pesimista se muestra Noel Varos, un estudiante de Medicina, que cree que sí que es importante votar, «claro», pero «esta isla está fuerte. Es mucho» y es difícil que nadie del panorama político actual pueda sacar a Puerto Rico del atolladero.

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