Estados Unidos contabilizaba a inicios de semana más de 1. 500 niños hospitalizados por COVID-19. (Foto: EFE/ETIENNE LAURENT/Archivo)

Blanca Esthela Martínez, empleada en un restaurante móvil de comida mexicana en Houston (Texas), se arrepiente de no haber recibido la vacuna de la COVID-19 cuando la oportunidad. Cumplió su aislamiento voluntario junto con su esposo y sus cuatro hijos, que tampoco se han vacunado.

Pese a los fuertes dolores de cabeza, la tos constante por la resequedad en la garganta y un constante zumbido en los oídos, Martínez no ha visitado una sala de urgencia ni pasado a consulta con un médico especializado.

Sólo su esposo y una hija se hicieron la prueba del coronavirus y dieron positivo. Ese diagnóstico fue suficiente para tomar la decisión de quedarse en casa “hasta que se nos pase”.

“Siempre le decía a mi esposo ‘El lunes que descanso nos vacunamos todos’, pero siempre surgía otra cosa” explicó Martínez en entrevista telefónica con Efe.

De acuerdo con Joseph Varón, director de los servicios de terapia intensiva del Hospital Memorial United Medical Center en Houston, 70 % de los pacientes en cuidados intensivos con coronavirus son hispanos y 95 % de ellos no se han vacunado contra la COVID-19.

“Y las excusas que te dan, en el caso de los hispanos, que son la mayoría, van desde no contar con el tiempo necesario para vacunarse, desconocer qué vacuna ponerse o que los efectos secundarios les harían más daño”, comentó Varón a Efe.

Según el médico de origen mexicano, la politización de la vacuna del coronavirus y la desinformación han dado como resultado que se haya registrado un empeoramiento de la condición de los pacientes que son admitidos en cuidados intensivos.

“Porque se van poniendo mal y se rehúsan a visitar una sala de emergencias hasta que ya están muy avanzados los síntomas”, explicó.

Zonas de alta vacunación son también puntos calientes de COVID-19. Hace solo un mes el optimismo sobre la proximidad del fin de la pandemia no contaba la expansión de la variante Delta y la ralentización de la campaña de inmunización suscitan preocupación. (Foto: EFE/André Coelho/Archivo)

AL BORDE DEL PRECIPICIO

Las últimas cifras dadas a conocer por el Departamento de Servicios de Salud de Texas (TDHS) revelan que los casos de contagio de COVID-19 en el estado aumentaron 92 % en una semana, mientas las hospitalizaciones subieron casi 50 % y las muertes a consecuencia del coronavirus, 15 %.

Jennifer Shuford, jefa de epidemiología de Texas, advirtió en conferencia de prensa la semana pasada que el incremento en los contagios se debe a la variante Delta, “que afecta incluso a las personas que ya están vacunadas”.

En Texas, según el TDHS, a inicios del mes 44 % de la población había recibido la vacunación completa, pero eso no ha impedido que los contagios aumenten.

“Estamos, nuevamente en un camino al borde del precipicio porque nuestro sistema hospitalario está siendo afectado por el virus, que ha dejado espacio limitado en las salas de emergencia”, declaró Lina Hidalgo, juez administrativa del condado Harris, el más grande de Texas y donde está Houston, la cuarta ciudad más grande del país con una población hispana que representa el 44,3 % del total. Hidalgo ordenó subir la alerta por riesgo sanitario al máximo nivel, que sugiere a las personas no vacunadas quedarse en casa a menos que sea “absolutamente necesario”. La última vez que el nivel de alerta cambió de esa manera fue en junio de 2020.

LA TORMENTA PERFECTA

Hidalgo catalogó el incremento de casos y hospitalizaciones por coronavirus como “la tormenta perfecta” por la mayor transmisibilidad de la variante delta, que ha dejado al sistema de salud de la región con una capacidad limitada para efectuar intervenciones de salud pública a nivel local.

“Esta ya no es una enfermedad específica de las personas mayores”, recalcó la juez al referirse al promedio de edad de los pacientes ingresados, que es de alrededor de 40 años.

La funcionaria exhortó a la población a no visitar las salas de emergencia a menos que se trate de casos de urgencia extrema, y a vacunarse “independientemente de sus valores, sus creencias personales” y su afiliación política.

“No debería ser un tema partidista ni un tema político. Si usted es simpatizante de (el expresidente Donald) Trump, obtenga la vacuna que Trump promocionó con tanto orgullo, o si es simpatizante del presidente (Joe) Biden, quizás ya recibió esa vacuna”, instó Hidalgo el jueves durante una conferencia de prensa.

Acaso el mensaje tenga efecto en Mario Edgar Ramos, propietario de una compañía contratista del sector de la construcción civil en Humble, Texas, que prefirió no vacunarse ni que lo hagan sus hijos de 15 y 13 años.

Hace pocos días tuvo que llevar a uno de sus hijos a la sala de urgencias del Centro Médico Infantil de Houston por presentar insuficiencia respiratoria y dolores de cabeza debido a la variante Delta.

A veces uno les da muchas vueltas a las cosas, lo tomamos a la ligera y nos dejamos llevar por la información que recibimos, hasta que nos pasa esto”, admitió Ramos a Efe, en referencia a su hijo hospitalizado en estado delicado.

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