La alcaldesa de Clarkston, Beverly Burks (2d), posa con un grupo de mujeres inmigrantes el 18 de septiembre en Clarkston, Georgia. (Foto: EFE/Marcelo Wheelock)

Clarkston, una pequeña localidad al este de Atlanta presume del título de ser «la milla cuadrada más diversa» de los Estados Unidos, donde conviven inmigrantes de más medio centenar de países, se hablan más de 60 idiomas y se profesan prácticamente casi todas las religiones existentes.

La diminuta ciudad, de 1,1 millas cuadradas (2,8 kilómetros cuadrados), también se le conoce como «la isla Ellis del sur» luego de convertirse en el hogar de miles de refugiados que comenzaron a llegar desde las décadas de los 80 al ser designada por el Gobierno federal como una comunidad de reasentamiento.

Desde entonces, Clarkston es un «crisol cultural», con todo el sentido del término y esa diversidad se percibe en cada rincón de esta comunidad de 14.700 habitantes, de los cuales, más de la mitad nació fuera de Estados Unidos, de acuerdo con los recientes datos del Censo de 2020.

«Nosotros somos como el ‘melting pot’ de Estados Unidos», dijo a Efe la alcaldesa de la localidad, Beverly Burks, en referencia la expresión usada habitualmente por políticos para hablar del país como un lugar donde una variedad de pueblos, culturas o individuos se asimilan en un todo cohesionado.

Y lo dice cuando se preparaba para dar la bienvenida a un nuevo grupo de refugiados, en esta ocasión procedentes de Afganistán y que dejaron su país luego de la toma del poder por parte de los talibanes.

Kitti Murray, fundadora de Refuge Coffee Co., una empresa sin fines de lucro que ofrece empleo y capacitación a los refugiados posa el 18 de septiembre junto a un mural pintado en la sede de la organización en Clarkston, una pequeña localidad al este de Atlanta, Georgia. (Foto: EFE/Marcelo Wheelock)

«NOS SENTIMOS BIENVENIDOS»

A una calle de la Alcaldía se encuentra uno de los sitios más concurridos de la ciudad, Refuge Coffee Co, una empresa sin fines de lucro que ofrece empleo y capacitación a los refugiados, pero que además sirve «uno de los mejores cafés», según declaran quienes se reúnen en su terraza los fines de semana a conversar o simplemente a disfrutar de la tarde.

«Si pudiéramos usar una sola palabra para describir lo que hacemos, sería la palabra ‘bienvenido’. Todo el mundo necesita ser bienvenido, y aquí todo el mundo sabe cómo dar la bienvenida. Nuestros empleados, que vinieron de otros países, saben cómo hacerlo sin que nosotros les hayamos enseñado», dijo Kitti Murray, la fundadora de Refuge Coffee Co.

El café «es una de las mejores maneras de dar la bienvenida» y la cafetería «es nuestra forma de crear un espacio donde todos se sientan bienvenidos», afirma Murray, cuya empresa emplea a una treintena de personas procedentes de varias partes del mundo.

Y es que parece que el concepto de bienvenida, diversidad y multiculturalidad está en boca de todos los residentes de esta pequeña localidad del condado de DeKalb que se muestran orgullosos de lo que han construido como comunidad.

«Clarkston es una buena ciudad, hay gente de todos lados y es un lugar donde uno se siente bienvenido», asegura Mohammed Ahmed, un inmigrante originario de Eritrea y quien trabaja como «barista» en Refuge Coffee Co.

De acuerdo con datos del Censo 2020, un 59 % de los residentes de la localidad se identifican como negros o afroamericanos, un 24,6 % como asiáticos, un 12,4 % como blancos y un 4,4 % como hispanos.

Vista de un camión de café estacionado frente a Refuge Coffee Co, una empresa sin fines de lucro que ofrece empleo y capacitación a los refugiados, el 18 de septiembre en Clarkston, Georgia. (Foto: EFE/Marcelo Wheelock)

DIVERSA Y SOLIDARIA

Continuando en la céntrica Market Street se encuentra un pequeño centro comercial lleno de negocios de inmigrantes africanos y asiáticos, que llegaron hace algunos años a Clarkston como refugiados y que decidieron quedarse y probar suerte con su propia empresa familiar.

Uno de ellos es Yan Tum, de Birmania (Myanmar), quien junto con un familiar tiene una tienda de productos de su país y de la región. «La diversidad es lo que más me gusta de vivir en Clarkston», dijo el comerciante mientras preparaba unos platillos típicos birmanos.

Además de la diversidad y multiculturalidad, en esta ciudad de Georgia también se percibe un sentido de unión y solidaridad, como lo resume uno de los letreros que dan la bienvenida a la localidad: «Welcome to Clarkston: small city, big heart» (Bienvenidos a Clarkston, una ciudad pequeña con un corazón bien grande).

«Todos nos unimos con nuestras diferentes culturas, diferentes perspectivas de la vida, para construir un Clarkston fuerte y eso es lo que nos hace tan únicos. Es la gente, son nuestras organizaciones sin fines de lucro que ayudan a la comunidad y son los funcionarios electos que desarrollan políticas a favor de toda nuestra comunidad», dijo la alcaldesa.

Al forjar coaliciones, «podemos hacer más como comunidad y uniremos con el propósito de empoderar a la gente», puntualizó la mandataria.

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