Fotografía de archivo fechada el 9 de enero de 2019 que muestra a la jueza cubano-estadounidense Bárbara Lagoa. EFE/Giorgio Viera/Archivo

Miami. – La jueza Bárbara Lagoa, incluida en la «lista corta» de posibles candidatas del presidente Donald Trump para la Corte Suprema de Estados Unidos, es un motivo de orgullo para los cubano-estadounidenses del sur de Florida, pero no despierta el mismo entusiasmo entre organizaciones progresistas.

«Es una mujer sensacional», dijo este lunes Trump sobre Lagoa en unas declaraciones al canal televisivo Fox, mientras la Alianza para la Justicia (AFJ) manifestó su «fuerte» oposición a que sea nombrada, en razón del sentido de algunos de sus fallos.

«Bárbara Lagoa puede causar un gran daño a millones de estadounidenses», dice a Efe Daniel Goldberg, director legal de AFJ, aunque precisa que con la jueza Amy Coney Barrett, de Indiana, y la jueza Allison Jones Rushing, de Carolina del Norte, también mencionadas como posibles candidatas, sería «lo mismo».

Tras la muerte de la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg, el viernes pasado Trump anunció que piensa nombrar a una mujer para cubrir la vacante y que se propone hacerlo antes de las elecciones.

Hija de cubanos que huyeron del castrismo, Lagoa nació en 1968 en Miami-Dade y creció en Hialeah, una ciudad de ese condado que se caracteriza por ser una de las menos diversas del país, con más de un 96 % de habitantes que se identifican como «hispanos» y de ellos tres cuartas partes como cubanos.

ORGULLO PARA LA COMUNIDAD

Casada con un abogado, Paul C. Huck, y madre de tres hijas, siempre ha estado ligada a su comunidad como demuestra el hecho de que integrase el equipo de abogados que representó gratuitamente en el año 2000 a la familia del «balserito» Elián González en la batalla legal que terminó desfavorablemente para ellos con la entrega del niño a su padre y su traslado a Cuba.

Analistas políticos sostienen que Trump, aparte de por sus méritos profesionales y su conservadurismo, ha pensado en ella como una baza para ganarse a los votantes latinos de Florida, un estado que puede ser decisivo en las elecciones del 3 de noviembre.

La revista Político dice que políticos republicanos de Florida como los senadores Rick Scott y Marco Rubio han promovido a Lagoa con ese fin, dada la ventaja que el candidato demócrata Joe Biden le lleva a Trump entre los latinos (62 % frente a 26 % según una encuesta del domingo).

Dirigentes del exilio cubano consultados por Efe negaron que se trate de «una jugada política».

«Lagoa tiene méritos suficientes para ser nominada (…) es un orgullo hispano y un ejemplo de lo que los cubanos podemos lograr en libertad», dijo a Efe la opositora Rosa María Payá.

A lo largo de su carrera judicial Lagoa ha sido siempre la primera hispana y la primera cubano-estadounidense en llegar a un puesto, pero en la Corte Suprema estadounidense no lo sería, pues la jueza de origen puertorriqueño Sonia Sotomayor forma parte del alto tribunal desde 2009.

CARRERA Y FE

En enero de 2019, cuando el gobernador de Florida, Ron DeSantis, la nombró jueza de la Corte Suprema del estado, Lagoa, con voz entrecortada, agradeció a sus padres en español «todos los sacrificios» que hicieron por ella.

Además, resaltó la «libertad» que su familia encontró en Estados Unidos y la posibilidad que han tenido como muchos otros cubanos de reconstruir sus vidas en este país.

A la Corte Suprema de la Florida llegó tras ejercer como jueza casi 13 años en el Tribunal de Apelaciones del Tercer Distrito estatal.

Actualmente es jueza en la Corte de Apelaciones del Undécimo distrito en Atlanta, cargo para el que fue nombrada por Trump a fines de 2019 y por el que dejó la Corte Suprema de Florida.

Licenciada «cum laude» en artes por la Universidad Internacional de Florida (FIU), con sede en Miami, Lagoa continuó estudios en la Universidad de Columbia (Nueva York), donde en 1992 se doctoró en Derecho y luego trabajó para importantes firmas de abogados.

«Para aquellos de ustedes que saben algo acerca de las familias cubanoamericanas, no solo soy hija ni nieta, así que ir a la escuela de leyes en la ciudad de Nueva York no fue una decisión popular en mi casa», dijo el día que asumió como jueza suprema de Florida.

Su fe católica es otra de sus señas de identidad. En 2019, dijo en un acto público que la «fe perdurable en Dios» que le inculcaron desde niña ha sido su sostén «a través de los altibajos de la vida».

LOS PROGRESISTAS NO LA QUIEREN

Los fallos judiciales de Lagoa hacen temer que «se pondrá de lado de los ricos y poderosos a expensas del estadounidense común y corriente», alertó AFJ en 2019.

El director legal de esa organización dijo este lunes que los jueces que Trump nombra para el Supremo tienen la característica de que van a fallar «automáticamente» en favor de su política.

Para una semana después de las elecciones está prevista una audiencia en la Corte Suprema sobre la Ley de Cuidado Asequible de la Salud (Obamacare) y la consigna de Trump es acabar con ella, lo que significará «un gran daño para millones de personas».

«Estar en la ‘lista corta’ de Trump significa que es alguien que pondrá la ideología por encima de los derechos y la protección legal de los ciudadanos», agregó.

Goldberg destacó que Lagoa fue uno de los jueces de la Corte de Apelaciones del Undécimo Circuito que votó a favor de un fallo que impide que personas que cumplieron condenas en Florida puedan votar en las elecciones si no pagan antes las costas judiciales y multas que adeudan.

El juez Adalberto Jordan, el único que votó en contra, subrayó que esa decisión niega el derecho al voto a personas que «han cumplido con creces su deuda con la sociedad» e ignora que los floridanos aprobaron en una consulta popular por una amplia mayoría que se les restableciera ese derecho.

Ana Mengotti

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