Fotografía cedida por Christian Todd a través de la Cámara de Comercio de Craig donde se aprecia una vista del Parque Browns, un refugio nacional de vida salvaje ubicado a dos horas de la ciudad en el condado de Moffat, Colorado. (Foto: EFE/Christian Todd)

Denver (CO), .- El cierre de una mina de carbón y de dos plantas eléctricas en Craig, una pequeña y remota localidad del noroeste de Colorado, dejará en precaria situación económica y social a miles de latinos y otros residentes, al suprimir recursos para mantener abiertos su hospital y sus escuelas.

Aunque el fin de las instalaciones está previsto para entre 2025 y 2028, la población de esta ciudad en las Montañas Rocosas, a 320 kilómetros de Denver, se redujo ya de 13.000 o 9.000 habitantes desde que en enero de 2020 la empresa Tri-State Generation and Transmission anunció la clausura «por razones empresariales».

La mina y las plantas eléctricas comenzaron a operar en la década de 1970 en el condado Moffat y diez años después ya figuraban entre las mayores instalaciones de su clase en Colorado.

«Muchas personas siguen llorando» por el cierre de la mina de carbón, según Brittany Young, subdirectora de la Cámara de Comercio de Craig y del Centro de Visitantes del condado.

Entre ellas familias como la de Trinidad Loya, que llegó desde México hace tres décadas para trabajar en la mina, donde también trabajan hasta hoy su hijo y su nieto.

«Con el cierre de la mina y de las plantas de electricidad, el condado de Moffat perderá 50 % de sus ingresos por impuestos a la propiedad. Esos son los fondos que se usan para nuestras escuelas y nuestro hospital», dijo Young a Efe.

«El cierre de esas tres entidades nos afectará a todos, incluso a quienes no trabajan en la mina y no tienen ningún contacto con la mina o con las plantas. Cada pequeño negocio perderá una enorme cantidad de ingresos y quizá los negocios deberán cerrar», agregó.

Entre esos negocios figuran la sala de cine, el centro de boliche y una conocida pizzería, que por la pandemia y los cierres carecen tanto de clientes como de empleados.

Young explicó que los cierres también afectarán a las compañías que proveen de insumos a Tri-State y a las organizaciones comunitarias o no lucrativas que dependen de donaciones empresariales para realizar su misión.

Por su parte, la Hermandad Internacional de Trabajadores de Electricidad (IBEW), el sindicato que agrupa a los mineros y a los empleados de las plantas eléctricas, estima que un total de 600 trabajadores perderán sus empleos, incluyendo unos 180 trabajadores de la mina.

Según Young, esos trabajadores son los mejor pagados en el condado de Moffat, con ingresos anuales promedio de entre 90.000 y 100.000 dólares, casi el doble que el ingreso promedio anual por familia en Colorado y dos veces y media más que los salarios en Craig.

UN ESTILO DE VIDA

Muchos trabajadores deberán buscar oportunidades fuera de Moffat, pero para otros la vida en la mina es «un estilo de vida porque sus padres y abuelos también trabajaron allí», explicó.

«Trabajar en la mina es lo que para ellos define una vida exitosa», agrega Young.

«Las personas comienzan a trabajar en la mina o en las plantas de electricidad desde jóvenes y anticipan que allí van a seguir trabajando toda su vida laboral», sostuvo Richard Meisinger, directivo del sindicato IBEW 111, en declaraciones a Efe.

Algunos trabajadores ya recibieron ofertas de empleo de Tri-State para trasladarse a otras instalaciones de la compañía, específicamente a la planta de electricidad en Pueblo, en el sur de Colorado, a unas 310 millas (500 kilómetros) al sur de Craig.

Y aunque la oferta aparentemente es buena, no todos quieren dejar la ciudad donde sus familias han vivido por muchas generaciones. Ese sería el caso de unas 300 familias hispanas, es decir unos 2.000 latinos.

«Los que se queden en el condado de Moffat van a ver muchos cambios, pero el cierre de la mina y de las plantas eléctricas no nos va a detener. Tenemos más de 800.000 hectáreas de terrenos públicos de propiedad del condado que vamos a capitalizar para aumentar el turismo y la recreación al aire libre», indicó Young.

De hecho, Craig sabe reinventarse. En sus comienzos a fines del siglo XIX era sólo una serie de ranchos y una posta de intercambio. A principios del siglo XX se convirtió en una parada en el camino entre Denver y Salt Lake City (Utah). Ahora, dijo Young, Craig implementará un «proyecto de recuperación» de los terrenos ocupados por la mina.

Los planes iniciales incluyen la posible instalación de turbinas generadoras de electricidad y quizá el uso del lugar para entrenamiento de personas que desean obtener licencias comerciales para conducir camiones de gran tamaño.

Escenarios similares se repiten en muchas otras pequeñas ciudades de Estados Unidos debido a la transición del uso de combustibles fósiles al uso de energías renovables, sea por decisiones empresariales o por la entrada en vigor de nuevas normas como la Ley de Aire Limpio que Colorado aprobó en 1990.

En otros casos, las generaciones más jóvenes optan por no trabajar en las minas, dejando a esos establecimientos sin el personal necesario.

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