(Foto: Ilustrativa/Pexels)

El año pasado, millones de personas en los Estados Unidos se presentaron para vacunarse contra el COVID-19. Alrededor del mundo, en torno a  5 mil millones de personas  han recibido la vacuna contra COVID-19, cerca del 60% de la población mundial, sin embargo, dado que los primeros en recibir la vacuna lo hicieron hace un año, son mucho menos los que han recibido una  vacuna de refuerzo.

¿Por qué los refuerzos van a la zaga de la vacuna inicial y por qué la gente debería tomarse en serio el refuerzo?

Algunas personas pueden creer que no necesitan la vacuna de refuerzo COVID-19 porque ya recibieron las dosis originales. Pueden creer que dos dosis de Pfizer y Moderna o una dosis de la vacuna Johnson & Johnson les brindarán suficiente protección. Además, las personas que contrajeron COVID-19 y se recuperaron pueden creer que su inmunidad natural será suficiente para protegerlos. Otros pueden haber experimentado los efectos secundarios de la vacuna y es posible que no quieran lidiar con ellos por segunda vez. Algunas barreras logísticas legítimas son prohibitivas: la falta de transporte hacia y desde el sitio de vacunación puede impedir que alguien reciba su refuerzo de COVID-19. Especialmente aquellos que tuvieron que viajar una gran distancia para vacunarse, o que tuvieron que ausentarse del trabajo para obtener sus citas de vacunación originales, es posible que no tengan la flexibilidad para volver a hacerlo.

Sin embargo, la evidencia sugiere que el refuerzo tiene un impacto significativo en los casos individuales y en la trayectoria general de la salud pública. The New York Times ha presentado datos de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) sobre los resultados de COVID-19 entre personas que no están vacunadas, vacunadas sin refuerzo y vacunadas con refuerzo. Específicamente, el promedio semanal de muertes por COVID-19 por cada 100,000 personas se registró de octubre de 2021 a noviembre de 2021. Las personas que fueron vacunadas y recibieron el refuerzo, tuvieron la tasa de infección y mortalidad de COVID-19 más baja. En segundo lugar, estaban las personas que estaban completamente vacunadas, pero sin refuerzo. Las personas que tenían la tasa más alta de infección y mortalidad por COVID-19 eran las no vacunadas. En general, los datos de los CDC muestran que una vez que una persona recibe su refuerzo de COVID-19, su riesgo general de infección y muerte por COVID-19 disminuye. Por último, de acuerdo con el New York Times y los CDC, el riesgo semanal promedio de que una persona que recibe la dosis de refuerzo muera debido a la COVID-19 fue de casi uno en un millón durante octubre y noviembre de 2021.

A ese ritmo, el riesgo de que una persona que recibe la dosis de refuerzo muera por COVID-19 es más bajo que el riesgo de que un estadounidense promedio muera en un accidente automovilístico, que es de aproximadamente 2,4 por millón.

La orientación sobre las medidas de protección contra el COVID-19 ha cambiado con frecuencia en los últimos dos años y eso puede ser frustrante para algunas personas. Sin embargo, la razón por la que la situación cambia es porque la ciencia detrás del virus COVID-19 y la vacuna, evolucionan con el tiempo. No es que la orientación original fuera incorrecta. Si no que los científicos y los profesionales de la salud pública están aprendiendo más sobre el virus COVID-19, se están haciendo nuevos descubrimientos sobre la vacuna y han surgido nuevas variantes como Delta y Ómicron. Todos los involucrados (científicos, funcionarios gubernamentales y residentes estadounidenses promedio) están haciendo todo lo posible para navegar en medio de la incertidumbre. Pero los datos abrumadores muestran que vacunarse y reforzarse sigue siendo una de las mejores medidas que cualquiera puede tomar para protegerse a sí mismo y a sus seres queridos.

La buena noticia es que alrededor de 94 millones de personas en los Estados Unidos han recibido el refuerzo de COVID-19. Ha llegado el momento de que el resto de la población dé un paso al frente. Especialmente si han pasado seis meses o más, desde la segunda dosis de la vacuna de Pfizer o Moderna o dos meses desde la vacuna de Johnson & Johnson, el refuerzo fortificará la protección. Para todos, esto significa continuar el progreso hasta un momento en que la crisis ya no sea aguda. Para algunos, esto puede ser, literalmente, la diferencia entre vivir en lugar de morir a causa de la COVID-19.

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