En Argentina del Flamenco al Tango
Ciudadanos hacen fila en un supermercado en Buenos Aires (Argentina). EFE/Juan Ignacio Roncoroni

Buenos Aires, Argentina. – Hace dos décadas que Natalia vive en Madrid, pero el caos aéreo por el coronavirus ha alargado más de la cuenta sus vacaciones en su Argentina natal. Lejos de perder el tiempo, esta bailaora de 45 años pasa sus días haciendo más fácil la vida de Susana, de 70. Nunca se han visto, pero ya las une una particular amistad.

Con su mascarilla en la boca y a paso firme, Natalia Meiriño, acostumbrada a recorrer el mundo con sus espectáculos de flamenco, hace días que ha cambiado los tacones y el tablao por unas cómodas zapatillas y otro escenario: los pocos metros que distan la casa de su madre, donde está quedándose en Buenos Aires, de la de Susana, también artista, en su caso plástica, y bailarina, pero de tango.

Ella es una de las casi 30.000 personas que se han inscrito en el programa de voluntariado «Mayores cuidados», con el que el Gobierno de la capital argentina busca que los adultos mayores de 60 años, grupo de riesgo del COVID-19, tengan cubiertas sus necesidades sin salir de casa en el tiempo que rija la cuarentena social impuesta en el país para evitar la propagación del virus.

El coronavirus también deja algo bueno: la experiencia personal y la solidaridad.

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