(Foto: VOA/Archivo)

La organización venezolana Centro de Justicia y Paz (Cepaz), registró en el país al menos 434 actos de persecución y criminalización durante el primer trimestre de 2021.

“Eso se traduce en al menos 2 actos de criminalización o persecución por día. Aún más, cada 10 horas una persona es perseguida o criminalizada en Venezuela”, explicó Nicole Hernández, una de las investigadoras de Cepaz, durante una rueda de prensa virtual.

Hernández calificó de “alarmante” los resultados y explicó que, aunque esta investigación de carácter documental tiene un subregistro de los casos, permite identificar “prácticas reiteradas” y “categorías de personas víctimas”.

Al revisar el informe por categorías de las víctimas, son los líderes políticos y sus familiares quienes más fueron sujetos de estos actos, con 268 ataques. Entre ellos destacan 12 detenciones y 66 actos de amenazas, hostigamiento o violencia.

Le siguen los periodistas y trabajadores de la prensa, con 114 ataques, entre ellos 64 actos de amenazas, hostigamiento y violencia y 11 ataques a portales web. Cierran las categorías las organizaciones de la sociedad civil (31) y la población en general (21).

Hernández detalló que las amenazas y la apertura de procedimientos judiciales o citaciones serían los patrones de persecución y criminalización más utilizados.

“Este año, 2021, encontramos que estos patrones, o que estos actos, se habían agudizado”, apuntó la investigadora, agregando que, en años electores como este, para cuando están pautadas elecciones regionales en el país, “se agudizan aún más”.

Otras de las investigadoras, Sara Fernández, recordó que la persecución con fines políticos puede constituir un crimen de lesa humanidad, si cumplen los elementos establecidos en el Estatuto de Roma. Agregó que incluso este crimen es parte del examen preliminar que lleva la Corte Penal Internacional de la situación “Venezuela I”.

Por su parte, Beatriz Borges, directora ejecutiva Cepaz, indicó que con estos reportes esperan generar el efecto contrario a la política de “miedo” y “desmovilización” que hay en el país.

“Mientras más persecución, tiene que haber más organización, por el tema de protección entre nosotros (…) pero también porque es la forma justamente de revertir ese proceso de discriminación”, apuntó.

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