Emma Martínez.

Es lamentable ver y leer todo lo que está pasando en nuestro país, tantas muertes, tantos problemas que nos han impactado tanto a nivel provincial (en cada provincia del país) como a nivel nacional e internacional. Aunque tampoco nos escapamos los dominicanos que vivimos en el exterior y que es cerca del 20 % de la población que ha migrado a otros países, principalmente Estados Unidos, España e Italia. La delincuencia está por doquier.

¿Dónde estamos parados?, ¿Por quién estamos cuidados?, tenemos miedo de salir a las calles del barrio en donde crecimos, del barrio en donde vivimos hoy en día por el miedo de vivir una experiencia fastidiosa y marcante como es el ser robado (en buen dominicano atracado) por un joven que no cree qué hay maneras mejores de conseguir las cosas. Y no solo de ser atracados, sino ser lastimado por esa persona e incluso padecer el maltrato físico de parte de los que deberían estarnos cuidando, como es el caso de la policía nacional.

En el pasado mes de febrero, en República Dominicana ocurrieron sucesos impactantes, como la terrible muerte del niño por manos de un oficial de policía, y también la muerte de la adolescente que murió desangrada, aunados a algunos otros casos que han sucedido en algunas provincias, y que pasan casi desapercibidos, porque no han tenido el gran auge como estás dos lamentables muertes.

Cabe señalar que muchos de los medios de comunicación dominicanos, son amarillistas, a veces con la intención de tapar una noticia desviando la atención; y así solapando injusticias.

Los mandos han otorgado a la policía del país una autoridad que ellos toman como escudo y pretexto para hacer lo que les plazca con el ciudadano. En ocasiones los mismos policías hacen cosas sin aparente razón alguna, como fue quitarle la bocina al papá del niño fallecido el pasado mes de febrero mientras estos disfrutaban del carnaval. Es insólito como vidas acaban por culpa de la policía, porque estos no siguen el protocolo que hay que seguir, sino que a punta de pistola quieren resolver todos los problemas.

Todos sabemos que la comunicación es la base de todo, hablemos, ciudadanos, políticos, policía, usemos la palabra, hablando la gente se entiende, no queramos resolver todo a golpes, tratemos de calmar las cosas y pedirle al Señor que nos ayude en medio del problema. Hay que hacer la diferencia, tú puedes hacerla. Mantengamos la esperanza de que Dios nos cuida. ¡Qué el impacto de Jesús nos mantenga el pulso equilibrado!

Emma_martinez10@hotmail.com

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