Fotografía cedida por la Fundación de Comunidades Latinas (LCF) donde aparece su presidenta Jacqueline Martínez Garcel. (Foto: EFE/LCF)

Al acercarse la temporada de elecciones, el ambiente suele calentarse y se siente cada vez más la necesidad de hablar de los temas que preocupan a la mayor parte de los ciudadanos.

En general, el enfoque de los candidatos hacia los temas centrales de campaña varía según sus visiones partidarias. Para nadie es un misterio que la violencia es cada vez más preocupante en Filadelfia, y que las posturas de los que buscan votos, serán muy relevantes al momento de obtener las preferencias. Algunos candidatos enfatizan más la necesidad de aumentar las medidas punitivas y el uso de fuerza policial; mientras que otros buscan un acercamiento más ‘holístico’ y prueban a llegar a la raíz del problema, a las causas que llevan a tantos jóvenes a la violencia y usar las armas de fuego para “resolver conflictos”.

Si bien el cumplimiento de la ley es necesario, lo es más aplicarla sin distinciones socioeconómicas y raciales.

Los candidatos que trabajen por ofrecer a los jóvenes marginalizados y a las minorías, mejores oportunidades de educación, mayor atención en salud física y mental, vigilancia a la vulnerabilidad alimentaria, y apoyo para obtener viviendas dignas, podrían tener mayores posibilidades de vencer la carrera a la alcaldía de Filadelfia, de una ciudad también necesitada de vencer las inercias de la corrupción sin miedo a aplicar la ley.

Durante este mes de marzo, en el que se resaltan las desventajas y los logros de las mujeres, es positivo que haya cuatro mujeres competentes entre los candidatos; cualquiera de ellas aportaría una refrescante y nueva visión desde la cima del liderazgo de la administración. Así que es probable que el alcalde número 100 de Filadelfia, sea una mujer.

Si Filadelfia está preparada para tener una alcaldesa mujer, se sabrá pronto, pero lo que se sabe es que sí hay mujeres preparadas para gobernar como se debe hacer; es decir, con amor y límites firmes y claros, con la misma fórmula con la que se forman los seres humanos funcionales.

Elegir a una mujer como alcaldesa sería un logro en la batalla por la equidad de género, pero más allá de la paridad; podría ser una ganancia y un aporte en cuanto se diversifica el gobierno; permite que nuevas visiones y voces entren en la ecuación administrativa desde el liderazgo, y puede impactar positivamente el modo como se enfrentan los problemas y se genera prosperidad para los habitantes de la ciudad y del barrio.

La forma en que las mujeres suelen abordar los problemas, contiene una panorámica más amplia, donde predomina el bien común.

Una voz femenina en el corazón de la administración también puede significar un paso como acción afirmativa en procesos de contratación de empleados públicos, donde el énfasis vaya más a los méritos y no al género del trabajador, y donde se pueda avanzar en la paridad salarial.

Además, el triunfo de una mujer, en especial de una minoría racializada, podría representar la victoria de muchas, y mandar una señal en la lucha contra la violencia, incluido el maltrato intrafamiliar y la violencia doméstica; que suele vivirse también como resultado del estrés que agobia a muchas de las familias inmigrantes –por miedo a una deportación, por estrechez económica, o falta de empleo, y de oportunidades– y que a menudo se traduce en problemas de alcoholismo, drogas y salud mental que impactan duramente la vida de las parejas y del núcleo familiar.

Aunque el liderazgo femenino requiere todavía un amplio trabajo educativo para desmontar viejos mitos y clichés que relegan a las mujeres a un segundo plano por prejuicios de incapacidad, inseguridad o impreparación; en los últimos años, tanto en los EE. UU. como en América Latina las mujeres han ido ganando cada vez más espacios de participación política y de liderazgo al máximo nivel. Basta recordar, por ejemplo, que en el 2014 llegaron a convivir 4 presidentas en 4 países de la región; Brasil, Argentina, Chile y Costa Rica. Actualmente, son muchas las mujeres que están a cargo de varias organizaciones internacionales.

En esta edición presentamos la única mujer latina candidata a la alcaldía. Maria Quiñones Sánchez, habla nuestro idioma, en más de un sentido. Junto con ella celebramos a todas las mujeres que se están presentando en la boleta electoral. Les deseamos éxito a cada una de ellas, porque su éxito será también el de la ciudad. Enhorabuena a todas, y que gane la mejor para Filadelfia en este momento que podría ser un punto de inflexión.

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