climático
Antonieta Cádiz es actualmente la directora general de asuntos latinos para Climate Power. (Foto: Archivo)

Esta semana la temperatura en Houston subió a más de 38 grados celsius. Me gustaría decir que fue la excepción, pero lamentablemente no lo es. Durante las últimas semanas las temperaturas arriba de los 38 grados se han hecho habituales, no sólo en Texas sino en la mayoría de los estados del centro sur y oeste de Estados Unidos. Julio fue el mes más caluroso registrado en el planeta hasta la fecha y el más caliente en unos 120.000 años.

Han pasado ya semanas desde que comenzamos a hablar de la nueva ola de calor. El problema es que las olas vienen y se van, mientras las temperaturas altas sostenidas este verano nos han demostrado que más que hablar de olas, estamos enfrentándonos a la realidad extrema del cambio climático. Una que impide a nuestros hijos jugar en los parques sin sofocarse, una que aumenta las posibilidades de muerte de los trabajadores al aire libre expuestos al sol durante varias horas; una que está afectando directamente a nuestro bolsillo al aumentar el precio de la gasolina.

El calor extremo está  impidiendo que las refinerías, que convierten el petróleo en productos utilizables como la gasolina, funcionen a pleno rendimiento. ¿Será ahora entonces que la industria del gas y petróleo abrirá los ojos frente al daño que han causado? No olvidemos que ellos son el mayor impulsor del cambio climático, ya que representan más del 75% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y casi el 90% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono. 

Los grandes ejecutivos de la industria del petróleo son los primeros en ignorar esta realidad cuando las ganancias son consistentes. Las cinco mayores compañías de gas y petróleo – ExxonMobil, Shell, BP, Chevron y ConocoPhillips – anunciaron sus ganancias para el segundo trimestre de este año, que alcanzaron un total de $23.540 millones para 2023, sumando a sus arcas, que el año pasado se dispararon hasta alcanzar la cifra récord de $400.000 millones.

Al final quienes pagamos la cuenta con nuestra salud dinero y bienestar somos los consumidores, quienes sufrimos con el calor sostenido y pagamos más en la gasolinera.  

A escala nacional, el precio de la gasolina ha subido a casi 29 centavos en comparación con hace un mes. Si no dejamos de depender de la industria del gas y el petróleo, seguiremos siendo vulnerables a su volatilidad. Sobre todo ahora que el cambio climático está afectando sus propias prácticas.

Si nos mantenemos igual, nuestras comunidades serán las más perjudicadas. Según la Agencia de Protección Ambiental, de no detener el calentamiento de nuestro planeta, los latinos tendremos un 43% más de probabilidades de vivir en comunidades que perderán horas de trabajo por calor extremo. 

Nuestra comunidad está consciente de esta realidad. Nos preocupa porque sabemos lo que está en juego. Según una encuesta de BSP Research y Climate Power, el 89% de los latinos expresó preocupación por los precios de la gasolina y una abrumadora mayoría (76%) apoya un proyecto de ley que imponga impuestos a las grandes petroleras para ayudar a pagar las inversiones en energías más limpias, y apoyaría igualmente el aumento de las inversiones en fuentes de energía renovables como la eólica y la solar para sustituir a las fuentes no renovables. 

Sabemos que la clave para contrarrestar los peores efectos de la crisis climática, como los fenómenos meteorológicos extremos y los impactos económicos, es la transición a una economía energética limpia, fiable y asequible. Ahora mismo, las inversiones en energía limpia están ayudando a nuestra economía. Desde que se aprobara la Ley para Reducir la Inflación en agosto pasado, se han creado más de 170,000 empleos de energía limpia en 44 estados– alejándonos de la dañina y volátil industria del gas y el petróleo.

Depende de nosotros elegir un mundo con veranos cada vez más calurosos y precios cada vez más caros o adoptar un cambio que es bueno para nuestros bolsillos, nuestra salud y para un planeta habitable para las generaciones futuras.

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