Los asistentes escuchando la presentación del fotógrafo y cineasta americano, Laurence Salzmann. Exhibición fotográfica: Misk’I Kachi Runakuna/Gente de sal y dulce. Taller Puertorriqueño. (Foto: Mary Luz Marques)

Experiencia del Taller Puertorriqueño: Misk’I Kachi Runakuna/Gente de sal y dulce

Después de estar confinada en mi casa, por casi catorce meses, procurando no tener contacto social, me atreví a participar en un programa comunitario y exhibición fotográfica en Taller Puertorriqueño: Misk’I Kachi Runakuna/Gente de sal y dulce, del fotógrafo y cineasta americano Laurence Salzmann. La idea de convivir con otras personas me entusiasmaba mucho; pero, a la vez, había una voz interna que retumbaba un refrán dentro de mi cabeza: “Más vale prevenir que lamentar”. ¡Pero me arriesgué!

Cuando llegué al “Corazón Cultural del Barrio” –así es como se le conoce también al Taller Puertorriqueño– me puse mi mascarilla y empecé a observar el interior del lugar desde la comodidad de mi automóvil. Tomé unos minutos para prepararme mentalmente del paso que iba a tomar; aunque para algunas personas sea una simple decisión, para mí fue muy difícil. Cerré mi carro y me aventuré a esta nueva experiencia de convivio social en medio de una pandemia –porque, aunque algunos no las quieran respetar, todavía seguimos con restricciones sanitarias por causa del COVID-19–.

Celebrando las tradiciones culturales andinas. Exhibición fotográfica: Misk’I Kachi Runakuna/Gente de sal y dulce. Taller Puertorriqueño. (Foto: Mary Luz Marques)

Al llegar, me abrieron la puerta y me checaron la temperatura. Las personas usaban mascarillas. Dora Viacava, directora de divulgación del Taller Puertorriqueño, me saludó y, cordialmente me dio la bienvenida. Hablamos por unos minutos sobre muchas cosas, y después de las pequeñas presentaciones nos enteramos de que ambas éramos peruanas –coincidencias de las conversaciones amigables–.

Después conocí al fotógrafo Salzmann, quien me compartió unos minutos acerca de su experiencia cross-cultural en la ciudad de Maras, en Cusco, Perú, y de la importancia de haber aprendido a hablar quechua para poder conectarse con los lugareños de la región, y capturar la vida cotidiana y su profunda conexión con la naturaleza y el universo, a través de sus fotografías.

Refranes quechuas y pilares de la cultura Inca: Ama Sua (no robes), Ama Kella (no mientas) y Ama Llulla (no seas flojo). Exhibición fotográfica: Misk’I Kachi Runakuna/Gente de sal y dulce. Taller Puertorriqueño. (Foto: Mary Luz Marques)

Caminé unos pasos hacia la sala de exhibición y me sumergí por completo en las fotografías expuestas. Me encontré con los refranes quechuas y pilares de la cultura Inca: Ama Sua (no robes), Ama Kella (no mientas) y Ama Llulla (no seas flojo). Las imágenes abstractas en blanco y negro capturaban una sensación de misticismo de la cultura andina. Segundos después, mi imaginación empezó a volar cuando mis ojos recorrían esos paisajes nunca vistos. Parece increíble, pero las fotografías nos ponen en un contexto cultural implícito evocando una añoranza hacia el pasado.

Las impresiones a color mostraban la comunión de un pasado milenario y un presente que mezcla la diversidad de muchas generaciones. Me sorprendió ver la foto de una niña, de siete u ocho años, jugando “Uno”. Cada fotografía mostraba un aspecto cultural de los habitantes. Los niños con ingenio creaban sus propios juegos usando cosas que para otros no tendría valor –por ejemplo, la rueda de una bicicleta que fue desmantelada–.

Después de bailar unos cuantos huaynos peruanos y de convivir socialmente en un grupo, sentí que las personas estaban buscando estos espacios culturales que la pandemia nos había arrebatado por muchos meses; tal vez ahora, podamos apreciar mucho más el calor humano de nuestra comunidad y valoremos el regalo del presente. ¡Yo lo sentí!

Contacto: LinkedIn @maryluzmarques, Twitter @maryluz_marques

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