De izquierda a derecha: Nasheli Ortiz González, Lisa Moser, Carmen Febo San Miguel y Edgardo Miranda-Rodríguez. Taller Puertorriqueño, 2021. (Foto: Obtenida de la red social Facebook @tallerpr.org)

Aunque me encanta la lectura de diversos géneros, no había explorado tan a fondo el estilo de escritura y mensajes de las novelas gráficas en estos tiempos actuales –sin embargo, de pequeña me gustaba leer las revistas cómicas de las aventuras ficticias de “Archie y sus amigos”–, me llamó la atención el personaje de “La Borinqueña”.

Al verla en la portada de la publicación, me sentí identificada, de alguna manera, con su color de piel, cabello ondulado y facciones indígenas. No obstante, no siendo puertorriqueña, pero sí latina, me aventuré a hojear las páginas del libro y a descubrir los superpoderes de esta inusual protagonista.

El 30 de noviembre de 2016 la Ciudad de NY lo nombró «Día Edgardo Miranda-Rodríguez»

La borinqueña fue creada por el ilustrador, autor y activista Edgardo Miranda-Rodríguez en el 2015, con el objetivo de hacer un llamado humanitario a la comunidad del estatus de colonización de Puerto Rico. Así lo dejó saber, el pasado 23 de octubre cuando se presentó en el Taller Puertorriqueño, para exponer su más reciente edición en esta serie de novelas gráficas a la audiencia multicultural e intergeneracional que se encontraba en ese lugar.

Según el artivista, la creación del personaje de “La Borinqueña” le permite establecer una plataforma de contacto y de diálogo con el público, ayudándole a exponer los problemas sociales, culturales, étnicos y de contexto histórico que aquejan a la isla puertorriqueña.

Sneak peek del mural “La Borinqueña” que será pintado en Filadelfia en 2022. Creador Edgardo Miranda-Rodríguez. (Foto: Obtenida de la red social Twitter @MrEdgardoNYC)

El colorismo, la identidad cultural, el privilegio blanco, la gentrificación, el derecho al voto, los problemas de la mujer, el racismo y el calentamiento global fueron solo algunos de los temas que le sirvieron al ilustrador como puntos de referencia en este coloquio, para provocar en la audiencia una reflexión individual y colectiva. Este llamado de lucha, en cada historia, intenta sembrar en las bases, la semilla de una conciencia comunitaria que le permitan al pueblo tomar acciones que reflejen una movilización social y cultural de libertad e independencia de Puerto Rico. Además, el autor agregó que el poder de la unidad colectiva reside en la aceptación del bagaje de su diversidad cultural.

En la cuenta de Facebook del Taller Puertorriqueño, la exdirectora de esta organización, Carmen Febo San Miguel, dijo que esta conversación fue muy significativa y que el autor “nos desafía a pensar en los muchos problemas que impactan a nuestra comunidad. Autodeterminación puertorriqueña, pero también raza, colorismo, cuestiones de mujeres, género, sexismo y más. Gracias Edgardo por mantener la conversación en curso”.

En la charla participaron padres de familia quienes mencionaron el problema de “la identificación cultural” de sus hijos como un dilema familiar, social y cultural. Añadieron que muchos de los niños y jóvenes, no se sienten visibilizados en los personajes de los libros que circulan en el actual mercado editorial. Miranda-Rodríguez mencionó que amar nuestras raíces culturales nos permite crecer y mantener ese contacto con nuestros orígenes.

El mensaje de “La Borinqueña”. Creador Edgardo Miranda-Rodríguez. (Foto: Obtenida de la red social Twitter @MrEdgardoNY)

Después de la conversación, los participantes de todas las edades –adultos, jóvenes y niños en edad escolar–, se acercaron a hablar con el autor y se dirigieron al panel de esta mujer protagonista y cautivadora, quien llevaba debajo de su capa azul la imponente imagen del vejigante, el diseño de algunas mujeres vestidas con trajes tradicionales y el reflejo de la manifestación del pueblo en marcha que llevaban consigo la bandera puertorriqueña; con la que se tomaron la foto de recuerdo.

Muchos de los asistentes fueron a la mesa de exposición a ver, explorar y hojear las novelas gráficas en donde se cuentan las aventuras e historias de no ficción de este personaje.

Al revisar las primeras ediciones de la serie, pude observar los colores de la bandera puertorriqueña (azul, rojo y blanco) en su atuendo. La brillante estrella blanca que llevaba la borinqueña, en su pecho, irradiaba luz y esperanza. Su actitud de liderazgo, determinante, al llamado de los problemas que aquejan a la sociedad puertorriqueña, buscaban el despertar al activismo colectivo y a la participación dinámica de las personas hacía la solución de los problemas de contexto históricos y generacionales.

Durante la conversación Miranda-Rodríguez dijo a los presentes que existe un poder de validación no solo cuando leemos nuestras historias en los libros; sino también, cuando nosotros mismos las contamos. En la charla, algunas madres elevaron su voz de preocupación acerca de la necesidad de encontrar recursos que reflejen la diversidad interracial e intercultural de Puerto Rico.

Así tras cada historia, el espíritu de lucha de “La Borinqueña” y su poder concertador al activismo social tratará de exhortar a los lectores de una forma orgánica –y a través de sus publicaciones– el despertar de su propia conciencia colectiva, social, cultural y cívica en la búsqueda de la conciliación de la soberanía e independencia de Puerto Rico. Su llamado urgente a todos: ¡Juntos vamos a la lucha!

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