(Foto: EFE/ERIK S. LESSER)

Filadelfia es la primera gran ciudad de EE. UU. en restablecer el mandato del uso del cubrebocas para palear los efectos de la más reciente variante de COVID, denominada BA.2; lo que ha desatado una serie de polémicas porque contemporáneamente esta semana se estableció a nivel federal que los medios de transportes ya no tenían que requerir el uso de las mascarillas.  Sin embargo, ante otra nueva variante supercontagiosa XE, que alertó la Organización Mundial de la Salud (OMS) y es resultado de la combinación entre la variante original de Ómicron (BA.1) y el sublinaje BA.2, también llamado “Ómicron silenciosa”, la mayoría de los estadounidenses prefiere guardar sus precauciones en especial en lugares conglomerados.

El sondeo realizado por The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research halló que, pese a la oposición a ese requisito, que incluyó abuso verbal y violencia física contra los aeromozos, 56% de los estadounidenses están a favor de que las personas usen mascarillas en aviones, trenes y transporte público, comparado con 24% que se oponen y 20% que dicen que no están a favor ni en contra.

Las entrevistas del sondeo se hicieron del jueves al lunes, poco después de que un juez federal en Florida revocara el mandato nacional de uso de mascarillas en aviones y transporte colectivo. Las aerolíneas y aeropuertos de inmediato eliminaron su requisito de que los pasajeros se cubran nariz y boca.

La nueva variante llega en un momento donde el uso de la mascarilla en interiores ha dejado de ser obligatorio en la mayor parte del país, salvo en centros sanitarios y sociosanitarios, pero los expertos recomiendan que se siga usando en cualquier otro lugar donde pueda haber una aglomeración de personas, como puede ser un centro comercial, en fiestas multitudinarias o en salas de gimnasio pequeñas y con gran aforo.

El director general de Salud Pública de Estados Unidos, Vivek H. Murthy, ha hecho claro que “la pandemia no ha terminado”.

La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, recordó a la prensa que los CDC siguen recomendando el uso de mascarillas en transporte público, aunque su obligatoriedad haya sido anulada.

Recientemente, los números en aumento alcanzaron el umbral de la Ciudad para pasar de otro nivel de respuesta, por lo que la comisionada de salud, Cheryl Bettigole, pidió la semana pasada el uso obligatorio como medida de precaución. Aunque no está claro si el último aumento de casos tendrá el mismo impacto en los hospitales que el aumento del invierno pasado, después de las reuniones pascuales, es mejor prevenir que lamentar.

“Sospecho que esta ola será más pequeña que la que vimos en enero. Pero si esperamos para averiguarlo y volver a ponernos las máscaras, habremos perdido nuestra oportunidad de detenerla”, dijo Bettigole durante una conferencia de prensa.

Filadelfia abandonó su mandato de máscara hace menos de dos meses, y aunque la opinión pública en general apoya la medida, algunos miembros del Concejo Municipal han expresado su preocupación; y el sábado, un grupo de empresas y residentes presentó una demanda en el Tribunal de la Commonwealth, alegando que el mandato de la Ciudad es “un estándar renegado que no se encuentra en ningún otro lugar del mundo”.

Se requieren máscaras en todos los lugares públicos interiores, incluidas escuelas, negocios y restaurantes, pero cualquier negocio puede exigir una prueba de vacunación en lugar de exigir a los invitados y empleados que usen máscaras.

Sin embargo, si los números aumentan, la ciudad también podría terminar en el nivel de respuesta 3, llamado «precaución». Además del uso obligatorio del cubrebocas, la Ciudad para comer fuera, requerirá que presente un comprobante de vacunación, una exención de vacuna o una prueba de COVID negativa realizada dentro de las 24 horas.

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