La Carterita Azul
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se dirige a la multitud durante una manifestación en Caracas, Venezuela, el 23 de enero de 2025. (Foto: VOA)

«La carterita azul» parecía una señal de esperanza. En redes sociales se desataron múltiples teorías: algunos decían que era un mensaje de María Corina Machado para instar la llegada de los Cascos Azules a la tierra de Simón Bolívar. Otros, interpretaron la publicación de Nayib Bukele como una señal de apoyo a una intervención liderada por Erik Prince y su empresa Blackwater, destinada a interrumpir la juramentación de Nicolás Maduro.

Estas teorías no son más que el reflejo del anhelo de un cambio, del deseo profundo de los venezolanos de recuperar la democracia. Sin embargo, aquel viernes 10 de enero transcurrió sin grandes sorpresas. Nicolás Maduro juró rodeado de altos líderes militares, mientras el mundo miraba con atención las posibles declaraciones de María Corina Machado y Edmundo González.

Pero ¿realmente no pasó nada? ¿Todo sigue igual?

Para quienes esperan un cambio inmediato de gobierno, parecería que nada ocurrió. Sin embargo, hay movimientos que no se ven a simple vista. Edmundo González, un diplomático experimentado, actúa con estrategia: ha realizado una gira clave por Estados Unidos, protegido las boletas electorales en Panamá y conseguido apoyo de diversos países latinoamericanos. Estos pasos son fundamentales para consolidar una oposición sólida y viable.

Los factores esenciales para un cambio en Venezuela

Para que haya un cambio de gobierno en Venezuela, se deben alinear varios elementos. Hay dos especialmente importantes:

  1. Menos aliados regionales para Maduro: Los cambios de régimen en otros países de la región están debilitando la red de apoyo al chavismo. Gobiernos de izquierda que respaldaban a Maduro están perdiendo poder, dejando al mandatario cada vez más aislado.
  2. Movilización social interna: Sin presión popular masiva y sostenida, es poco probable que el régimen pierda el apoyo de las fuerzas armadas, elemento clave para su permanencia en el poder. Cuando los militares dejen de percibir a Maduro como un líder viable, podría abrirse la puerta a su salida.

¿Y la intervención extranjera?

Otra posibilidad, aunque remota y controvertida, es una intervención militar liderada por un país aliado de la oposición. Esta es una opción que María Corina ha planteado en diversas ocasiones. Sin embargo, su costo sería extremadamente alto, no solo en términos económicos, sino también humanos y políticos. El ejemplo más cercano es Siria, donde años de guerra civil y conflictos indirectos entre potencias culminaron en el debilitamiento del régimen de Bashar al-Ásad, dejando al país devastado.

¿Qué papel juega la ONU?

Es importante aclarar el alcance de las Naciones Unidas en estos escenarios. Los Cascos Azules no están diseñados para derrocar gobiernos, sino para mantener la paz. Los estatutos de la ONU prohíben intervenir en el desarrollo político interno de cualquier nación, lo que descarta su participación en un cambio de régimen en Venezuela.

Conclusión: La esperanza radica en su gente

No pretendo alimentar esperanzas falsas, sino ofrecer un análisis de la realidad. Hoy en día, Maduro enfrenta un escenario más complicado: tiene menos aliados regionales y las políticas restrictivas de Estados Unidos han vuelto a presionarlo. Sin embargo, el cambio real y duradero sólo puede surgir del pueblo venezolano, bien liderado y motivado.

A lo largo de la historia, muchos movimientos sociales y levantamientos han adoptado símbolos aparentemente simples o inesperados que se convirtieron en emblemas de unidad y resistencia. Durante la Segunda Guerra Mundial, La Rosa Blanca representó la resistencia pacífica al nazismo (1942-1943). En Argentina, el pañuelo blanco de las Madres de Plaza de Mayo simbolizó la lucha por la verdad y justicia en los años de la dictadura militar (1976-1983). En Portugal, el clavel rojo se convirtió en el ícono de la Revolución de los Claveles que restauró la democracia en 1974. Más recientemente, la flor de jazmín se erigió como símbolo de esperanza en la Revolución de los Jazmines en Túnez en 2011, marcando el inicio de la Primavera Árabe.

¿Podría la carterita azul convertirse en el símbolo venezolano que una al pueblo y lo motive a luchar por la democracia? La historia aún está por escribirse y el tiempo lo dirá.

* Gerardo Coronado Benitez, es licenciado en Relaciones Internacionales.

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