Los expertos observadores de la política nacional en los Estados Unidos se quedaron más que sorprendidos cuando el Partido Republicano falló en su intento de retomar el control de ambas cámaras del Congreso, en las pasadas elecciones de medio término. La sorpresa, más que todo se basó en que candidatos super progresistas como John Fetterman de Pensilvania pudieron sobrepasar las expectativas y lograr victorias claras en las contiendas.

Sin embargo, para observadores que funcionan como organizadores comunitarios en los barrios urbanos de este país, no hubo sorpresa; ellos conocían las diversas campañas que llevan más de una década de trabajo organizativo en muchas de esas comunidades.

“Nosotros no tocamos una puerta dos semanas antes de unos comicios para pedir el voto,” afirmó Karundi Williams, la veterana directora ejecutiva del grupo organizativo Re:Power, con base en Minnesota. Organizaciones como esta, además de Keystone Progress, Make the Road, y BOLT en Pennsylvania, forman estrategias de largo plazo, que buscan ganar la confianza de los residentes de una área o estado, y envolver a esas personas para buscar soluciones a problemas cotidianos.

Estos nuevos grupos también son expertos en el uso de la tecnología no tan solo en cómo llegar mensajes a la población, sino también entender cuáles son las mayores preocupaciones en la vida cotidiana para los habitantes de un sector determinado. Además de ejecutar con una destreza quirúrgica, el cómo acercarse a un grupo determinado, el uso de la data instruye a los organizadores como maximizar el tiempo dedicado a movilizar ese grupo para que tome acción. Lejos están los tiempos en que todo se hacía al azar, para ver que pegaba, cuando se quería movilizar a una comunidad. Aún más lejos están los tiempos en que las demandas eran de tono general, ahora las cosas son más específicas y justificadas, con base en la investigación y de la información rápida, que a través del internet provee a los organizadores.

Entonces cuando los organizadores tocan el tema de las elecciones y los problemas de los candidatos, las comunidades responden positivamente, no tan solo saliendo a votar, sino también votando por los candidatos recomendados. Este método no se queda solamente con los progresistas, ciertos sectores de la ultraderecha en los EE. UU., lo utilizan, pero con fines siniestros para nuestras comunidades.

El activismo moderno encuentra una gran cantidad de jóvenes participantes y líderes, particularmente en el área del medio ambiente y el futuro del planeta. Además, los jóvenes de hoy exhiben mucha más tolerancia para las diversidades étnicas, raciales y de orientación sexual – lo cual les da una característica más universal a las campañas que emprender, para así cambiar la política a todos los niveles del Estado. Es ese dinamismo que causa terror entre la ultraderecha, que ve una unidad en acción como peligro a su existencia.

En Filadelfia, una nueva generación de activistas está cambiando el clima político y confrontando la vieja guardia que se aferra al poder a todo costo. Este confrontamiento, en mi opinión, se hará más visible entre los latinos cuando comience en pleno la campaña para elegir a un nuevo alcalde en el 2023 y una nueva Asamblea Municipal. Aunque no existe por el momento un consenso ideológico, estos activistas si pondrán en relevancia la necesidad de escuchar los intereses de las comunidades racializadas y a la obrera de esta ciudad, con la esperanza de ser la clave para ofrecer el voto y respaldo a aquellos candidatos y candidatas que ven a la juventud como un presente indispensable y el verdadero bienestar de las comunidades como compas de sus acciones políticas.

FIN

Pedro Rodriguez es activista comunitario de Filadelfia

Este contenido es parte de la serie de Every Voice, Every Vote 

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