Nasheli Juliana Ortiz González, directora ejecutiva de Taller. (Foto: German Vazquez)

Nasheli Juliana Ortiz González, nació en Caguas, Puerto Rico, forma parte de una de las organizaciones emblemáticas, no solo de Filadelfia, sino de la comunidad puertorriqueña y latina en todo Estados Unidos. Actualmente, está cumpliendo un año como directora ejecutiva de Taller Puertorriqueño, después de dejar su puesto como decana y profesora asociada en el Departamento de Diseño de Moda en Moore College of Art & Design.

De madre puertorriqueña, y padre dominicano, Nasheli, nos compartió una parte de su historia.  

“Mi papá ha vivido mucho tiempo en Santurce, Puerto Rico, pero sigue siendo dominicano (no le digas lo contrario) y de él aprendí filosofía, justicia y mirar para Latinoamérica como ejemplo. Así que, viví en República Dominicana, estudié en la Escuela de Diseño en Altos de Chavón, y he tenido la dicha de poder rescatar esa parte de mi cultura.”

Nasheli, creció en las parcelas del Barrio Tomás de Castro #1, en Caguas, Puerto Rico. Ubicado a 30 minutos de San Juan, creció criada por la gente del Barrio al lado de su hermano menor y su madre, “Toda mi familia está en Puerto Rico. Yo soy la única atrevida que se decidió a cruzar el charco.”

Antes de estudiar diseño de modas, la madre de Nasheli, la hizo explorar varias actividades culturales que eran gratuitas para la comunidad, en el Centro Cultural de Caguas; como artes, canto, teatro, bomba y plena. Gracias a eso fue que empezó a explorar las artes y la cultura. “Tuve meningitis a los dos años, por tanto, no se esperaba que fuera a la universidad por mi retraso motor, mi mamá me matriculó en la escuela vocacional, dijo que sería costurera y aunque no quería serlo, ella me matriculó en la escuela y recuerdo que fue una experiencia hermosa. La primera vez, hice un pantalón corto, con una tela horrible y de ahí me enamoré de la costura”. Su primer trabajo de alto nivel en Estados Unidos fue con Oscar de la Renta, en Nueva York, y eso fue lo que finalmente la hizo emigrar al continente. “Sí, en Nueva York, fue mi primer trabajo, después estuve trabajando en República Dominicana para un diseñador de ropa masculina e Hipolito Peña, viajé a muchos lugares de Italia, México, Colombia, todos relacionados con el área de la manufactura. Decidí volver a Puerto Rico y empecé a trabajar en una Universidad, desarrollando un programa de diseño de modas y fundé la línea de ropa Nasheli Juliana”.

Su primera colección internacional fue presentada en 2018 durante la Semana de la Moda en Londres, SUORA, inspirada en la vestimenta de monjas católicas activistas

Nasheli llegó a Filadelfia para trabajar, hace seis años, como decana del departamento de modas de Moore College of Art & Design. “Yo vengo de una comunidad muy pobre, de una mamá que estaba en una silla de ruedas, que vivía de los cupones, pero que hacía pasteles o bizcocho para vender para que nosotros tuviésemos experiencias de vida únicas. Por mi mamá tengo el sancocho de ser multifacética, porque cuando tú quieres triunfar en las artes o en cualquier área, pero vienes de un background de pobreza, tienes que aprender a hacer de todo; no puedes dejar pasar ninguna oportunidad y al tener el apoyo incondicional de mi familia, he podido tomar esos riesgos, un privilegio”.

La creativa cree que lo que más le ha ayudado es que ha desarrollado destrezas multidisciplinarias; algo que no es común en Estados Unidos, lo que incluso fue una razón para que ahora este al frente a esa gran organización, lo que significa una gran honra para ella. “Mi activismo político también ha estado muy alineado a la justicia social, y Taller, fue fundado desde esa visión, esos son dos grandes factores”.

LA INVISIBILIDAD DE UNA COMUNIDAD

Nasheli hace énfasis en la invisibilidad de las comunidades marginadas, y de que suelen hablar de ellas cuando hay malas noticias; “cuando se mata a alguien estamos en las noticias, no hay un reconocimiento de todas las cosas buenas que pasan en el barrio”. Además, enfatizó la falta de calidad en la educación, y reconocimiento. “Es difícil que la comunidad sepa la raíz del problema, como arreglarlo, pero el sistema, la burocracia, nos hace casi imposible accionar con la premura necesaria. Nosotros tenemos resultados de éxito, las pruebas están aquí, pero los grandes intereses no están alineados”. Expresó.

Para Nasheli, el acceso a una educación de alta calidad, gratuita, equitativa e inclusiva es parte de la solución a los problemas de nuestra comunidad. Las escuelas chárteres son un recurso excelente, pero también trae la pregunta de ¿cuántas niñas y cuántos niños estamos dejando atrás?.

Nasheli Juliana Ortiz González, directora ejecutiva de Taller. (Foto: German Vazquez)

EL ARTE QUE MOVILIZA Y TRASFORMA

El Taller Puertorriqueño empezó por activistas que llegaron de Puerto Rico, país donde abunda el arte y en el cual la serigrafía, tradicionalmente se ha usado como medio de comunicación visual para difundir mensajes. Para Nasheli, el arte es parte esencial de su vida, cuando estudió moda, siempre estuvo activa en diferentes movimientos políticos, y su enfoque dentro de la moda ha sido utilizarlo para empoderar comunidades de cambio. “Yo me enfoqué en cómo la ropa ha sido utilizada para empoderar luchas sociales y políticas, ya sea Luisa Capetillo utilizando pantalones por primera vez y siendo arrestada, o las mujeres indígenas en Guatemala peleando por la apropiación de sus textiles. El arte hace que tengamos una vista mucho más real, mucho más humana, de nuestra historia, de nuestro pasado y hacia dónde vamos. Así que el arte siempre lo he visto como activismo y como resistencia social, para contar nuestras historias”.

Nasheli Juliana Ortiz González, directora ejecutiva de Taller. (Foto: German Vazquez)

EQUILIBRIO ENTRE LA SALUD FÍSICA Y EMOCIONAL

Para la líder boricua, el pasado año ha estado lleno de retos, que ha sorteado eficazmente, pero mientras tanto, ella ha tenido que librar una batalla personal. “Fui al doctor con un dolor bien fuerte en el riñón; y verificaron que tenía falla renal, me empezaron a investigar y descubren que tengo lupus, tuve una cirugía en el riñón. Así que ha sido un año de aprender, trabajar con todo lo que tiene que ver con mi salud”.

Para Nasheli, ha sido difícil manejar todas sus responsabilidades, principalmente las inherentes a su trabajo, por el alto nivel de estrés. “El lupus reacciona al estrés, pero tengo un equipo de trabajo maravilloso y yo creo que eso fue una de las cosas en las que este año me enfoqué, buscar quiénes eran las personas que podíamos llevar a Taller, al siguiente nivel, me han apoyado completamente y hemos encontrado un balance para todas y todos”. Para la dirigente enfrentar las dificultades no es nuevo. Comentó que cuando estaba haciendo la maestría con tres niños, fue muy difícil, “ahora están grandes y tengo tres hijos maravillosos, tres soles orgullosos de su mamá y de lo que hacemos, ellos son voluntarios aquí, así que yo creo que ha sido importante también, Diego, Sebastián e Ysabela. Hemos llegado a Taller, no solamente yo como directora, también como familia, y ellos se reencontraron con su cultura. Tener ese contacto nuevamente con nuestra comunidad ha sido maravilloso para ellos”.

 COLABORACIONES DE ÉXITO  

Con una variedad de eventos, cursos, actividades, etc. Taller es un centro que cada vez se diversifica más. “Yo quiero que el Taller sea el centro y corazón de la cultura puertorriqueña y latinoamericana; quiero que cuando la gente se sienta triste o el frío le esté dando un poquito, vengan aquí y entiendan que no estamos solos, que tenemos comunidad. Esto es lo que yo quiero”. Expresó Nasheli.  

Resalta que, en el país de la costura, manufactura, en los textiles, etc. se le ocurrió hacer un grupo intergeneracional en donde los mayores de la comunidad, les enseñaron a coser y crearon trajes para los niños de sus programas. “Tuvimos un desfile de moda con ellos, una experiencia maravillosa. A la gente le encantó y ya están esperando el próximo, es de las únicas actividades que cobramos porque es para recaudar fondos para nuestro programa de educación”. En Taller puertorriqueño, tienen programas gratuitos para niños desde primer hasta duodécimo grado, con un horario de 3 a 6 pm. Se imparten estudios sobre historia del arte, música, baile, y se apoya a los estudiantes con tareas escolares.

 “Tenemos programas para las personas mayores como, Tiempo Juntos con la Escuela de Enfermería de la Universidad de Pensilvania bajo la dirección de Adriana Pérez. Tenemos un teatro, un hermoso espacio donde ofrecemos clases sabatinas de baile, música, costura, entre otros, tenemos una galería, en la cual presentamos a artistas latinoamericanos. Ahora mismo tenemos la exhibición, Ida y Vuelta, de 19 artistas puertorriqueños hablando de migración. Así que es muy afín con lo que nosotros vivimos aquí en nuestra comunidad como migrantes. Tenemos la librería bilingüe más extensa de autoras y autores latinoamericanos en el área”.

 En una semana entre 250 y 500 personas visitan Taller, ya sea por las actividades que ofrecen, o para rentar los espacios.  

Taller trabaja con alrededor 1,500 niñas y niños con los programas de talleres en las escuelas; además crea un currículum, entrena maestras y maestros artistas, y los apoya financieramente para ofrecer cursos de artes plásticas y performáticas.

LO QUE SIGUE INCLUYE UN ESFUERZO MASIVO

“Mi meta final es sacar de la pobreza a nuestras comunidades latinoamericanas. Para lograr eso hay que atacar el problema sistemático desde todos los ángulos posibles y esto solo se puede encontrar a través de colaboraciones. Quiero colaborar con otras organizaciones y que las necesidades de nuestras comunidades estén cubiertas. Yo veo a Taller como un agente de cambio cultural, quiero que nuestro contexto sea lo que represente lo que somos, y eso lo podamos ver en las paredes, lo podemos ver en la música, que los letreros están en español o spanglish, que lo podamos oler cuando caminamos por la calle 5 y olemos ese arroz con pollo o ese guisado. Así que yo creo que Taller, quiere exponer al barrio como un centro cultural, como un centro de turismo para la comunidad y un centro de economía creativa para y desde la comunidad”.  Enhorabuena a esta mujer visionaria que ha venido a coadyuvar para renovar y construir puentes, tan necesarios dentro y fuera del norte de la ciudad.

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