Cuando el disturbio pasa a ser motín

Filadelfia, PA – Un disturbio es un conflicto provocado por un grupo de personas que alteran la paz social. Un motín es, revuelta o agitación con la que un grupo, más o menos numeroso, de personas quiere mostrar su oposición contra una autoridad, utilizando para ello la protesta, la desobediencia o la violencia.

Lo que está sucediendo en diferentes ciudades es sin duda es un motín. La destrucción que está dejando al paso, se vuelve injustificable especialmente entre la clase trabajadora que en su mayoría pasan a ser las víctimas del motín al perder sus negocios, si es que ya no los habían perdido debido a coronavirus y el confinamiento.

Antropológicamente hablando, supongo que se podría decir que las divisiones en nuestra sociedad invitan a la explotación de una clase por la otra y que siempre ha sido así. Siempre ha habido reyes, gobernantes, tiranos, políticos, etcétera, que justifican la lealtad que exigen sugiriendo que la reciprocidad sostiene el arreglo de clase. El punto es que, el que está a cargo protege y las otras clases sirven. Mantener esa división social en cierto grado de armonía preserva el sistema. Aquellos que ofenden ese plan son vistos como perturbadores de la armonía y a sus ojos deben ser castigados con dureza ejemplar para preservar la armonía y por lo tanto el sistema mismo, con las ventajas que descansan de forma segura en un grupo y las desventajas y la falta de beneficios que se imponen sobre el otro.

Pero cuando la desesperación que se vive en la pobreza con la impotencia y la desesperanza que le acompaña, la desesperación culmina en la reflexión ¿Qué más tengo que perder? En tales situaciones de tensión y conflicto, la moralidad del interés propio triunfa sobre cualquier teoría puramente filosófica de la moral, y la moralidad de los pobres se vuelve claramente diferente de la cómoda moralidad de los pudientes. El resultado que tenemos de un contrato social incumplido, son las revoluciones individuales contra el sistema.

Cuando observamos muy de cerca el asesinato de George Floyd, el disgusto nos invade y prestamos más atención al momento que estamos viviendo. Cuando vemos las imágenes de lo que está pasando en plena Pandemia, podemos ver claramente a aquellos que tratan de usar todo lo que pueden como pretexto para impulsar una agenda, ya sea ANTIFA, anarquista o de diversas corrientes políticas.

Mientras arden nuestras comunidades, en el encierro obligatorio impuesto por la Pandemia y toques de queda, el pobre se pregunta: ¿Qué más tengo que perder? ¿El Voto? ¡No! Nunca lo demos por perdido, en el está la revolución contra el sistema y la puerta al cambio.

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