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La imagen tomada por una cámara corporal de la policía del estado de Nueva York y obtenida por la televisora WMTW-TV 8 de Portland, Maine, muestra a la policía entrevistando al reservista militar Robert Card, responsable de la peor masacre de la historia de Maine, en Cortlandt, Nueva York, 16 de julio de 2023. Oficiales del ejército declaran el jueves 7 de marzo de 2024 ante una comisión que investiga la masacre. (WMTW-TV 8/policía estatal de Nueva York via AP)

AUGUSTA, Maine, EE. UU.— Un reservista del ejército que fue camarada del hombre que mató a 18 personas en Maine el año pasado y luego participó en la búsqueda dijo el jueves que la respuesta a la tragedia fue caótica.

Matthew Noyes dijo a una comisión especial que investiga la masacre del 25 de octubre que la búsqueda del perpetrador, Robert Card, se vio dificultada por confusión acerca de quién estaba al mando y deficiencias en las comunicaciones.

“Comprendo que es una respuesta e investigación compleja. Desgraciadamente, con esta responsabilidad viene el dar opiniones retrospectivas”, dijo Noyes, quien participó en la búsqueda de Card como agente de la comisaría del condado de Androscoggin.

Card, un reservista militar de 40 años, fue hallado muerto de un disparo autoinfligido al cabo de dos días de búsqueda. Había mostrado signos de deterioro mental antes de la masacre; ahora, las pruebas revelan que padecía de lesiones cerebrales traumáticas, de acuerdo con un análisis de su tejido cerebral realizado por investigadores de la Universidad de Boston.

Noyes, uno de los camaradas militares de Card que declaraba el jueves, exhortó a la comisión a entrevistar a más socorristas que fueron los primeros en acudir a la escena del tiroteo, porque él y otros percibieron que “las comunicaciones deficientes causaron varios problemas” y había “poca o nula conducción sobre el terreno” después del tiroteo. Dijo que la búsqueda de su antiguo camarada fue “muy compleja y tal vez surrealista”.

La familia de Card dio a conocer el análisis cerebral el pasado miércoles.

Se halló degeneración en las fibras nerviosas que permiten la comunicación entre distintas áreas del cerebro, inflamación y lesiones en vasos sanguíneos, dijo la doctora Ann McKee, del Centro de Encefalopatía Crónica Traumática de la Universidad de Boston.

Card había sido instructor en un campo de entrenamiento con granadas de mano del ejército, y se cree que estuvo expuesto a explosiones leves reiteradas. No se sabe si esa fue la causa de su lesión cerebral ni qué papel tuvo ésta en el deterioro de su salud mental. McKee no mencionó una relación entre la lesión cerebral y las acciones violentas de Card.

“Si bien no puedo decir con certeza que estos hallazgos patológicos subyacen tras los cambios de conducta del señor Card durante los últimos 10 meses de vida, es probable que la lesión cerebral cumpliera un papel en sus síntomas”, dijo McKee en un comunicado.

El Pentágono está investigando la relación entre la “presión excesiva causada por una onda de choque” y la salud mental. Un vocero del ejército no respondió de inmediato a un pedido de declaraciones.

En sus primeras declaraciones públicas desde la masacre, familiares de Card ofrecieron disculpas y dijeron que sienten desconsuelo por las víctimas, los sobrevivientes y sus familiares.

La comisión creada por la gobernadora Janet Mills revisa los hechos en torno a la muerte de 18 personas en una cancha de bolos y un restaurante en Lewiston el 25 de octubre. El panel, integrado por jueces y fiscales retirados, también investiga la respuesta policial.

La policía y el ejército habían recibido advertencias de que Card padecía un deterioro de su salud mental en los meses anteriores a los sucesos.

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