Fotografía cedida por la inmobiliaria Luxury Collection donde se aprecia la azotea de una de las casas que ofrecen en el Viejo San Juan, Puerto Rico. (Foto: EFE/Luxury Collection).

San Juan, Pueto Rico – La crisis asociada a la pandemia no ha se ha reflejado en los bienes raíces de Puerto Rico, donde la llegada de estadounidenses en busca de beneficios tributarios ha provocado un despegue histórico del sector, especialmente el de lujo, al que se suma un auge en la venta de embarcaciones de recreo.

Destacados representantes de los bienes raíces de lujo y embarcaciones de alta gama en la isla, confirman que a diferencia de otros sectores a los que la pandemia ha pasado factura, los suyos han experimentado durante este año crecimientos nunca conocidos.

El propietario de Luxury Collection Real State, Francisco Díaz Fournier, señaló que, sin duda, este año de pandemia ha sido muy positivo para su compañía, probablemente la más destacada en el sector del lujo de bienes raíces. «No hay inventario para suplir la demanda, lo que hace que los precios se disparen», asegura Díaz Fournier, quien recuerda que en estos momentos en Puerto Rico se están pagando más de 1.000 dólares por pie cuadrado, cifras similares a Miami, Nueva York o San Francisco.

Díaz Fournier destaca que la llegada de estadounidenses a Puerto Rico en busca de incentivos fiscales es la causa que ha impulsado al sector.

Un buen ejemplo del sorprendente auge del sector inmobiliario de lujo durante la pandemia es la noticia difundida hace un mes sobre la venta de la casa más cara en la historia en Puerto Rico por 30 millones de dólares.

La propiedad está ubicada en el municipio de Dorado, a unos 20 minutos de la capital, San Juan, cerca del lujoso hotel Ritz-Carlton Reserve.

RÉCORD PERO NO EXCEPCIÓN

Aunque supuso un récord no es una excepción entre las casas con precios millonarios, ya que según medios de la isla la segunda casa más cara en Dorado Beach se vendió por 25 millones de dólares, seguida de otra con un precio que rondaba los 19 millones.

El multimillonario puertorriqueño Orlando Bravo compró recientemente una propiedad de 8.000 pies cuadrados, una casona antigua construida originalmente en 1928 que perteneció a la familia Rockefeller, según la prensa local.

Díaz Fournier indicó que cuando la pandemia estalló hace un año, en Estados Unidos personas con grandes patrimonios consideraron mudarse a lugares seguros de contagio y, sobre todo, con condiciones tributarias favorables.

«La tendencia en cualquier caso ya se venía venir desde 2017, cuando el huracán María, que destrozó la isla, dio a conocer en Estados Unidos que Puerto Rico es un territorio de EE.UU.», indicó Díaz Fournier, para quien es a partir de esa fecha cuando muchas personas comienzan a evaluar trasladarse a la isla dado que la legislación local prácticamente les exime de pagar impuestos.

Fotografía cedida por CFR Yacht donde se aprecia un modelo de la marca Viking Yachts que logró números de venta inimaginables en una época en que la economía en general atraviesa a nivel global grandes dificultades. (Foto: EFE/CFR Yacht)

DEJAN DE PAGAR MILLONES EN IMPUESTOS

Medios locales recuerdan que cientos de estadounidenses que se han mudado a Puerto Rico han dejado de pagar millones de dólares al fisco federal.

La Ley 22 favorece que personas que no hayan sido residentes de Puerto Rico por los últimos 15 años antes de la aprobación de la norma y que mantienen inversiones en o fuera de Estados Unidos establezcan residencia en la isla.

Para incentivar el traslado de estos inversores, la norma les exime del pago de contribución por ingreso pasivo, lo que incluye intereses, dividendos y ganancias de capital en la venta de acciones.

Díaz Fournier destacó que esto ha provocado que en estos momentos personas con pasaporte estadounidense se están lanzando a la compra de propiedades en Puerto Rico una vez establecidos en la isla.

Puerto Rico se acerca así a lo que ocurre en otros puntos del Caribe, por ejemplo, en la isla de San Bartolomé, donde fue vendida recientemente una casa por 90 millones de dólares.

Pero no solamente las casas están al alza, ya que el sector de las embarcaciones de lujo es otro de los que viven un auge desconocido hasta ahora.

El director de CFR Yacht Sales, Carlos Rodríguez, señaló que durante este año de pandemia «se han vendido más botes que nunca», algo que a priori pocos podrían pensar en una época en que la economía en general atraviesa a nivel global grandes dificultades.

Rodríguez, al frente de una empresa referente en Puerto Rico de embarcaciones de lujo, principalmente por encima de un millón de dólares, destacó que el negocio no podría ser más boyante.

Indicó que CFR Yacht Sales, que comercializa embarcaciones de las marcas Viking Yachts y la inglesa de lujo Princess, vive una época de ventas que no se recordaba.

El directivo explicó que hay dos razones que explican este hecho y que sus mismos clientes le han comentado. La primera es que debido a la imposibilidad de realizar viajes las personas optan por comprar una embarcación como alternativa de recreo.

La segunda es que personas de edad avanzada se han lanzado a la compra ante la posibilidad de que se trate de su última oportunidad de disfrutar de una embarcación ante la amenaza permanente de un potencial fallecimiento por el virus.

«La gente que adquiere estas embarcaciones suele hacerlo con préstamos de bancos y se trata de empresarios y profesionales como médicos», destacó.

Contar con una embarcación permite a las personas disfrutar su tiempo libre en un ambiente seguro que solo incluye al núcleo familiar y alejado de posibles contagios.

Estos dos sectores económicos contrastan con otros gravemente afectados en la isla, como son el turístico y de restaurantes y ocio, en los que se han perdido muchos puestos de trabajo.

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