Stewart Rhodes, fundador de los Oath Keepers, hablando en un acto frente a la Casa Blanca en Washington el 25 de junio del 2017. (Photo: AP/Susan Walsh/File)

Phoenix, EE. UU.— Antes de crear una de las milicias antigubernamentales más grandes en la historia de Estados Unidos y de que sus Oath Keepers tomasen por asalto el Congreso el 6 de enero del 2021, Stewart Rhodes era un prometedor estudiante de posgrado de la Facultad de Derecho de Yale.

Se aseguró una pasantía en la Corte Suprema de Arizona luego de que un accidente durante la instrucción lo obligase a dejar el regimiento de paracaidistas del ejército. De origen humilde, escalaba otro peldaño. Sin embargo, nunca terminó de encajar en ese ambiente, en el que fue visto como alguien desencantado e irritable.

No le cayó bien a su jefe, un republicano moderado, y terminó dejando ese trabajo. Desde entonces, su vida giró en torno a sus deseos de grandeza y a su desconfianza en el gobierno.

Formó un grupo basado en el descontento con el gobierno y su prédica tuvo eco. Atrajo numerosos simpatizantes al tomar un camino cada vez más extremo que dio lugar a enfrentamientos armados. Y fiscales dicen que complotó para impedir por la fuerza que el demócrata Joe Biden asumiese la presidencia el año pasado.

Rhodes, de 57 años, volverá a los tribunales el martes, pero no como abogado. Junto con otras cuatro personas, será juzgado por sedición y otros cargos en conexión con la toma del Congreso.

El juicio enfocará la atención en la organización que Rhodes fundó en el 2009, que habría llegado a contar con miles de miembros y de agrupaciones afines en todo el país, de acuerdo con Rachel Carroll Rivas, subdirectora interina de la unidad de investigaciones del Intelligence Project del Southern Poverty Law Center.

Esto no es lo que Rhodes esperaba de sí mismo, según su esposa Tasha Adams, de la que está separado.

“Quería hacer algo grande”, dijo Adams, “No sabía bien qué, pero iba a hacer algo increíble, tremendo”.

Rhodes nació en Fresno (California). Vivió allí y en Nevada, a veces con su madre, otras con sus abuelos, que eran trabajadores agrícolas migrantes.

Se enroló en el ejército apenas terminada la segundaria y sirvió tres años antes de ser dado de baja con honores en enero de 1986, luego de lesionarse la columna en un accidente al saltar con un paracaídas. Se recuperó y trabajaba como valet en Las Vegas cuando conoció a Adams, en 1991. Él tenía 25 años, ella 18.

Su imagen de aventurero le resultó atractiva a una muchacha joven, de clase media, cuya familia era devota de la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días.

La familia de Adams había ahorrado dinero para que ella cursase estudios universitarios, pero después de que se casaron, Rhodes decidió que él era quien debía ir a la universidad primero. Le dijo que tendría que dejar su trabajo como instructora de baile de salón y de música country, y trabajar como desnudista para ganar más dinero, así él podía concentrarse en sus estudios, según contó Adams. Ella detestaba el trabajo de stripper, que iba en contra de los valores conservadores de la iglesia mormona.

Dejó ese trabajo cuando quedó embarazada con su primer hijo y la pareja se mudó con la familia de ella.

Su abogado declinó un pedido de entrevista y Rhodes no respondió a una lista de preguntas enviada por la Associated Press.

Completó el ciclo básico de cuatro años en la Universidad de Nevada en Las Vegas y fue a trabajar para Ron Paul, un representante republicano de tendencias libertarias. Luego cursó estudios en Yale. Paul no respondió a pedidos de comentarios.

Después de dejar de trabajar como pasante, la familia se radicó primero en Montana y después nuevamente en Nevada, donde colaboró con la campaña presidencial de Paul en el 2008. Fue por esa época que empezó a contemplar la creación de los Oath Keepers (Guardianes del Juramento).

Lanzó formalmente la organización en Lexington (Massachusetts) el 19 de abril del 2009, la fecha en que se hizo el primer disparo de la revolución estadounidense. El objetivo declarado de la agrupación era reclutar miembros activos y retirados de las fuerzas armadas, la policía y personal de auxilio decididos a cumplir el juramento que hicieron de defender la constitución. Los Oath Keepers se comprometieron a no cumplir con una serie de órdenes, como la de desarmar a la ciudadanía, hacer allanamientos sin órdenes judiciales y detener ciudadanos estadounidenses como enemigos de combate en violación de su derecho a un juicio con jurado.

Rhodes explotó el creciente alcance de las redes sociales para fomentar el crecimiento de los Oath Keepers durante la presidencia de Barack Obama. Una lista de afiliados filtrada el año pasado contenía 38.000 nombres, aunque muchas de las personas que figuraban en ella dijeron que ya no pertenecían a la agrupación o que nunca fueron participantes activos. Un experto estimó el año pasado que la organización contaba con unos pocos miles de afiliados.

Los diálogos internos a menudo se tornaban más sombríos cuando se hablaba de lo que se consideraba amenazas inminentes, sobre todo la Segunda Enmienda de la constitución (que habla sobre el derecho a portar armas) y los preparativos para defenderla, según Sam Jackson, autor del libro “Oath Keepers”.

Los cruces con el gobierno comenzaron en el 2011, en Quartzsite, pequeña localidad de Arizona, donde el gobierno local enfrentaba numerosos problemas.

Un par de años más tarde, Rhodes comenzó a pedir a sus miembros que formasen “equipos de preparación comunal”, con instrucción militar.

Cuando la carrera política de Donald Trump alzó vuelo, la retórica de la organización cambió. Y cuando Biden ganó las elecciones del 2020, afirman los fiscales, Rhodes se empezó a preparar para la batalla. La organización se pasó semanas viendo cómo podía bloquear la transferencia del poder, reuniendo armas y creando “fuerzas de reacción rápida”, armadas, a ser apostadas en las afueras Washington, de acuerdo con los fiscales.

El 6 de enero del año pasado, aseguran las autoridades, dos equipos de los Oath Keepers irrumpieron en el Capitolio junto con cientos de partidarios de Trump.

Rhodes no está acusado de ingresar al Congreso, pero se lo vio afuera tras la toma, junto con varios miembros de su organización que sí habían ingresado, indicaron los fiscales.

Los abogados de Rhodes dicen que la milicia fue a Washington solo para garantizar la seguridad en eventos de figuras de derecha previo a los disturbios.

La insurrección y la detención de miembros de la milicia asestó un duro golpe a la organización. Pero las ideas que promovió Rhodes no han desaparecido.

“Ofreció un plan de acción que va a ser usado en el futuro”, sostuvo Jason Van Tatenhove, ex vocero de la agrupación. “Es importante que le prestemos atención a esto”.

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