La representante demócrata de Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortez, se une a los activistas durante una manifestación pidiendo una reforma migratoria frente al Capitolio de los Estados Unidos en Washington DC, Estados Unidos, el 7 de diciembre de 2021. (Foto: EFE/Will Oliver)

El Congreso lleva 35 años sin aprobar una ley que permita acceder a la ciudadanía a millones de inmigrantes.

La última vez fue en 1986, cuando el entonces presidente, Ronald Reagan, firmó una ley que permitió regularizar a tres millones de inmigrantes indocumentados.

Al grito de «¡ahora!», cientos de migrantes se manifestaron el pasado martes para exigir a los demócratas que usen su poder para dar un camino a la ciudanía a la mayoría de los millones de indocumentados.

Los demócratas tienen la mayoría en las dos cámaras del Congreso y dominan la Casa Blanca con Joe Biden, por lo que los activistas creen que ha llegado la hora de aprobar la ansiada reforma.

La protesta duró casi ocho horas, con una manifestación cerca de la sede legislativa y, luego, los manifestantes participaron en una rueda de prensa con un grupo de legisladores. La legisladora Alexandria Ocasio-Cortez, de origen puertorriqueño y que intercambiando español e inglés quiso dejar claro a su partido que ha llegado la hora de cumplir las promesas que llevan años haciendo a los migrantes.

«¡Este es nuestro momento! Estamos aquí porque este es nuestro momento… Tenemos una ventana de oportunidad ahora mismo y no dejen que nadie diga que no tenemos el poder o la oportunidad. La oportunidad está aquí y ahora. No ha pasado». Señaló al edificio del Senado y explicó que el futuro de millones de personas depende de esa cámara.

El líder demócrata en la Cámara Alta, Chuck Schumer, quiere aprobar antes de Navidad el gran plan de gasto social del presidente estadounidense, Joe Biden, valorado en 1,75 billones de dólares y que incluye una gran cantidad de propuestas progresistas sobre cambio climático, educación e inmigración.

En concreto, ese plan bautizado en inglés «Build Back Better» («Reconstruir mejor») no da la ciudadanía a los indocumentados, como quieren algunos activistas, pero ofrece un amparo conocido como «parole» a cerca de 6,5 millones. Según análisis de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), ese programa permitiría a los migrantes obtener un permiso de trabajo y les protegería de la deportación, entre otros beneficios. 

La Cámara Baja ya aprobó en noviembre el plan de Biden con esa propuesta de «parole», porque por ahora no hay apoyo suficiente en el Senado para sacar adelante una ley que dé la nacionalidad a la mayoría de los indocumentados.

«¡Es por la inspiración de ustedes que estamos aquí! Por el trabajo y el sacrificio de ustedes durante la pandemia, que pusieron su propia vida en riesgo por todos nosotros», manifestó arropado por los manifestantes el congresista Adriano Espaillat, de origen dominicano y en el pasado indocumentado.

Espaillat explicó que él y otros legisladores hispanos han sido durante mucho tiempo «soldados leales» del Partido Demócrata, ayudando a aprobar medidas sobre cambio climático o economía, pero avisó de que ha llegado el momento de sacar adelante una reforma migratoria.

A ese llamado se sumó uno de los legisladores por Illinois, Jesús «Chuy» García, de origen mexicano y que instó al liderazgo demócrata en el Senado a ser valiente e incluir en el plan social de Biden un acceso a la ciudadanía, en vez de la «parole».

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