(Foto: Ilustrativa/Pexels)

Los productos lácteos, y en especial la leche, son los alimentos más consumidos del mundo. Por excelencia, el calcio es su mineral estrella.

El calcio es un mineral de extrema importancia, sin el cual sería imposible el mantenimiento de la salud. Su disminución drástica es incompatible con la vida. Entre sus funciones están la estructural orgánica, el crecimiento y la fuerza muscular, la activación del metabolismo y el desarrollo de huesos y dientes fuertes.

Pero además interviene en la reparación y división celular, los procesos anti-envejecimiento y anti-osteoporosis, la coagulación de la sangre, la contracción y relajación muscular, la secreción de hormonas y el mantenimiento de un ritmo cardíaco normal.

Las necesidades diarias de calcio son mínimas. Para mantener sus funciones, el cuerpo necesita un aporte de 2.500 a 3.000 miligramos de calcio por día para niños en proceso de crecimiento. En adultos serían dosis algo menores, desde 2.000 a 2.500 miligramos por día.

El calcio puede provenir de diferentes fuentes dietarias o suplementos. Sus niveles son muy fáciles de alcanzar con un suministro discreto de productos lácteos. Es decir, un vaso de yogurt o un trozo pequeño de queso fresco. Si eres vegano, podrías utilizar los vegetales de hojas verdes que suelen ser ricos en calcio bioactivo, fisiológicamente hablando.

El enriquecimiento artificial de la leche con calcio no sería del todo necesario, ya que no siempre «dar más de algo» es mejor. Lo ideal sería aportar también magnesio, para que estos elementos estén compensados.

El calcio trabaja en equilibrio con el magnesio. Si enriquecemos la leche con calcio, sin compensarlo con magnesio y vitamina D, este se perdería por la excreción renal o se depositaría en forma de sedimento en nuestras arterias.

Mi consejo es tomar productos lácteos fermentados, tales como yogurt natural, kéfir, tofu, queso fresco y vegetales de hoja verde. Todos brindan calcio y magnesio, pero en equilibrio natural. Así conseguiremos fortalecer la flora intestinal y el sistema inmunológico.

En resumen, el calcio añadido será expulsado en la orina si no va acompañado de magnesio y vitamina D. No dejes que te vendan gato por liebre. Y, ante cualquier duda, consulta a tu médico personal.

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