
Robert Francis Prevost es un ejemplo del nuevo perfil de liderazgo eclesial promovido por el pontífice argentino: cercano a las periferias, políglota y con experiencia pastoral fuera del eje tradicional europeo.
El cónclave en la Ciudad del Vaticano concluyó tras cuatro votaciones, el jueves 8 de mayo, con la elección del nuevo papa, Robert Francis Prevost, graduado de la Universidad de Villanova en Matemáticas en 1977.
“La paz sea con ustedes”, dijo en sus primeras palabras como papa, ofreciendo un mensaje de paz y diálogo “sin miedo”. A pesar de que su idioma nativo es el inglés, solo habló en italiano y español.
Las alertas de los teléfonos empezaron a sonar, pasadas las 6 de la tarde hora de Roma, la capital italiana. En la Plaza del Vaticano había millares de personas entre fieles católicos, personal de medios de información y turistas. La “fumata blanca” en la cúspide de la Capilla Sixtina marcó el anuncio y el inicio de un nuevo papado.
Hace unos días, los peregrinos se recogían en su tristeza durante el funeral del papa Francisco, pero este 8 de mayo, fecha importante para los fieles marianos, la plaza se encendió en una singular celebración por el anuncio de que, a la cuarta votación, los 133 cardenales decidieron a quien es ya el nuevo líder católico.
Su elección ha causado muchas expectativas, no solo dentro de los 1400 millones de fieles católicos en el mundo. La prensa internacional y la era de las redes sociales han potencializado la atención hacia el sucesor de Francisco, cuya encomienda, con una Iglesia Católica en crisis, era salvarla; y hoy en día con un mundo en crisis, el reto es aún más grande. El apelo de muchos movimientos dentro de los católicos, era el de escoger un papa sensible a esos problemas que se exaltan en los extremos, sumamente polarizados entre la extrema derecha y la extrema izquierda.
Se necesitaba un papa moderado, capaz de escuchar a los dos polos.
Prevost dedicó unas palabras en español en su primera aparición al mundo como sumo pontífice. «Y si me permiten también una palabra, un saludo… a todos aquellos, en modo particular, a mi querida diócesis de Chiclayo, en el Perú», exclamó el recién elegido papa desde el balcón de la basílica de San Pedro en el Vaticano.
“Un país, –agregó– donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo iglesia fiel de Jesucristo».
Sus palabras suscitaron una gran ovación entre las decenas de miles de fieles congregados, entre los que podían verse numerosas banderas de países sudamericanos.
Roberto, es miembro de la orden religiosa agustina, de la que llegó a ser superior global. Prevost, nacido en Chicago en 1955, actual prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, ingresó a la Orden de San Agustín en 1977, se ordenó sacerdote en 1982 y obtuvo un doctorado en derecho canónico en Roma. Trabajó extensamente en Perú, en misiones y formación de aspirantes agustinos, y fue obispo de Chiclayo desde 2015. Luego, en 2018 asumió el cargo de segundo vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana. Fue también administrador apostólico del Callao, designado por el papa Francisco en 2020.
Ha ocupado varios cargos en congregaciones vaticanas y fue nombrado cardenal y prefecto del Dicasterio para los Obispos, y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina en enero de 2023.
Desde 2023, ocupa el estratégico puesto de prefecto del Dicasterio para los Obispos, un rol que lo convierte en el principal asesor del pontífice en la designación de obispos en todo el mundo. Esa función, además de la confianza explícita de Francisco, le dio un lugar privilegiado en la estructura de poder vaticana.
Originario de Chicago, ingresó a la Orden de San Agustín en su juventud, impulsado por una vocación misionera que se consolidó con sus estudios de filosofía y teología en la Catholic Theological Union y posteriormente en Roma, donde se doctoró en Derecho Canónico.
Fue ordenado sacerdote en 1982, y pronto comenzó una trayectoria que lo llevaría fuera de Estados Unidos, alejándolo del confort del ámbito académico para ponerse al servicio de las periferias.
Con 20 años de servicio en el Perú, el nuevo papa eligió ser peruano, por lo que adoptó la ciudadanía. Habla cinco idiomas, inglés, español, italiano, francés y portugués, y lee latín y alemán.
FIGURA DE CONSENSO
El agustino de padre franco-italiano y madre española, Robert Prevost, de 69 años, es considerado un líder experimentado. Eligió el nombre de papa León XIV, lo que sirve como brújula de cómo podría ser su pontificado. La elección retoma la historia de sus antecesores; el primer papa León fue quien venció al rey Átila, y el papa León XIII defendió el derecho de los trabajadores a organizarse en asociaciones y sindicatos, abogó por un salario justo, condenó la explotación laboral y promovió la colaboración entre las clases sociales (capital y trabajo) para el bien común, en lugar del enfrentamiento.
León XIV es el primer papa estadounidense de la historia. Prevost ha desempeñado un papel vital al frente de la poderosa oficina del Vaticano para el nombramiento de obispos, evaluando a los candidatos y formulando recomendaciones al papa Francisco, para quien, en sus primeras palabras ante la multitud, fue su expresión de agradecimiento.
A pesar de las resistencias de los cardenales electores para elegir a un papa estadounidense, debido a la influencia política global de este país, en especial en la “Era Trump”, la larga experiencia de Prevost en Perú espera contribuir a mitigar tensiones mundiales por causa de la agenda MAGA.
Según algunos vaticanistas su español fluido, su sensibilidad con la cultura latinoamericana y su proximidad al pensamiento de Francisco lo convierten en un candidato de continuidad. Roberto, como le llaman sus allegados latinoamericanos, es un religioso discreto, prudente, sabio; así lo describen: comprometido con la realidad social de América Latina, que aprendió a conjugar el rigor doctrinal con una mirada pastoral atenta a los más vulnerables.
Sin embargo, durante su tiempo en Perú, Prevost tuvo críticas por su gestión, en presuntos encubrimientos en algunos casos de abusos dentro de su diócesis. Aunque no hubo cargos formales, las denuncias mediáticas han manchado su imagen, especialmente entre los sectores que reclaman mayor transparencia en la Iglesia.
Los expertos sugieren que el Papa León XIV tiene una política “intermedia” y tuvo una relación cercana con el progresista Papa Francisco, lo que sugiere que su liderazgo no será un cambio radical respecto de los años recientes
El papa León podría ser un “puente” entre dos Iglesias: la institucional y la popular; la del Norte desarrollado y la del Sur marginado. Cumple con un perfil moderado pero firme de gobernabilidad silenciosa y de visión global,
Con una Iglesia en plena transición, marcada por los desafíos de la secularización, la polarización interna y la necesidad de continuar el legado reformista de Francisco, los cardenales respondieron a este punto de inflexión. Prevost fue la opción de equilibrio: suficientemente cercana al ideario del papa argentino como para garantizar su continuidad, pero con el perfil institucional y sobrio que muchos cardenales valoran en tiempos de cambio. Los electores encontraron una figura que combina experiencia pastoral universal, formación doctrinal y capacidad de gestión.
Allan Fitzgerald, sacerdote católico de la Orden de San Agustín en la Universidad de Villanova convivió con Prevost en Roma, a mediados de la década del 2000, pero su vínculo se remonta a décadas atrás, al campus de Villanova en los 70. En declaraciones para The Inquirer dijo que fue una oración respondida y una garantía de que el legado del papa Francisco de intentar unir a la Iglesia continuaría. «No creo que nadie pensara que el cónclave iba a elegir a un estadounidense en este momento», dijo. «Pero el hecho de que tenga tanta experiencia internacional es probablemente lo que le facilitó ser elegido».
Prevost, de 69 años, es originario de Chicago y ciudadano peruano. Se graduó de la Universidad de Villanova. Lideró a los obispos del Vaticano y asesoró al papa Francisco en la selección de obispos en todo el mundo, ocupando varios puestos de liderazgo dentro de la Iglesia católica a lo largo de los años