(Foto: AP/Laurence Kesterson)

Es muy temprano para que los aficionados de los Phillies se mueran de pánico, pero hay una persona que, si debe estar nervioso, y es el dirigente del club, Joe Girardi.

El piloto quien comenzó dirigiendo a los Phillies en la jornada del 2020 bajo un contrato de tres años, ha perdido más juegos que ganado en su historial como dirigente en Filadelfia (114-119) y en sus primeros 11 desafíos de esta jornada ha usado 11 lineups diferentes para fraguar un récord de 4-7.

El bateo que supuestamente era la fortaleza del equipo está fallando. En seis de sus primeros 11 juegos los Phillies anotaron tres carreras o menos. A la vez, la rotación de lanzadores logró solo una salida de calidad en dicho periodo. Las salidas de calidad son juegos en los cuales el pitcher abridor completa por lo menos seis entradas lanzadas y no permite más de tres carreras merecidas.

Girardi, ex receptor de Grandes Ligas con los Cachorros, Yankees, Rockies, y Cardenales, dejo de batear bajo la gran carpa en el 2003, pero la anemia en el ataque de Filadelfia está ideando un clamor en la cabeza de algunos medios y aficionados.

No es nada nuevo para el dirigente de 57 años dirigir sin un contrato garantizado más allá de la actual temporada. Este lo hizo con los Yankees en el 2010, no obstante ganar la Serie Mundial del 2009 contra los Phillies. Girardi recibió una extensión de su contrato en el invierno antes del torneo del 2011 y dirigió a los Mulos del Bronx hasta la conclusión de la jornada del 2017.

Girardi está en la silla caliente no solo porque los aficionados esperan mucho de los Phillies en el 2022, pero también porque la jerarquía del equipo está ansiosa. Los Phillies invirtieron un dineral en nuevos jugadores para esta jornada. Dichas inversiones las realizó el Gerente General Dave Dombrowski quien no fue el ejecutivo que contrató a Girardi como dirigente de Filadelfia. La investidura de Girardi fue una de las ultimas transacciones del Gerente General Matt Klentak antes de ser despedido por los Phillies. Los ejecutivos prefieren correr su suerte con dirigentes que ellos contratan y aunque Dombrowski lo niegue, todo mandatario prefiere escoger a sus generales.

No es justo que Girardi este en la posición perfecta de ser el chivo expiatorio para los Phillies si el equipo sigue en pique. No es justo porque Girardi en realidad no ha tenido la oportunidad de dirigir al equipo sin las limitaciones que el COVID-19 ha impuesto en todas las relaciones humanas del planeta. Dirigir no es solo cosa de estrategia de juego, es también ser el psicólogo principal de sus tropas.

Es muy temprano para traer al verdugo. Aunque el bateo de los Phillies no ha relucido como se esperaba, hay algunos numeritos que demuestran su potencial.  En lo que va de esta jornada, el ataque de los Phillies lideraba las Grandes Ligas en dobles (25) y casi marcaba el paso de un jonrón por juego al conectar 10 bambinazos en sus primeros 11 partidos.

La suerte de Girardi resta en las manos de sus peloteros. El destino es el que baraja las cartas, pero los bateadores y los lanzadores son los que las juegan.

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