(Foto: VOA)

El estudio revela las condiciones de vida de niñas y adolescentes indígenas que trabajan en tortillerías de los centros urbanos guatemaltecos.

Ciudad de Guatemala. — Menores indígenas son víctimas de explotación laboral en tortillerías ubicadas en ciudades de Guatemala después de verse obligadas a salir de sus lugares de origen, según indicó el estudio “Desigualdad los tres tiempos” de la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF).

El estudio valora que las condiciones deplorables en las que trabajan estas niñas son parte de las “prácticas racistas” y de la injusticia social que padece el país.

El director del Programa de Derechos Humanos y Democracia/Guatemala de PADF, Alejandro Zepeda, dijo a la Voz de América que la investigación cubrió 292 tortillerías que reclutaron a menores en áreas rurales donde existe pobreza y pobreza extrema.

“Se logró identificar a más o menos 150 – 160 (tortillerías) donde había presencia de niñas y adolescentes”, explicó Zepeda.

De acuerdo al estudio, las menores son sometidas a largas jornadas de trabajo y condiciones infrahumanas.

Quienes las reclutan para ir a trabajar ofrecen un salario que va desde los 800.00 quetzales (103 dólares aproximadamente) a 1.000.00 quetzales (129 dólares) al mes y un lugar donde dormir a cambio de que los padres autoricen que sus hijas trabajen en estos sitios.

«[El salario de las menores] representa menos de un tercio del salario mínimo aún en esas condiciones de trabajo extremo. Ocho de cada 10 niñas y adolescentes que entrevistamos no estudian», explicó Zepeda.

Las ocho niñas -agregó- explicaron sus aspiraciones de ir a la escuela.

El estudio resalta que las condiciones de este trabajo impactan negativamente ​el derecho a la salud física, salud mental, educación, vivienda, recreación, alimentación y vida digna de las menores.

«[Sin embargo] su abordaje genera conflictividad en un país cuyo porcentaje de población en pobreza extrema se incrementa cada vez más», dijo Zepeda.

Las autoridades aseguran que han realizado operativos para rescatar a las menores que son explotadas y trabajan en la prevención.

“Nosotros llamamos a la denuncia y esperamos que eso suceda y resultados hemos tenido bastante positivos en tortillerías y abarroterías”, aseguró Franklin Azurdia de la Secretaría Contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas.

Se estima que hay más de un millón de menores de edad que trabajan en vez de estudiar, para aportar económicamente a sus familias. Muchos otros optan por emigrar a Estados Unidos.

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