Desde la izquierda: Los ""dreamers"" Ángel Antonio Aviña, Chantal López Victoria, Itzel Estevez García, Mauricio López Rodríguez y José Rodrigo Rojas Martínez posan para Efe durante una entrevista en Ciudad de México (México). (Foto: EFE/ Mario Guzmán/Archivo)

Los Ángeles, EE.UU.- Un grupo de beneficiarios de la Acción Diferida (DACA) que viajó a México después de que se levantasen las restricciones por la covid-19 regresó a Estados Unidos con un permiso especial que les facilitará la posibilidad de obtener la ciudadanía estadounidense.

El grupo de «soñadores» estuvo tres semanas en México con el permiso «advanced parole» y regresó este domingo a los EE.UU., informaron este lunes los organizadores de este viaje que tenía por objetivo realizar un curso en ese país y reconectar a los jóvenes inmigrantes con sus familias.

Gracias a las gestiones previas que había realizado el coordinador general del proyecto, el profesor universitario Armando Vázquez-Ramos, los 21 jóvenes que viajaron en este grupo pudieron reingresar el país sin ningún obstáculo luego de presentar su autorización de viaje y su certificación de no estar contagiados por la covid-19.

«El regreso -uno de los aspectos críticos del proyecto- fue muy favorable y yo había establecido contacto previo con la oficina de CBP (Aduanas y Protección Fronteriza) y les envié toda la información de los jóvenes así como referencias del ingreso de grupos anteriores», detalló Vázquez-Ramos, fundador y presidente del Centro de Estudios California-México (CMCS).

El «advance parole» ha servido tradicionalmente a muchos «soñadores» para ajustar su estatus migratorio, al lograr un ingreso legal al país que les abre la puerta a pedir en un futuro la ciudadanía.

El programa de CMCS contó con un curso de una semana y otras tres semanas disponibles para que los asistentes visitaran a sus familias, a las cuales generalmente no veían desde que migraron siendo niños a los Estados Unidos.

Las experiencias vividas por los jóvenes en su contacto con sus familias dejaron huellas muy intensas en todos los participantes, señaló Vázquez-Ramos.

Por ejemplo, «alguno fue realmente consciente del ‘abandono’ que tuvo con su madre pues la encontró ya ciega y muy enferma de diabetes. Otro, regresó muy frustrado pues -por un problema de herencias- sus tíos y primos lo rechazaron», detalló.

Sin embargo, la mayoría de las experiencias fueron muy positivas y el análisis y las conclusiones del reencuentro serán registradas en un ensayo páginas que cada participante debe escribir a su regreso, como parte del curso.

Para Vázquez Ramos, la principal conclusión además de todos los beneficios que para los «soñadores» representó el contacto con su familias y el programa académico, es que en México «no conocen la diáspora mexicana a los EE.UU. y no la han documentado».

Más de 220 jóvenes están autorizados para viajar en los próximos cuatro grupos del programa en los cursos que se realizarán en julio y en agosto.

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