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Solicitantes de asilo son vistos dentro de un autobús frente al Hotel Roosevelt el 19 de mayo de 2023 en Nueva York, EE. UU.

Aunque la llegada de migrantes a Estados Unidos puede dar un alivio a mercados laborales con falta de personal, también supone una presión a nivel local. Los expertos analizan la desconexión entre la opinión pública sobre los migrantes y la influencia económica que presentan.

WASHINGTON — El rápido aumento en la inmigración hacia Estados Unidos durante los últimos cuatro años ha dividido la opinión pública en cuanto a las consecuencias que tiene la llegada de millones de personas para la economía del país. Aunque los estudios revelan que puede ser beneficioso para el mercado laboral, también supone una presión adicional para los gobiernos locales.

“Hay consenso entre los economistas en que el impacto económico de la inmigración en EE.UU. es pequeño, sin importar la magnitud del flujo”, dijo Madeline Zavodny, profesora de economía de la Universidad del Norte de la Florida. “Nuestra economía es capaz de absorber cantidades pequeñas o grandes de inmigrantes, particularmente en el largo plazo, con efectos muy pequeños sobre los locales”.

Durante un evento el miércoles del Instituto Brookings, un centro de estudios en Washington, expertos discutieron el efecto económico que tienen las nuevas tendencias migratorias para EE. UU.

Aunque la economía del país, coincidieron, se podría beneficiar de contar con más trabajadores, existen grupos de personas que “tenderán a verse afectados negativamente”. Entre ellos, los estadounidenses menos educados o que no han terminado la escuela secundaria.

“Eso se debe a que históricamente muchos de los flujos que llegaban a EE. UU. eran personas que tenían niveles de educación muy bajos. Y entonces, los locales que también tuvieron muy poca educación, se enfrentan a mucha competencia en el mercado laboral”, agregó Zavodny.

Un segundo grupo que se podría ver afectado negativamente es el de los inmigrantes previos, quienes podrían ver sustitutos muy cercanos a sus labores.

Sin embargo, “para el estadounidense promedio la inmigración es a menudo un complemento, no un sustituto en el mercado laboral. En realidad, podría aumentar sus salarios o aumentar sus oportunidades de empleo”, explicó la economista.

Un reciente estudio de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), encontró que EE. UU. va a tener 1,7 millones de personas más en su mercado laboral este 2024 debido a las tendencias migratorias. En la próxima década, serán 5,2 millones de trabajadores más.

Este aumento en el grupo de trabajadores no solo aumenta el Producto Interno Bruto (PIB), según la OPC, sino que beneficiará al gobierno federal en recaudación de impuestos con cerca de un billón de dólares adicionales.

Tara Watson, experta en economía del Instituto Brookings, detalló la “ayuda” que puede significar la inmigración para un país cuya población continúa envejeciendo y a su vez, aportando menos al Seguro Social. La presencia de personas inmigrantes jóvenes dotaría de recursos adicionales a este fondo, según explicó.

Los expertos detallaron que los inmigrantes no sólo aportan a la mano de obra sino a la demanda de ella, al ser parte de la compra de productos producidos en el país. Especialmente al poblar áreas rurales donde se dedican a trabajos de agricultura o empaque de alimentos.

Aumenta la presión social

Los retos, sin embargo, afectan a la economía a nivel local. Los expertos coincidieron en que la llegada masiva de inmigrantes supone un alto costo para los gobiernos estatales y municipales, lo que aumenta el desdén de la población.

“Lo que más les preocupa es la inmigración ilegal, el desorden y el caos que ven en la frontera. Ven gente fluyendo hacia ciudades, ven la presión que se ha ejercido sobre los servicios sociales, los costos fiscales, hay una sensación de que hay presión sobre el mercado laboral y simplemente una sensación general de desorden social en las personas”, dijo Ruy Teixeira del Instituto Empresarial Americano, una organización en la capital estadounidense.

Teixeira resaltó que esa sensación se extiende a pensar que los migrantes “se están aprovechando de EE. UU. y sus fronteras”.

El Departamento de Salud y Servicios Humanos estimó que entre 2005 y 2019, costaron a los gobiernos estatales y locales un estimado de 21.400 millones de dólares.

Los costos inmediatos ocurren al financiar las escuelas públicas, donde los hijos de inmigrantes suelen estudiar, así como el cuidado médico.

“Mucho de esto se debe a que los inmigrantes que llegaron recientemente han estado trayendo niños y también son relativamente jóvenes, por lo que tienden a tener más hijos. Y por eso hay costos que se imponen particularmente a los distritos escolares. Por lo tanto, es posible que veamos cierta superpoblación… es posible que también veamos cierta presión en los mercados de alquiler y de vivienda”, explicó Zavodny.

Datos oficiales apuntan a que la mayoría de la población migrante se compone de adultos entre 35 y 54 años, lo que constituye adultos en el pico de sus años laborales.

Hasta abril del año fiscal actual, las autoridades fronterizas encontraron 1,5 millones de personas en la frontera suroeste, la mayoría eran adultos solteros. La mayoría provenientes de México, Venezuela, Guatemala, Honduras y El Salvador.

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