
A dos días de la investidura, ese nuevo combate no ha hecho más que empezar
Varios miles de personas, en su mayoría mujeres, se reunieron este sábado en Washington para protestar contra la investidura del presidente electo Donald Trump, algunas con los sombreros rosas que marcaron la protesta mucho más numerosa contra su primera toma de posesión en 2017.
La marcha fue solo una de las varias protestas, manifestaciones y vigilias centradas en el aborto, los derechos de los migrantes y la guerra entre Israel y Hamás que se organizaron antes de la ceremonia de investidura, que se llevará a cabo el lunes. En todo el país, se realizaron más de 350 marchas similares en todos los estados.
“Antes de hacer cualquier cosa con respecto a la democracia, tenemos que luchar contra nuestra propia desesperación”, dijo una de las primeras oradoras del evento, Rachel O’Leary Carmona, directora ejecutiva de la Marcha de las Mujeres.
“La realidad es que, simplemente, es difícil capturar un rayo en una botella”, dijo Tamika Middleton, directora de la Marcha de las Mujeres. “Fue un momento realmente particular. En 2017, no habíamos visto una presidencia de Trump y el tipo de odio y furia que eso representaba”.
En la capital, Franklin Park, uno de los tres lugares de inicio de la «Marcha del Pueblo» por el centro de la ciudad, los manifestantes se reunieron bajo una ligera lluvia para protestar por la justicia de género y la autonomía corporal.
Otros manifestantes se reunieron en dos parques también cercanos a la Casa Blanca, con un grupo centrado en la democracia y la inmigración y otro en cuestiones locales de Washington, antes de dirigirse a la reunión final de la marcha en el Lincoln Memorial.
En el National Mall, es la misma explanada que iba a presenciar los fastos del juramento el lunes hasta que su celebración pasó a ser interior debido a las bajas temperaturas.
Manifestantes hablan sobre sus razones para participar en ‘La Marcha del Pueblo’
Ciudadanos llegados de todas partes de Estados Unidos quisieron reivindicar que la resistencia al segundo mandato del líder republicano no será silenciosa. «Estamos listos para actuar», se gritó en una marcha que cuando se organizó coincidiendo con el inicio de su primera presidencia, en 2017, marcó un récord de participación.

Krista Falkenstine, de 65 años, acudió desde Colorado expresamente para esta manifestación: «Tengo dos hijas y estoy preocupada por su futuro. Tienen menos derechos de los que yo tuve», afirma a EFE. En el pasado, sostiene, le daba reparo alzar su voz, pero «ya no».
La protesta se convocó con el objetivo de servir de «catalizador» de todos aquellos cientos de miles de personas que según la convocatoria se posicionan contra el «fascismo» y defienden entre otros los derechos reproductivos.
Personas de todas las edades salieron a la calle con ese objetivo. Entre ellos Matt Byrne, ingeniero de 36 años llegado de Filadelfia y que quiso apoyar con su presencia las reivindicaciones de las mujeres.
Llegar al volumen de participación de 2017 se augura imposible: «Tiene que ver con la falta de un mensaje claro. Hay más ideas, pero menos foco», opina.
Melissa Mungi, nacida en Estados Unidos y de origen filipino, se sumó a la marcha para contribuir a que «la historia no se repita». Entre los presentes, decepción generalizada de que Trump (2017-2021) vuelva a la Casa Blanca y de que el país haya apostado de nuevo por alguien que, según la joven, no va a ser el presidente de todos.
Según Susan Corbin, que viajó desde California, las clases medias y bajas van a ver degradadas sus condiciones. La nueva Administración republicana, en su opinión, «ayuda a los millonarios, no a la gente de a pie. Y las cosas van a ir a peor».
La protesta tiene lugar en un momento en que las principales avenidas de la capital están valladas por motivos de seguridad y marca el inicio de los actos de investidura.

El ambiente de la marcha, festivo, no olvidó el peso de sus reclamos: «Estar juntos muestra que no seremos silenciados. (Trump) no cree que las mujeres somos valiosas como seres humanos. Me decepciona que hubiera mujeres que votaran por él», apunta Haley, de 27 años y residente en la vecina Alexandria.
Esta manifestación surgió en las redes sociales justo después de las elecciones de noviembre de 2016 por parte de un grupo de jóvenes que no podían creer que hubiera ganado alguien que había sido acusado de acoso sexual por varias mujeres y pronunciado comentarios denigrantes sobre ese género.
Desde entonces el movimiento ha crecido y ha presenciado también cómo el Tribunal Supremo, de mayoría republicana, revocó en junio de 2022 la protección del derecho al aborto a nivel federal. De ahí que la defensa de la interrupción voluntaria del embarazo tuviera un protagonismo destacado.
«No nos rendiremos. (…) Ahora es el momento de unirnos en torno a valores compartidos y de luchar por un futuro justo. La historia nos dice que cuando luchamos ganamos», avisó en el comunicado de la convocatoria la presidenta de la junta directiva de la marcha, Ginna Green.Jill Parrish, de Austin, Texas, dijo que inicialmente compró un boleto de avión a Washington para lo que esperaba fuera la investidura de la vicepresidenta demócrata Kamala Harris. Terminó cambiando las fechas para protestar antes de la toma de posesión de Trump, y dijo que el mundo debía saber que la mitad de los votantes estadounidenses no apoyó al presidente electo.
“Lo más importante es que estoy aquí para manifestar mi temor por el estado de nuestra democracia”, dijo Parrish.
Los manifestantes sostenían carteles con lemas como “Salva a Estados Unidos” y “¿Estás contra el aborto? Entonces no te practiques uno” y “El odio no ganará”.

Hubo breves momentos de tensión entre los manifestantes y los partidarios de Trump. La marcha se detuvo brevemente cuando un hombre con una gorra roja que decía Make America Great Again (Hagamos grande a Estados Unidos otra vez) y una mochila verde de camuflaje se incorporó a una fila de manifestantes al frente. La policía intervino y lo separó del grupo pacíficamente mientras los manifestantes coreaban “No morderemos el anzuelo”.
A medida que los manifestantes se acercaban al Monumento a Washington, un pequeño grupo de hombres con gorras con la leyenda MAGA (Make America Great Again) caminando en dirección opuesta pareció llamar la atención de un líder de la protesta con un megáfono. El líder se acercó más al grupo y comenzó a cantar “No a Trump, no al KKK” a través del megáfono, haciendo alusión al Ku Klux Klan. Los grupos quedaron separados por elevadas vallas negras y, finalmente, los policías se congregaron alrededor.
Rick Glatz, de Manchester, Nueva Hampshire, dijo que viajó a Washington por el bien de sus cuatro nietas: “Soy abuelo. Y por eso estoy marchando”.
Anna Bergman, profesora de secundaria de Minnesota, llevaba su gorro rosa original de la Marcha de las Mujeres de 2017, un momento que capturó el impacto y la ira de progresistas y moderados ante la primera victoria de Trump.
Ahora, con el regreso de Trump, “solo quería estar rodeada de personas con ideas afines en un día como hoy”, señaló Bergman.
La Marcha del Pueblo es inusual en cuanto a la “vasta gama de temas reunidos bajo una misma plataforma”, dijo Jo Reger, profesora de sociología que investiga movimientos sociales en la Universidad de Oakland en Rochester, Michigan. Las marchas por el sufragio femenino, por ejemplo, se centraron en el objetivo específico del derecho al voto.
En un movimiento de justicia social de base amplia como la marcha, es imposible evitar visiones en conflicto, y existe una “inmensa presión” para que los organizadores satisfagan las necesidades de todos, dijo Reger. Pero también afirmó que cierto desacuerdo no es necesariamente negativo.
“A menudo, lo que hace es provocar el cambio y aportar nuevas perspectivas, especialmente de voces subrepresentadas”, dijo Reger.
Reconfigurada y reorganizada, la manifestación tiene un nuevo nombre —la Marcha del Pueblo— como un medio para ampliar el apoyo, especialmente durante un momento de reflexión para la organización progresista tras la decisiva victoria de Trump en noviembre. El republicano tomará posesión el lunes.