(I-D) Senador Thomas Carper, Virginia María Matos y José Somalo recibiendo el reconocimiento de LAC, Distinguished Hispanic Delawareans. (Foto: Cortesía/Virginia Esteban-Somalo)

Una de las profesiones que suelen ser más criticadas y admiradas al mismo tiempo, es la de periodista. Durante los pasados años, ante la pandemia del COVID-19, y la polarización política extendida en todo el mundo, también han ido perdiendo credibilidad. Pero esta noble profesión está llena de desafíos, aún más extremos.  Esta semana se hizo público, que la guerra entre Israel y Hamás se ha cobrado la vida de 34 reporteros, según reporta Reporteros Sin Fronteras.

Ser periodista es una veste que se lleva puesta 24-7 y su principal objetivo es informar con la mayor objetivad posible. En este espacio queremos honrar a nuestras voces hispanas, que también libran otras batallas, en un ambiente que llega a ser hostil; y que, apegados a la ética profesional, han venido reportando y escribiendo la historia latina e inmigrante de nuestros tiempos en el Valle Delaware.

En esta ocasión destacamos la labor de la escritora y periodista, Virginia Esteban-Somalo, que recibe el premio Hispano de Delaware 2023, este 3 de noviembre, en el edificio de la ópera de Wilmington, DE.

Días antes recibió el “José Martí” en Phoenix, AZ durante la convención anual de National Association of Hispanic Publications por la columna editorial más destacada.

Su vocación inicial de niña era ser escritora, pero como un libro puede o no tener éxito, decidió mejor ser periodista. Nacida en Madrid, la capital española, creció como hija única, y a la muerte de su madre, cuando era adolescente, decidió cursar otra carrera que no fuera periodismo para no dejar a su padre solo.

La medicina y el derecho eran sus preferencias que resultaron ser excluyentes, entonces decidió estudiar para abogada en la Universidad Complutense. Tras graduarse, “comencé haciendo mis trabajos como letrada asistiendo pro-bono a inmigrantes, y en aquellos años España recibía mucha inmigración de Marruecos, país al norte de  África.”

(I-D) Virginia, coreógrafo Adrián Estévez del grupo Black Diamonds y el coreógrafo Fortunato “Nato” Pérez. (Foto: Cortesía/Virginia Esteban-Somalo)

DE MADRID A WILMINGTON

“Brinqué el charco por amor”, cuenta. Uno de sus clientes del despacho de abogados donde ella trabajaba, siempre le comentaba que conociera a su hijo, José, que vivía en los Estados Unidos. Como sabía que la abogada viajaba con frecuencia a Hawái a visitar una amiga le

decía que se comunicara con su hijo si necesitaba ayuda.

Por su ética profesional, ella no lo llamó. Pero en una ocasión estando en Nueva York de viaje, él la llamó por teléfono y platicaron tres horas. Ese fue el comienzo de cuatro años de amistad que se transformaron en un profundo amor.

Se casaron en enero de 2010 y se vino a vivir a Delaware. El que es ahora su esposo José M. Somalo le dijo en ese momento, “te voy a hacer perder muchas cosas y quizás tendrás muchas que no te habías podido imaginar”. Y tuvo razón.

Virginia se ha destacado como columnista de medios nacionales e internacionales. En los 13 años que lleva viviendo ahí, la comunidad latina la ha ido conociendo y ahora la considera parte de ella, brindándole una de las grandes satisfacciones en su vida.

Aunque su esposo sabía que Virginia escribía, no le pidió al inicio que colaborara en su periódico que fundó en 1996.  De forma gradual, se incorporó a la publicación como editora y columnista principal. Ahora, la renombrada periodista también es la editora de la publicación.

El periodismo, le ha brindado una vía de servicio comunitario. “Lo que más me apasiona de trabajar con la comunidad es poder colaborar a través de la información en el proceso educativo, y de adaptación e integración de la comunidad inmigrante a su nuevo país, y a la vez ayudar a que se sientan orgullosos y preserven sus raíces y su identidad cultural”.

Su vocación de servicio se ha manifestado en situaciones difíciles, como fue el inicio de la pandemia, al realizar podcasts que ayudaron con información veraz a la comunidad, algo que la enorgullece. “Que la gente confíe en nosotros y le hayamos podido servir es algo muy valioso”.

Una de sus columnas galardonadas, es la que cuestiona al sistema educativo, al no promover el bilingüismo, argumentando que si los niños hablan español será más difícil que aprendan inglés. Pero luego en la secundaria los estudiantes tienen la opción de aprender español. “Si hubiesen sido bilingües desde la niñez, hubiesen elegido un tercer idioma”, apunta.

Entrevistando a Rachel Salvatierra en Nueva Jersey. (Foto: Cortesía/Virginia Esteban-Somalo)

LOS MEJORES RECONOCIMIENTOS

Aparte de los reconocimientos recientes, en el 2014, Virginia recibió el Premio de Oro “José Martí” por su destacada columna editorial titulada, «La palabra maldita».

Este galardón es uno de los más prestigiosos en la industria de medios hispanos impresos en los Estados Unidos, y es presentado por NAHP, la Asociación Nacional de Publicaciones Hispanas. 

La exitosa letrada, conserva la humildad para que esos premios no se le suban a la cabeza. Desde su punto de vista, “los premios son muy de agradecer, pero al final lo que va a quedar son nuestras obras. Si algo sirvió para salvar la vida, es el mejor regalo. Alabado sea Dios. Como decía la Madre Teresa, hay que utilizar lo que tienes para ayudar a los demás”.

Agrega que el cariño de las personas es lo que vale mucho “y es lo que me da fuerzas,” afirma con convicción.

Su legado es la escritura de columnas que apoyan a la comunidad latina, y en este ejercicio periodístico, los lectores de la publicación impresa y digital, encuentran sus rostros, sus voces y realidades.

El periodismo comunitario contribuye así también a preservar la historia de los inmigrantes latinos. Por su dedicación, entrega y profesionalismo, Virginia Esteban-Somalo es una editora y columnista de Impacto.

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