La congresista demócrata Nanette Barragán. Fotografía de archivo. EFE/ Erik S. Lesser
Washington.- El grupo de latinos demócratas en el Congreso de Estados Unido resultante de las pasadas elecciones será el más numeroso de la historia tras mantener casi todos sus asientos y sumar seis nuevos miembros, explicó este viernes la presidenta del Caucus Hispano del Congreso (CHC, en inglés), Nanette Barragán.
A la espera de que termine el escrutinio de los comicios del 5 de noviembre, el CHC, conformado tanto por miembros de la Cámara de Representantes como del Senado, pasará a estar formado por 43 legisladores demócratas latinos, dos más de los que tenían en la pasada legislatura.
Las elecciones, no obstante, dieron la victoria al republicano Donald Trump como presidente y una mayoría de su partido en la Cámara de Representantes y en el Senado.
«Los latinos queremos lo mismo que cualquier otro grupo: una buena atención sanitaria, una buena educación, buenos empleos, poder mantener a nuestras familias y vivir el sueño americano. Nosotros vamos a seguir luchando por esas prioridades», explicó el vicepresidente del CHC, Adriano Espaillat, en una rueda de prensa para presentar a los seis nuevos congresistas latinos demócratas que se incorporan al grupo.
Tres de ellos provienen de distritos de California: Sam Liccardo, el primer congresista latino del norte de California en 120 años, Gil Cisneros, que ya fue congresista (2019-2021) y vuelve a la cámara baja tras trabajar para el Pentágono y Luz Rivas, la primera mujer latina en representar su distrito.
Las otras dos mujeres que se incorporan al grupo también han logrado un hito: Nellie Pou será la primera mujer latina que represente al estado de Nueva Jersey y Emily Randall se ha convertido en la primera mujer latina de la comunidad LGTBI en llegar al Congreso.
«Es algo a lo que me resistía de joven. ¿Por qué tengo que decir que soy LGTBI? Nadie tiene que decir que es hetero. Pero ahora siento que sobre todo a los jóvenes queer les da esperanza verme en el poder», confiesa Randall a EFE mientras explica que se viste con colores brillantes y un corte de pelo asimétrico para que la gente cuando la vea sepa que puede mostrarse tal cual es.
Tanto Rivas, como Randall, como Pou, comparten una motivación política: sus raíces.
«Mi familia emigró a mi distrito entre los años 50 y 60, y me hace mucha ilusión representar a mi comunidad en el Congreso», afirmó Luz Rivas.
Unas raíces que también se ha prometido defender el sexto nuevo integrante del grupo, Pablo José Hernández Rivera, el primer representante demócrata de Puerto Rico desde 2016, que se ha presentado como ciudadano «de una isla flotante llena de gente maravillosa».
Refiriéndose así a las polémicas declaraciones que el cómico Tony Hinchcliffe hizo en un mitin de campaña de Trump, cuando la definió como «una isla de basura flotante».
La migración será una de las materias en las que el CNC pondrá especial atención ante los planes del presidente electo de llevar a cabo una deportación masiva de indocumentados.
«Son vidas, familias y personas que han estado contribuyendo a este país durante años y décadas. Son nuestros amigos, algunos son nuestros médicos y nuestras enfermeras, por lo que nos oponemos enérgicamente a las deportaciones masivas», denunció la presidenta del grupo.
La segunda administración Trump tendrá a un latino en uno de los puestos de máxima responsabilidad: Marco Rubio será el secretario de Estado, pero pese a que todos los congresistas latinos buscan tener más representación en las instituciones, no quieren que sea de cualquier forma.
«Me importan mucho más las ideas que el color de la piel. Los latinos que nosotros representamos no se sienten representados con el discurso, los valores y las políticas que Marco Rubio está defendiendo», dijo Liccardo.
El senador Marco Rubio, republicano por Florida, llega a ofrecer un discurso antes que el entonces candidato republicano presidencial Donald Trump en un acto de campaña en Doral, Florida, el 9 de julio de 2024. (AP Foto/Rebecca Blackwell, archivo)
MIAMI— Al crecer en Miami entre exiliados cubanos que huyeron de la revolución de Fidel Castro, el senador Marco Rubio desarrolló un profundo odio al comunismo. Ahora, elegido por el presidente electo Donald Trump como el principal diplomático de Estados Unidos, está decidido a aportar esa misma munición ideológica para reformular la política estadounidense en Latinoamérica.
Como el primer secretario de Estado que es latino, se espera que Rubio dedique una atención considerable a lo que durante mucho tiempo se ha denominado despectivamente como el patio trasero de Washington.
El republicano de mayor rango en la Comisión Selecta sobre Inteligencia del Senado) y miembro desde hace mucho tiempo de la Comisión de Relaciones Exteriores, ha aprovechado su conocimiento y sus inigualables relaciones personales para impulsar la política estadounidense en la región durante años.
Por décadas, desde el fin de la Guerra Fría, Latinoamérica ha desaparecido poco a poco de la agenda de política exterior de Estados Unidos, incluso a pesar de que adversarios de Estados Unidos como Rusia, Irán y, especialmente, China han hecho avances profundos. Si es confirmado por el Senado, es probable que el republicano de Florida ponga fin a ese abandono.
Pero la reputación de Rubio como partidario de línea dura en materia de seguridad nacional, su acogida al plan de Trump de deportación masiva de migrantes, y su habilidad para la retórica polarizadora, probablemente enemiste incluso a algunos aliados de Estados Unidos en la región que no están dispuestos a alinearse con la política exterior de “Estados Unidos Primero” del presidente entrante.
“Típicamente, la política para Latinoamérica se deja en manos de oficiales subalternos”, dijo Christopher Sabatini, miembro investigador de Chatham House, un grupo de expertos sin fines de lucro que analiza los principales asuntos internacionales, con sede en Londres. “Pero los reflejos de Rubio están firmemente enfocados en la región. Estará al pendiente, y los gobiernos tendrán que ser más cooperativos en su relación más amplia con Estados Unidos si quieren un acercamiento”.
Rubio, a través de una portavoz del Senado, declinó hacer comentarios sobre sus objetivos de política exterior.
Pero sus opiniones sobre Latinoamérica son bien conocidas y contrastan marcadamente con la preferencia del gobierno del presidente Joe Biden por la diplomacia multilateral y el diálogo con los críticos de Estados Unidos.
Para imitar el ejemplo de su jefe, es probable que el foco principal de Rubio en la región sea México —en materia de comercio, narcotráfico y migración. Alguna vez promotor de reformas bipartidistas que permitieron a los inmigrantes indocumentados una vía hacia la ciudadanía, Rubio se transformó durante el primer gobierno de Trump en un fiel partidario de sus exhortos a una mayor seguridad fronteriza y a deportaciones masivas.
Rubio ha dicho poco sobre la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, quien asumió el cargo el mes pasado, pero fue un duro crítico del predecesor de ella, Andrés Manuel López Obrador, quien en 2022 se negó desafiante a asistir a la Cumbre de las Américas organizada por Estados Unidos en Los Ángeles, y acudió en su lugar a una reunión de gobernantes de izquierda en Cuba.
Rubio acusó a López Obrador de capitular ante los cárteles de la droga y de servir de “defensor de la tiranía” en Cuba, Venezuela y Nicaragua. En respuesta, el presidente mexicano llamó a Rubio “racista”.
A pesar del desaire, el presidente mexicano fue recibido por el presidente Joe Biden en la Casa Blanca tres semanas después como “amigo” y “socio”.
“Eso no sucederá bajo (la dirección de) Rubio”, dijo Sabatini. “Él está pendiente de quién sigue sus preferencias de políticas”.
Rubio, de 53 años, ha tenido durante mucho tiempo la atención de Trump respecto a Latinoamérica —y no ha dudado en utilizar ese acceso para promover su agenda de línea dura. Ha sido uno de los críticos más abiertos de la intromisión económica, política y militar de Rusia y de China en la región, y se espera que castigue a los países que se acerquen a los rivales geopolíticos de Estados Unidos, o a aquellos que no apoyen a Israel.
Cuando Trump canceló la que habría sido su primera visita presidencial a Latinoamérica en 2018, Rubio estuvo allí para llenar el vacío y participó en reuniones y sesiones de fotos en la Cumbre de las Américas, en Perú, con mandatarios regionales de Argentina, Haití y otros lugares.
“No hay nadie en el Senado de Estados Unidos que se acerque a tener su afinidad y profundidad de conocimiento sobre Latinoamérica”, dijo Carlos Trujillo, amigo cercano de Rubio y exembajador de Estados Unidos ante la Organización de los Estados Americanos. “No sólo tiene relaciones personales con docenas de funcionarios, algunas de ellas desde hace décadas, sino que ha examinado y aprobado a casi todos los embajadores de Estados Unidos desplegados en la región. Es una ventaja significativa”.
Entre quienes están ansiosos por trabajar con Rubio se encuentra el presidente argentino Javier Milei, quien, con su estilo combativo, ataques a las instituciones y su transformación de personalidad televisiva a líder de ultraderecha han generado comparaciones con Trump.
Otro aliado es Nayib Bukele, de El Salvador, cuya represión de la violencia de las pandillas que orilló a millones de salvadoreños a migrar a Estados Unidos, ha recibido elogios de Rubio.
Rubio no ha dudado en usar su poder para intimidar a los líderes de izquierda que considera perjudiciales para los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos. Incluso los moderados elegidos democráticamente han sido objetivos suyos. A principios de este año, criticó al presidente chileno Gabriel Boric, detractor de las acciones de Israel en Gaza, por supuestamente proporcionar refugio seguro a los financieros de Hezbollah, y lo llamó “una de las principales voces antiisraelíes en Latinoamérica”.
En 2023, calificó al presidente colombiano Gustavo Petro, exmiembro del grupo guerrillero M-19, como una opción “peligrosa” para liderar a un país que ha sido socio de Estados Unidos desde hace mucho tiempo en la guerra contra las drogas.
Pero es en Venezuela donde Rubio ha dejado su mayor huella.
Pocas semanas después que Trump asumiera el cargo en enero de 2017, Rubio llevó a la esposa del destacado disidente venezolano Leopoldo López a la Casa Blanca. La visita a la Oficina Oval, marcada por una foto de un Trump sonriente y de Rubio a los costados de la esposa del activista entonces encarcelado, puso inmediatamente a Venezuela en lo alto de la agenda de política exterior de Estados Unidos, en una ruptura con los esfuerzos de gobiernos estadounidenses anteriores por mantener su distancia de los problemas de la nación.
Durante los siguientes dos años, Trump impuso duras sanciones petroleras a Venezuela, acusó a numerosos funcionarios de corrupción, y comenzó a hablar de una “opción militar” para derrocar al presidente Nicolás Maduro. En 2019, en el apogeo de la influencia de Rubio, Estados Unidos reconoció a Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, como líder legítimo del país.
Pero esa postura combativa —popular entre los exiliados del sur de Florida— terminó por atormentar a Trump, quien más tarde reconoció que había sobreestimado a la oposición. Al fortalecer la posición de Maduro, también allanó el camino para intereses rusos, chinos e iraníes más profundos en el país, y a la vez agravó una crisis humanitaria que llevó a millones de personas a desarraigarse, y a muchos de ellos a migrar a Estados Unidos.
Michael Shifter, expresidente del Diálogo Interamericano —un centro de análisis para promover la democracia, la prosperidad y la equidad social en Latinoamérica y el Caribe—, en Washington, cree que Trump puede mostrarse más indulgente con Maduro esta vez, incluso con Rubio al frente del Departamento de Estado, y continuar el camino de compromiso y alivio de las sanciones que siguió el gobierno de Biden.
“Trump podría comenzar a tratar a Maduro como típicamente trata a otros autócratas en todo el mundo, y atender un poco menos a la comunidad de exiliados cubanoestadounidenses en Florida”, opinó Shifter.
Trujillo dijo que la reputación de franqueza de Rubio le resultará útil para negociar por igual con amigos y enemigos de Estados Unidos, incluso si tiene que moderar su retórica a veces acalorada.
“Ahora va a desempeñar un papel diferente, pero es un negociador excepcional y no tengo dudas de que estará a la altura de las circunstancias”, manifestó Trujillo.
Con la elección por parte de Trump de otro crítico abierto de Maduro —el representante Michael Waltz, de Florida— como su asesor de seguridad nacional, Trujillo agregó que el mandatario venezolano y sus aliados autoritarios en Cuba y Nicaragua deberían estar preocupados.
“Hay una oportunidad de negociar, pero tendrá que ser de buena fe”, dijo Trujillo. “Si no, habrá consecuencias”.
Fotografía de archivo del 29 de marzo de 2022 de la estadounidense de origen mexicano Melissa Lucio durante una entrevista con EFE, en la cárcel de Mountain View en Gatesville, Texas (Estados Unidos). EFE/Jorge Fuentelsaz
San Antonio.- El juez que presidió el juicio de Melissa Lucio, condenada a la pena capital por la muerte de su hija en 2007 y cuya ejecución está suspendida, determinó que la madre latina “en realidad es inocente” y debería dejársela en libertad, según informó la organización Proyecto Inocencia, que asumió su defensa.
Lucio, de 56 años, ha estado en el corredor de la muerte en Texas desde 2008 por la muerte de su hija Mariah Alvarez, de dos años.
En abril del 2022, el Tribunal de Apelaciones Penales de este estado emitió una suspensión dos días antes de su ejecución y ordenó al tribunal de primera instancia que revisara el caso.
En específico solicitó al juez Arturo Nelson, quien presidió el juicio contra la mujer, que considerara nuevamente si la madre era realmente inocente y si los fiscales estatales habían presentado falso testimonio y ocultado pruebas a la defensa.
En un documento de 62 páginas entregado el mes pasado y revelado por Proyecto Inocencia esta semana, el juez Nelson determinó que Lucio «es en realidad inocente; no mató a su hija» y la pequeña falleció después de una caída accidental y no por abuso.
“Hay pruebas claras y convincentes de que Mariah se cayó por unas escaleras dos días antes de morir, tal como la demandante le dijo a la policía; Hay pruebas claras y convincentes de que la demandante era muy susceptible a hacer una confesión falsa bajo las técnicas de interrogatorio que se le aplicaron”, escribió Nelson en su opinión
Además, el magistrado estuvo de acuerdo con el actual fiscal de distrito del condado de Cameron, Luis Sáenz, en que los fiscales de la época suprimieron pruebas que respaldan la defensa de la hispana, por lo que se debería anular la sentencia.
“Ningún jurado racional podría haber condenado a la demandante (Lucio) por matar a su hija después de escuchar todas las pruebas”, opinó el juez.
Sáenz estuvo de acuerdo con el juez en que Lucio tiene derecho a una revocación de sentencia porque se violaron sus derechos constitucionales.
El Tribunal de Apelaciones Penales de Texas decidirá si acepta la recomendación del juez Nelson de que se anulen la condena y la pena de muerte.
“Melissa Lucio vivió la pesadilla de todos los padres cuando perdió a su hija después de un trágico accidente. Se convirtió en una pesadilla de la que no podía despertar cuando fue enviada al corredor de la muerte por un crimen que nunca sucedió… es hora de que la pesadilla termine”, dijo Vanessa Potkin, directora de litigios especiales del Proyecto Inocencia y una de las abogadas de Lucio.
La población latina es muy diversa: 60 % es mexicana y en su mayoría está en Arizona, Texas y California; un 13 % es de puertorriqueños que viven en Florida, Nueva York y Filadelfia, etcétera. Por eso no se puede generalizar sobre el supuesto voto latino, porque no existe.
Esta fue la primera elección presidencial que se llevó a cabo después de la redistribución de votos en el Colegio Electoral de los Estados Unidos, luego del censo nacional de 2020. La redistribución representa un neto negativo para los demócratas y un neto positivo para los republicanos. Este prorrateo se mantendrá hasta las elecciones de 2028. Se espera que la redistribución se lleve a cabo nuevamente después del censo de 2030.
Voto latino a escala nacional
Según un nuevo sondeo, el presidente electo Donald Trump recibió el respaldo del 48 % de los votantes varones latinos, mientras el 66 % de las mujeres hispanas le dieron su voto a Harris.
En una revisión de 50 años de encuestas de salida por Axios se encontró que cuando los candidatos presidenciales demócratas obtienen menos del 64 % del voto latino, por lo general pierden.
En los resultados presentados por UnidosUS, Gary Segura reporta que, a escala nacional, Harris obtuvo el 62 % de los votos de latinos y Trump, 37%.
Las preocupaciones prioritarias de los latinos:
1 – Inflación 52 %
2 – Empleo y economía 36 %
3 – Costos de vivienda 27 %
4 – Costos de la salud 25 %
Los puertorriqueños en Pensilvania favorecieron a Harris con el 71 % y a escala nacional, 65 %. Los mexicano-estadounidenses votaron el 63 % a favor de Harris, mientras que el 54 % de los cubanos votaron por Trump.
En 2020 la elección tuvo la participación electoral más alta en términos porcentuales desde 1900. Biden recibió 81.283.501, la mayor cantidad de votos jamás emitidos para un candidato en una elección presidencial de Estados Unidos.
En estas elecciones de 2024, con el 99 % del voto nacional contabilizado, Donald Trump obtuvo 75.789.000, alrededor de un millón y medio más que hace 4 años, pero cerca de 5 millones y medio menos que Biden.
Según la Comisión Federal Electoral, Donald Trump obtuvo 74.223.975 de votos en las elecciones presidenciales de 2020, lo que representa el 46.9 % del voto popular. Obtuvo 232 votos electorales. Su oponente y actual presidente, Joe Biden, obtuvo 306 votos electorales.
En Filadelfia, Harris obtuvo unos 45,000 votos menos que Joe Biden hace cuatro años.
Bob Brady, el veterano presidente del Partido Demócrata de Filadelfia por décadas lamentó cómo se condujo la campaña demócrata, y le atribuye a eso la caída de Harris ante su antecesor.
Según The Inquirer, en Filadelfia la proporción de votos para Trump en los distritos mayoritariamente latinos de la ciudad aumentó del 6 % en las elecciones de 2016 al 21 % en 2024, pero, aunque Trump ciertamente hizo avances con los latinos, en especial con los varones, el apoyo a los demócratas sigue prevaleciendo. La mayoría de los vecindarios latinos votó por Harris. Y según el grupo de derechos civiles y defensa de los latinos UnidosUS, no fue solo en Filadelfia. “El apoyo latino para Harris fue mayor en Pensilvania (72 % contra 26 %), entre los estados críticos”.
Sin embargo, la pérdida de votos demócratas en poblaciones con un alto porcentaje de latinos fue peor en los condados de Berks, Monroe y Luzerne, donde ganó Trump, quien perdió ante Harris en el condado de Lehigh pero por menos de 5.000 votos. Biden lo ganó por un margen casi tres veces mayor en 2020.
Marcela Díaz-Myers, inmigrante colombiana, encabezó un grupo de trabajo de divulgación hispana para el Partido Republicano de Pensilvania y se le atribuye buena parte de su victoria en la zona.
El Gobierno Trump y los latinos
En su primer mandato, el magnate limitó el uso del Estatus de Protección Temporal, que el presidente demócrata Joe Biden extendió a miles de venezolanos, e intentó terminar con el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), impulsado durante el Gobierno de Barack Obama. También retrasó la liberación de ayuda de emergencia a Puerto Rico tras el paso del huracán María en 2017 casi hasta el final de su mandato, después de haber calificado durante mucho tiempo a los funcionarios de la isla como corruptos e ineptos.
Trump prometió que, una vez que vuelva a la Casa Blanca, organizará la operación de deportación más grande en la historia de Estados Unidos. Esto podría afectar a millones de familias en hogares de estatus mixto, y sigue con intenciones de desaparecer el seguro de salud Obamacare.
“Trump es una figura muy desconcertante”, dijo Abel Prado, un operativo demócrata y encuestador que se desempeña como director ejecutivo del grupo de defensa Cambio Texas. “No tenemos idea de cómo organizarnos contra él. No tenemos idea de cómo responder. No tenemos idea de cómo no caer en la trampa”, compartió en AXIOS.
Kevin Marino Cabrera, comisionado del condado de Miami-Dade, director estatal de la campaña de Trump en 2020, dijo que los hispanos rechazaron la “ideología woke”, término que algunos utilizan para denunciar ideas consideradas demasiado progresistas. Trump ha hecho de su oposición a los derechos transgénero un punto central de su campaña al invertir decenas de millones de dólares en los anuncios donde se ve a Harris con un “personaje drag”.
“Con la excepción de los jóvenes latinos que van a la universidad, Trump también creció entre los varones jóvenes blancos y entre los jóvenes negros, todos con bajo nivel educativo”, expresó Raúl Hinojosa, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles, en conversaciones con CNN.
“Creo que el ataque, el insulto constante y las mentiras causaron una reacción de estos jóvenes, que como una forma de autopreservarción, como una forma de protegerse de ese racismo, dijeron con su voto: ‘¡Yo no soy como ellos!’”, señaló.
Según Hinojosa, la tendencia históricamente demócrata entre la población de origen latino no se ha modificado: los ciudadanos que votaban por el Partido Demócrata en el pasado no han cambiado su voto, aseguró.
La enorme mayoría de la gente que votó de nuevo por Trump es blanca y de más edad, masculina y con un bajo nivel de estudios, un grupo demográfico que está en declive.
Una gran parte de la población latina es católica, y se estima que el 18 % es evangélico, que suelen ser más conservadores. Con un racionamiento distorsionado y manipulado, el mensaje de varios líderes religiosos en las redes era que si votaban por los demócratas estaban votando por el diablo, aunque otros decían que el diablo era Trump, y Harris solo un demonio.
También el machismo jugó en contra de la vicepresidenta: en Latinoamérica muchas mujeres han sido elegidas presidentas, y es algo que no se ha podido realizar en este país.
Lo que viene
El movimiento MAGA se revela cada vez más “Make America White Again” y tendrá un poder sin precedentes; aunque negaron tener participación en el Proyecto 2025, ya están delineando el camino para ejecutarlo con los elegidos anunciados hasta ahora por el presidente electo.
Lo que salta a la vista es la escuadra para “defender al país de la invasión y de los enemigos internos”, para implementar las deportaciones masivas, para repeler a los “buscadores de esperanza”, y para que les quede claro al mundo entero, que primero son ellos, “América para los americanos”. Habrá que esperar a ver si es solo para ciertos “americanos”.
Latino organizations underscored the necessity of year-round investment in Latino communities, particularly for sustainable voter engagement. LuzSelenia Loeb
The economy emerged as the most powerful motivator for Latino voters, even as Latino supermajorities continue to support policy positions that diverge from Trump’s platform.
A recent poll by Latino advocacy organizations highlights significant trends among Hispanic voters in the 2024 election, emphasizing economic concerns as top priorities. Released in a Zoom press briefing, the American Electorate Poll surveyed 3,750 Hispanic voters with representative samples in ten states including PA, and a substantial sample of nearly 800 Puerto Rican voters, making it the most extensive survey of its kind for Latino voters this election cycle.
Despite a historic Republican shift, a majority of Hispanic voters, including men, backed Vice President Kamala Harris. Economic concerns dominated their priorities, with a focus on wages, housing and healthcare costs. Latino advocates stressed the importance of year-round engagement with Hispanic communities to reflect their values on issues like climate action, a fair economy, and humane immigration policy.
According to Frankie Miranda, president and CEO of the Hispanic Federation, the findings underscore three major takeaways. «First, Latino voter influence is growing, with record turnout despite underfunded outreach efforts. Second, Latino communities mobilize effectively when resourced to address key issues. And third, Latinos hold firm to core values on climate change, a fair economy, and humane immigration policies, which should inform the legislative agenda for 2025.»
The poll revealed that while many Latinos supported Democratic policies, there was a distinct preference for President-elect Donald Trump among a broader cross-section of voters, driven by economic dissatisfaction. Clarissa Martínez De Castro, Vice President of UnidosUS’s Latino Vote Initiative, noted, «Economic discontent was a powerful motivator, as evidenced by Trump’s gains with many demographics. For Democrats, there’s a need to align candidate appeal with popular policies. For Republicans, it’s essential to recognize the widespread opposition to policies like mass deportations and restrictions on reproductive rights.»
Vanessa Cárdenas, executive director of America’s Voice, highlighted the public’s opposition to Trump’s stance on immigration. «Latino voters largely favor legal status over deportation for undocumented immigrants,» she said. «Trump does not have a mandate for aggressive deportation tactics, as the American public, particularly Latino voters, favor humane immigration solutions.»
Latino organizations underscored the necessity of year-round investment in Latino communities, particularly for sustainable voter engagement. Camille Rivera, founder of La Brega y Fuerza Fund, stressed, “The Latino community’s relationship with political leaders is fragile and needs ongoing commitment. We need to invest year-round, especially in communities that are often overlooked.”
As the nation reflects on the impact of Latino voters in the 2024 election, Latino leaders urged political figures to heed this demographic’s call for economic reforms and human-centered policies.
The 2024 poll of Latino voters reveals that economic issues dominate their concerns, with 52% identifying the cost of living and inflation as the top priority. Jobs and the economy rank second, highlighted by 36% of respondents, followed by housing costs and affordability at 27%. Health care costs are a significant concern for 25% of respondents, while abortion and reproductive rights round out the top five issues, prioritized by 23%. This focus on economic stability underscores the key drivers shaping Latino voter perspectives in the current election.
Detailed results for Latino voters will be accessible on UnidosUS’s Hispanic Electorate Data Hub, featuring data dating back to 2006. The complete findings from the 2024 American Electorate Poll, including crosstabs for all racial and ethnic groups surveyed, are available on the poll’s website at www.2024electionpoll.us.
KEY FINDINGS:
Latino/Hispanic Vote
Presidential vote. Latinos voted for the Democratic candidate Kamala Harris (62%) over the Republican candidate Donald Trump (37%) by a +25 margin.
A majority of Hispanic men voted for Harris (51%-48%), and a supermajority of Hispanic women (66%-32%).
Among Latino subgroups, the highest level of Harris support was from Puerto Ricans (65%, followed by Mexican Americans (63%). Highest Trump support was from Cuban Americans (54%).
House vote. On the generic congressional ballot, Latinos voted for Democratic candidates over Republican candidates by similar margins (62% to 34%).
Outreach. 45% of Latino voters reported they had not been contacted this election.
Overall, only 33% said they were contacted by Democrats, 23% by Republicans
Contact rates were higher in battleground states, particularly GA and PA.
Reported Republican outreach was higher than in previous elections.
New voters. One in five Latinos were voting for the first time in a presidential election.
Economy & inflation
A supermajority of Latino voters support:
A law or regulation that bans price gouging and prevents corporations from artificially raising prices (90%).
Passing a new voting rights act to ensure that all eligible American citizens can vote without barriers (90%)
Expanding clean energy investments to create more manufacturing jobs (90%)
Closing tax loopholes and requiring all corporations with more than $1 billion in profit to pay a 15% tax (86%)
Building 3 million new homes and providing $25,000 in down payment assistance (80%)
Abortion rights
By a 79% to 21% margin, Latinos support Congress passing a federal law to guarantee access to abortion and give women control over their own private medical decisions.
A majority of Hispanic voters supported state ballot measures to protect the right to abortion (AZ 79%, FL 63%, NV 81%).
Immigration & border security
80% of Latino voters support passing a law to provide permanent legal status to undocumented immigrants who have lived in the U.S. for a long time, including Dreamers who were brought to the U.S. as children.
71% of Hispanic voters support passing the bipartisan border security bill to block avenues for seeking asylum, increase the number of border patrol agents and asylum officers, and expand detention and technology at the U.S.-Mexico border
Violence & extremism
• 60% expressed concern over elected officials remaining quiet and not speaking up against white nationalists and extremists who promote hate and attacks against minorities and immigrants.
About the 2024 American Electorate Voter Poll, Hispanic Voters:
Total N=3,750 voters
N=500 per: Florida
N=400 per: Pennsylvania, other states
N=300 per: Arizona, Georgia, Nevada, North Carolina, Texas, California
N=200 per: Michigan, Wisconsin
N=790 per: Puerto Rican voters
Margin of error +/-1.62%
Field Dates: October 18-November 4, 2024
Survey available in English and Spanish, according to respondent preference
Mixed mode: 75% online, 25% live telephone interviews
The 2024 American Electorate Voter Poll is a large-scale survey conducted by the African American Research Collaborative (AARC) and BSP Research, sponsored by SEIU, UnidosUS, First Nations Development Institute, Climate Power, Indivisible, Rural Organizing, Voter Participation Center, America’s Voice, and the American Civil Liberties Union. The poll contacted over 9,400 voters across key states and congressional districts that voted early or were certain to vote in the final days leading up to the November 2024 election. It provides exclusive insights into the electorate, including choices in Congressional, Senate, and Gubernatorial races, issue priorities, party evaluations, and what motivated voter turnout. The poll includes data from crucial battleground states, such as Florida, Georgia, Texas, Wisconsin, North Carolina, Arizona, Pennsylvania, California and Nevada, as well as a national sample. This comprehensive survey is designed to shed light on the political interests, motivations, and issues that resonate with voters, particularly Black, Hispanic, Asian American, Native American and white voters.
UnidosUS is a nonprofit, nonpartisan organization that serves as the nation’s largest Hispanic civil rights and advocacy organization. Since 1968, UnidosUS has worked to challenge the social, economic, and political barriers that affect Latinos. With a unique combination of expert research, advocacy, and community outreach through an Affiliate Network of nearly 300 organizations across the U.S. and Puerto Rico, UnidosUS seeks to create an America where economic, political, and social progress is a reality for all Latinos.
The African American Research Collaborative (AARC) provides high-quality research and analysis on the political interests, motivations, and goals of Americans from all backgrounds. The AARC team specializes in polling, political behavior, and issues such as the economy, health care, immigration, civil rights, and social justice.
Hispanic Federation (HF), founded in 1990, is a nonprofit organization committed to empowering and advancing the Hispanic community, particularly low-income, marginalized, and immigrant Latinos. With programs in 40 states, Puerto Rico, the U.S. Virgin Islands, and the District of Columbia, HF focuses on areas like immigration, economic empowerment, civic engagement, disaster relief, and health.
America’s Voice (AV) and America’s Voice Education Fund (AVEF) work to build public support and political will for policies that secure freedom and opportunity for immigrants in America. Their priority is to win reforms that put 11 million undocumented Americans on a path to full citizenship.
Somos Votantes is a Latino-led, Latino-focused organization that runs some of the largest independent Latino civic and voter engagement programs in the country. They work to empower Latinos through nonpartisan civic engagement, aiming to increase participation in elections and advocate for progressive policies that benefit working Latinos. For more details, visit https://www.somosvotantes.com/
La Brega y Fuerza Fund is a Puerto Rican organization focused on building a pipeline of power between Puerto Rico and the mainland U.S. They advocate for democracy, self-determination, and economic resilience for all Puerto Ricans. Founded less than two years ago, La Brega y Fuerza has made significant strides in engaging the Puerto Rican community and diaspora across the country.
Partidarios del expresidente y candidato republicano a la presidencia Donald Trump escuchan su discurso en un mitin de campaña en el Rocky Mount Event Center, el miércoles 30 de octubre de 2024, en Rocky Mount, Carolina del Norte. (AP Foto/Julia Demaree Nikhinson)
La madrugada del miércoles 6 de noviembre quedará en la memoria de millones de votantes demócratas y de los que le apostaron a la fórmula Harris-Walz como el recuerdo de una “noche negra”, ya que, tras haber escuchado durante semanas a los estrategas del partido, a politólogos y “pundits” de los medios que tenían esperanzas de que Harris se impusiera al trumpismo, los republicanos de MAGA tuvieron una inesperada aplastante victoria, lo cual desmintió las encuestadoras que les daban un empate técnico.
La reacción primaria y frustrada de muchos editoriales y columnistas ha sido salir a recriminar lo que consideran «un bajísimo nivel de educación y la poca conciencia política y moral» de los votantes republicanos, independientes y exdemócratas que optaron por Trump. Otros han tildado a esos votantes de ingenuos, tontos, y hasta traidores, en especial a los latinos, quienes ya se ha demostrado que no tuvieron toda esa influencia en el triunfo del trumpismo, y que su aumento del voto a los republicanos fue primordialmente de jóvenes que, cabe recordar, eran unos niños cuando Trump entró al escenario político, por lo cual lo han normalizado.
Otros han criticado al presidente Biden por no retirarse antes, o a la vicepresidenta Harris por no tomar distancia de su jefe actual, por irse demasiado a la izquierda, o por irse demasiado a la derecha aceptando endorsos como los del exvicepresidente Cheney.
Son muchos los factores que jugaron en contra, pero no se debiera menospreciar ninguno ni escudarse en que es una tendencia mundial pospandémica.
Son cada vez más los que coinciden en que el Partido Demócrata cerró los ojos ante las innumerables señales de alarma que constelaban el camino.
No asumieron a tiempo los clichés superados de que los latinos votan PD, “porque es el partido de los inmigrantes y los pobres”; los negros deben votar azul, “porque es el partido antirracista y defensor de los derechos civiles”; las mujeres deben votar por Kamala porque es “la campeona del derecho al a las libertades reproductivas”; o que los trabajadores debían votar al PD “porque es el partido que protege a los sindicatos”.
El columnista Brendan Buck, de NBC News, expresó que quizás no a todos los millones que votaron por Trump les gustaba el candidato; pero con él expresaron su rechazo a la percepción de que el país va por mal camino, de que el Partido Demócrata se encuentre apresado por la extrema izquierda. Cada vez son más los analistas que advierten que el querer imponer la cultura “woke” es contraproducente, como ya Obama alertaba.
El periodista John Harris en The Guardian se cuestionó que “quizás debamos considerar que si 75 millones de americanos han preferido a un convicto insurrecto para regir sus destinos, tal vez debamos aceptar que millones de ciudadanos simplemente están hartos de nosotros; hartos de la izquierda y de nuestra pretendida superioridad moral”.
Si bien esto explicaría la victoria “republicana”, no hay que perder de vista que, de 75,5 millones de ciudadanos que escogieron a Trump, la mayoría fueron hombres blancos, seguidos por mujeres blancas, y que entre los votantes se ven identificados machistas, antisemitas, misóginos, antinmigrantes, homófobos, fascistas, xenófobos, supremacistas, tránsfobos, sexistas, aislacionistas, etc. Y si bien no todos se consideran así, y tuvieron muchos otros motivos entendibles, para dejar de lado los desfiguros del líder del movimiento MAGA, (que se adueñó del Partido Republicano), votaron por la fórmula Trump-Vance sin reparar en las consecuencias, que ya se empiezan a entrever.
No todos los que votaron por ellos son racistas, pero todos los racistas votaron por ellos; y en un escenario como el que se está viviendo en EE. UU no basta con no ser racista, es necesario ser antirracista. Al cierre de esta edición las noticas anunciaban que un vecino de Montgomery se atrevió a ondear una bandera nazi en su propiedad.
Aunque muchos creyentes y moderados, al sentirse el “patito feo” de la familia demócrata, han ido desertando, al parecer no cayeron en la tentación de irse con el que consideran un enemigo de su fe y sus convicciones. Probablemente sean parte de los millones menos de votos que no se le otorgaron a ninguno de los contendientes en estas elecciones, y prefirieron no votar contra sus principios.
En medio de todo este gran debate, lo más asertivo es realizar un examen sesudo y desapasionado, y tratar de “resintonizar” lo más pronto posible con las bases erosionadas, y conectar con los independientes y los apáticos, para llegar en mejor situación a 2026. Y mientras tanto, formar coaliciones y accionarse contra los potenciales atropellos a los derechos humanos y civiles.
Rev. Jessie A. Cruz, con el obispo Daniel Gutiérrez, el 27 de octubre en la iglesia St. Jude y La Natividad en Lafayette Hill, Filadelfia.
El 27 de octubre de 2024 se celebraron bautismos y cumpleaños que se sumaron al aniversario de la congregación, durante la visita del obispo Daniel Gutiérrez a la iglesia de la madre Jessie Alejandro en St. Jude & Nativity Episcopal Church. “¡Hubo bautismos, confirmaciones y una sorpresa de cumpleaños para el obispo y para las 16 personas que cumplimos años!”, compartió la llamada “madre del pueblo”.
Esta es la segunda iglesia que lidera la religiosa; la primera se encuentra en Filadelfia. La iglesia se ha convertido en un santuario durante los últimos dos años, y la visita del obispo Daniel Gutiérrez fue una celebración de fe y comunidad.
“Nuestra iglesia es un refugio para las personas que llegan de diferentes países y también para las mujeres que están pasando por violencia doméstica”, precisó la madre Jessie, quien agregó que al caminar juntos llevan el mensaje del amor y abren puertas para las comunidades de la región.
La congresista electa Sarah McBride saludando durante el desfile. (Foto: Cortesía/Virginia Esteban–Somalo)
“Todas las generaciones anteriores se han visto obligadas a superar obstáculos aparentemente imposibles, obstáculos mucho mayores que los que afrontamos ahora. Y no creo que seamos la primera generación de estadounidenses que renuncie a la promesa de este país”, dijo Sarah McBride, primera política abiertamente transgénero elegida para el Congreso en el programa The View, días después de las elecciones.
La demócrata McBride se siente orgullosa “de la política y la campaña inclusiva que llevó a cabo”.
Nacida y crecida en Delaware, ha venido desempeñándose como senadora del distrito 1 representando a unos 50,000 habitantes. Ahora, sustituirá como representante en DC a la también demócrata Lisa Blunt-Rochester (elegida senadora de los Estados Unidos).
McBride ha superado “obstáculos imposibles” en su vida. El primero fue asumir su verdad. “Salió del armario” ante su familia y los estudiantes de la American University, donde fue presidenta del cuerpo estudiantil, a través de un post de Facebook que se hizo viral.
A continuación, se convirtió en la primera persona abiertamente trans, becaria en la Casa Blanca.
En 2015, Jill Biden compartió en un discurso su historia. “Creemos que los jóvenes deben ser valorados por lo que son, sin importar su apariencia, de dónde sean, el género con el que se identifiquen o a quién amen”, dijo la entonces segunda dama.
McBride trabajó para el exgobernador de Delaware Jack Markell y para el difunto fiscal general del Primer Estado Beau Biden. En 2016 fue la primera persona trans que habló en una convención política nacional. Cuatro años después volvió a ser “primera” al ser elegida senadora estatal.
Elogiada tanto por Joe Biden como por Kamala Harris, el presidente prologó su libro de memorias “Tomorrow Will Be Different” (“El mañana será diferente”) diciendo “Si estás viviendo tu propia lucha interna, este libro puede ayudarte a encontrar una forma de vivir auténtica, plena y libre… Que demuestre que todos somos creados iguales y tenemos derecho a ser tratados con dignidad y respeto”. Harris destaca “la energía y el vigor que Sarah ha aportado a la lucha por la igualdad” algo que para la vicepresidenta “está siempre presente en este libro”.
En su análisis acerca de su histórica elección en The View señaló estar “muy orgullosa de que el martes por la noche Delaware haya enviado el mensaje a nuestra nación de que nuestra democracia es y puede ser lo suficientemente grande para todos nosotros».
Añadió que fue “una noche de emociones mezcladas”, pero “estoy llena de gratitud hacia los cientos de miles de delawarenses que acudieron a votar y me confiaron la responsabilidad de representarles a ellos y al estado que amo en el Congreso demostrando que en nuestro estado de vecinos juzgamos a los candidatos en función de sus ideas y no de sus identidades”.
Preguntada por sus prioridades en el Congreso señaló estar “decidida a ir a DC a defender nuestro estado, Delaware y nuestra democracia”.
Añadió que sus prioridades continuarán siendo las mismas que como senadora estatal (donde reunió a demócratas y republicanos para que aprobasen entre otras la Ley de Familias Saludables), enfocándose en reducir los costes que afrontan los trabajadores, los jubilados y sus familias, construyendo un gobierno que cumpla “independientemente de quién seas, con quién vivas o por quién votes” y que presionará “cada vez que la administración de Trump y Vance intente implementar el Proyecto Agenda 2025” y colaborará “con cualquiera que esté dispuesto a trabajar conmigo para reducir los costos que afrontan las familias y hacer que el cuidado infantil, la vivienda, la atención médica y reproductiva estén disponibles y sean asequibles para los estadounidenses”.
Acerca de los resultados electorales, cree que hay una desconexión entre políticos y electores. “Este momento, como gran parte de la historia de este país, es una historia dual de dolor y progreso». “Creo que hay una crisis de esperanza”.
Aunque para ella “las políticas demócratas son populares en este país” y está convencida de que Harris corrió una gran campaña, piensa que “hay mucha gente que siente que el gobierno no los respeta, que los políticos no los respetan”. Algo en lo que afirma todos deberán trabajar.
Con su trayectoria McBride está cambiando la forma en la que se ve la identidad y la igualdad en Estados Unidos. Tal y como señala en sus memorias: “Nunca debemos ser un país que diga que solo hay una manera de amar, una manera de mirar y una manera de vivir”. Ella siente que “el país aún está entrando en una conversación sobre las personas trans y nuestros derechos y dignidad. Tenemos que seguir teniendo esta conversación como país”, pero afirma contundente “No me presenté para ser portavoz de un movimiento. Quiero ser una voz para los delawarenses”.
Tom Homan, left, is seen in a April 26, 2018 photo in East Point, Ga., and Stephen Miller is seen in a Oct. 9, 2024, (Photo: Reading/Pa)
Pundits failed to recognize the central issue that undercut Kamala Harris’s campaign: immigration. Instead of acknowledging how anti-immigrant sentiment influenced voters, media figures scrambled for explanations but largely ignored immigration’s role in the GOP’s success. The Democratic Party, despite its broad support among Latino and immigrant communities, has not consistently invested in reaching these voters. Cable news networks missed the mark too, lacking Latino analysts with deep ties to the community. These missteps came as immigration remained at the core of Trump’s strategy, centered on fear, racism, and hate—a familiar playbook for those seeking to divide and control.
Trump’s anti-immigrant rhetoric began with his first presidential run in 2015, labeling immigrants as “drug dealers,” “rapists” and “killers.” This narrative falsely cast immigrants as an existential threat, claiming they would corrupt “sacred” American DNA and culture. When Trump and others spread baseless accusations—such as immigrants “eating pets in Ohio” or “taking over” American cities—media and political leaders failed to counter these narratives effectively. Trump’s speeches served as a megaphone for fear, exaggerating the crimes of a few to stoke resentment against millions. The vast majority of immigrants come to the U.S. for work and safety, not crime, yet these distinctions rarely make the headlines.
There’s also a troubling lack of perspective in the media’s coverage. I rarely hear about the thousands of Americans killed annually by mass shootings or domestic violence, or the many Black and Latino people killed by police. Instead, Trump uses isolated crimes committed by undocumented immigrants to incite fear. His approach is part of a multifaceted agenda that preys on racial resentment—a tactic used by dictators worldwide to consolidate power.
Interestingly, not all Latino Americans support increased immigration. Early in my life as a young farmworker, I felt resentment toward Mexican “braceros” who I believed were competing for our jobs. But after living and working across Latin America, I came to understand the root causes of migration, including economic exploitation, political oppression, and climate disasters that displace millions. My work led me to co-found one of Denver’s first organizations supporting undocumented workers in 1975, and later I directed the Northwest Immigrant Rights Project, a leading immigrant legal aid group. Over time, the Latino community has come to see the importance of supporting those seeking refuge and a better life in the U.S., though misunderstandings still persist.
Immigrant contributions extend beyond labor; they provide a crucial lifeline to families and economies abroad. Remittances—funds sent back to support families in countries like Mexico, Guatemala, and El Salvador—reached an astonishing $126 billion across Latin America and the Caribbean in recent years. In some smaller economies, remittances account for over a quarter of the GDP. If mass deportations become reality, the U.S. economy will also suffer: industries from agriculture to hospitality rely heavily on immigrant workers. Meatpacking, construction, healthcare, agriculture—all would face labor shortages that could lead to higher consumer costs. And remittances would plummet, leading to further instability in regions already beset by violence and poverty.
Another fear promoted by the right is the presence of gangs like MS-13. But many Americans don’t realize that MS-13 started in Los Angeles when young Salvadoran immigrants, fleeing the Salvadoran civil war, faced discrimination and violence from local gangs. Their children, ostracized and vulnerable, formed MS-13 out of survival. This tragic cycle of violence, born from failed policies and U.S.-backed wars, highlights the complexity of immigration issues that are too often reduced to sound bites and stereotypes.
Even as immigration debates unfold, our country’s history reveals how internal migration within U.S. borders has often been met with hostility. During the Great Depression, “Okies” migrating to California were treated with disdain. The Great Migration saw Black Americans moving north for work, only to face discrimination in their new communities. West Virginians similarly left their homes to work in Northern steel mills and auto plants, struggling against prejudice as they tried to make a living. The current narrative about immigrants echoes these same cycles of discrimination.
Despite the billions the U.S. spends annually on border control, immigration “solutions” fail to address why people migrate in the first place. Since its creation in 2003, the Department of Homeland Security (DHS) has spent over $409 billion on immigration enforcement alone, yet people continue risking their lives for a chance at stability. Rather than militarizing the border, the U.S. could invest in economic development in Latin America, helping people thrive without leaving their countries. But instead, Trump’s policies offer only more walls, barriers and threats of deportation.
If we close our doors to asylum seekers and disregard the humanity of those who risk everything to build a better life, we are betraying the very values our country was founded on. Notably, Trump, despite his anti-immigrant rhetoric, was married to two white immigrants himself—an irony lost on many of his supporters.
The stakes are high. History shows that, when communities come together to challenge injustice, they create change. The struggles of the Civil Rights Movement, the labor movement, the fight for marriage equality—all remind us that collective action can reshape society. As we face the challenges posed by today’s anti-immigrant policies, we must continue to advocate for compassion and understanding.
Today, immigrants face increased discrimination and hate crimes, while white immigrants from Canada and Europe often avoid such prejudice. If our country is to truly honor its values, we must reject policies based on fear and division. True solutions come not from building walls, but from building bridges. We must continue to push forward, as Dr. King urged us, by running when we can, walking when we must, and crawling if we have to. The fight for justice and dignity for immigrants is not just their struggle; it is ours.
Daniel Betancourt, presidente y director ejecutivo de la institución financiera, revela el nuevo nombre de la organización. (Foto: Impacto/Staff)
Community First Fund se había unido con Finanta en junio del 2020, y ahora, conjuntamente, se llamarán Finanta.
El jueves 7 de noviembre se celebró la trigésima segunda reunión anual de Community First Fund y Finanta, donde se develó el nuevo nombre de la institución financiera local.
Pedro Rivera, presidente de la junta de directores de Finanta, se dirigió a cerca de 150 personas que asistieron a la reunión. Daniel Betancourt, presidente y director ejecutivo de Finanta, reveló que el nuevo nombre de la organización es Finanta.
“Community First Fund” se fundó en 1992, con la misión de crear una prosperidad sostenible para las comunidades y los individuos de bajos recursos, especialmente los latinos, negros y las mujeres. Durante este tiempo ha proporcionado millones en financiamiento. Los préstamos son dirigidos a comunidades y prestatarios de bajos y muy bajos ingresos, y casi el 60% se otorgan a latinos y negros. Su mercado incluye los condados que cubren el este de Pennsylvania. Tienen empleados en Allentown, Harrisburg, Lancaster (sede), Filadelfia, Reading y York.
Pedro Rivera, presidente de la junta de directores de Finanta, se expresa a cerca de 150 personas que asistieron a la reunión. (Foto: Impacto/Staff)
FINANTA por su parte, se fundó en 1996 como una institución crediticia sin fines de lucro, que facilita el acceso a capital y servicios de consulta a empresarios, compradores de vivienda por primera vez y consumidores en la región del valle de Delaware. Por casi 3 décadas, FINANTA ha otorgado millones en préstamos, de los cuales un 92% han sido otorgados a minorías y un 95% a personas de bajos ingresos. Su mercado incluye los condados de Delaware, el área metropolitana de Filadelfia y el sur de Jersey.
El jueves 7 de noviembre se celebró la trigésima segunda reunión anual de Community First Fund y Finanta, donde se develó el nuevo nombre de la institución financiera local. (Foto: Impacto/Staff)
Las dos organizaciones operaban bajo el nombre de “Community First Fund” con Daniel Betancourt como presidente y director ejecutivo. En el futuro, continuará ofreciendo productos integrados de financiamiento y programas de asistencia técnica en una región de 20 condados en Delaware, Nueva Jersey y Pensilvania.
Fiananta se asoció recientemente con IBC Bank para revolucionar los préstamos comerciales a través de la transformación digital.
Esta colaboración marca un paso significativo para mejorar los servicios de banca digital y brindar soluciones de vanguardia a sus clientes.
Al integrar la avanzada plataforma de préstamos comerciales de Finanta, IBC Bank acelerará su transformación digital en préstamos comerciales.