Huelga nacional del 28 de abril de 2021 en Bogotá, Colombia. (Foto: Byron Jimenez/Unsplash/Archivo)

Colombia, no es ajena a lo que pasa en el resto del mundo y en particular en Latinoamérica; es por eso por lo que la izquierda se asoma cada vez con más fuerza en el escenario político, sin que la derecha muestre no solo la misma dinámica, sino la misma habilidad para el manejo de las redes sociales, escencia de la estrategia de la izquierda.

A la cabeza de esa estrategia y, hasta ahora sin contendor a la vista, está el ex militante del M 19 Gustavo Petro, hombre inteligente y sagaz, que ha aprovechado la coyuntura para dar la impresión de ser imbatible en las encuestas de opinión; pero me pregunto: ¿A estas alturas de la vida politica del país el que encabece las encuestas de opinión y, por qué no de intención de voto, es indicativo de un triunfo en las urnas?

Sin embargo, ha surgido una figura que, en mi concepto, es el único de los que hasta ahora se asoman al escenario político con capacidad de erosionar el potencial votante de Gustavo Petro, me refiero al ex rector de la Universidad más elitista de Colombia, Alejandro Gaviria.

Pero ¿Quién es Alejandro Gaviria Uribe? Este Ingeniero Civil de la universidad de Antioquia, con maestría en economía de la universidad de Los Andes y con doctorado en economía de la Universidad de California, nacido en Santiago de Chile, además de haber sido rector de la Uiversidad de los Andes, fue ministro de Salud y Protección Social durante el gobierno de Juan Manuel Santos; subdirector de Planeación, en el gobierno de Alvaro Uribe; trabajó, además, como ingeniero en Suramericana de Seguros, como economista de la Federación de Cafeteros e investigador del BID y posteriormente de FEDESARROLLO, entre otras actividades[1].

Entre los precandidatos que afloran en el escenario político nacional, no hay personaje con más pergaminos que Alejandro Gaviria.

Tal vez, en un país como Colombia de raigambre católica, el hecho de que se haya declarado ateo confeso, puede ser un factor que interfiera, aunque no estoy seguro de que la población votante descarte a una persona de las cualidades intelectuales, humanas y éticas de Alejandro Gaviria, por su condición religiosa, por la actual situación.

Me pregunto: ¿Si en un país abiertamente conservador como Colombia, no se descarta la posibilidad del triunfo de un político de la extrema izquierda como Gustavo Petro, por qué la convicción religiosa de Alejandro Gaviria pudiera llegar a ser un obstáculo? En verdad les digo que prefiero un ateo confeso que tiene la capacidad de crear un nuevo estilo de gobierno centrado en el ser humano y respetuoso de la diversidad que, la caterva de cadidatos que solo pueden garantizar más de lo mismo, condenando a Colombia a seguir siendo una hermosa y rica tierra

en la que reina la corrupción, el desorden rayando en caos, la desigualdad, la inequidad y en la cual los ricos cada día son más ricos y la clase media es un remedo o ficción, soportada en subsidios y no en el incremento real de los ingresos.

No tengo un candidato, no tengo una preferencia, solo le pido a los que me leen, que al votar no lo hagan porque es conservador o liberal, de derecha o de izquierda, si no por quien represente una alternativa real de cambio, de ese cambio tanto tiempo aplazado y que ha dado pie para que el país, periódicamente, viva en la situación de caos que estamos viviendo, porque hay una élite que gobierna entre bambalinas en su propio beneficio.

Aclaro, eso sí, que no creo en la sarta de falacias que suele comunicar uno de los candidatos a través de las redes sociales y que la gente del común ingenuamente cree que es el camino.

Al momento de votar, aunque aún faltan muhos meses, analice con cabeza fria y con la mano en el corazón, cuál de los candidatos tiene una plataforma de gobierno realista y realizable, que en lugar de descomponer la gobernanza la fortalezca; que le de una nueva oportunidad a todos los colombianos sin excepción y que apalanque sus propuestas en la solución factible y sin traumas democráticos, de los desajustes sociales que padece Colombia.

 

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