Muchas veces respondemos a un correo electrónico o mensaje de texto sin haberlo leído con atención. (Foto. Ilustrativa/Pexels)

Si he aprendido algo en la industria de las comunicaciones todos estos años, es que no nos comunicamos muy bien. Si además consideramos que he pasado la mayor parte de mi carrera en los medios en español (imagínense, todas las culturas latinas, los localismos, los modismos) ¡ay, Dios mío!

Para empeorar las cosas, en los pasados 6 años, en el clima político, se ha vuelto costumbre comunicarse en un tono hostil y cada vez va de mal en peor. Tenemos la tormenta perfecta para un «deterioro de comunicación».

El domingo pasado, en el sermón de mi iglesia, el sacerdote nos hizo reflexionar sobre la importancia de la comunicación con Dios y cómo ha sido afectada en la era de las redes sociales y la tecnología moderna. En un mundo cada vez más conectado virtualmente, es crucial recordar que nuestra relación con Dios puede no cambiar, pero las relaciones humanas sí pueden verse afectadas.

En la sociedad actual, la presencia de las redes sociales y la tecnología ha transformado la forma en que nos comunicamos entre nosotros. Es inevitable, que en lugar de encuentros cara a cara y conversaciones profundas, nos encontramos inmersos en un mundo de mensajes cortos, publicaciones rápidas y superficiales. En este mundo virtual, corremos el riesgo de perder la autenticidad y la intimidad que se encuentra en las relaciones humanas reales.

En el entendido que no podemos cambiar el mundo moderno de comunicación digital, si creo que podemos mejorar nuestras comunicaciones a través de mensajes de texto y correos electrónicos. Aquí hay algunas sugerencias que podrían ayudar, cuando tratamos de comunicarnos en un ambiente empresarial, con compañeros de trabajo, y clientes.

La primera sugerencia que tengo es que, para ser un buen comunicador, debes ser un buen oyente (receptor). Con esto quiero decir que una buena comunicación requiere escuchar de manera receptiva y comprometida, con una actitud positiva y con paciencia.

Descubrirás que, al responder a un mensaje, si das un paso atrás y piensas en estos cuatro factores, tus mensajes empáticos serán más claros y tendrán más sentido común.

Es importante ponernos en la posición del otro y tratar de comprender su punto de vista. Muchas veces respondemos a un correo electrónico o mensaje de texto de manera reactiva o defensiva.

A veces también solo es necesario responder a un mensaje con un simple «entiendo» o «veo tu punto». Esto puede evitar muchas comunicaciones innecesarias de ida y vuelta, tratando de convencer al otro de tu punto de vista.

Cuando sea necesario y tengas suficiente tiempo para expresar con claridad tu punto de vista, puedes desarrollarlo puntualmente, o buscar la manera de tener una conversación constructiva.

Por ahora el último consejo que tengo, es el de evitar utilizar palabras o frases arbitrarias, o explosivas en los mensajes. Frases como «nunca haces lo correcto», «no hiciste lo que te pedí», «no entiendes lo que quiero decir»… estas frases y palabras explosivas crean una barrera inmediata en el flujo de una buena comunicación. Considera utilizar en su lugar mensajes como «hablemos más sobre esto», creo que no me exprese claramente, esto es lo que necesitamos…. «¿qué tal esta idea?», «creo que podemos mejorar esto» o «gran idea, podemos agregar esto a tus sugerencias».

Seguiremos abordando este tema, por ahora, es importante recordar que una comunicación efectiva, comprometida, positiva y empática es esencial para mantener relaciones saludables y resolver posibles conflictos.

*Uriel Rendón es el gerente general de Impacto Media y SVP de Mercadeo y Comunicaciones de Esperanza. Por más de 30 años ha contribuido como consultor de pequeños negocios, emprendedor, empresario y columnista. Le pueden escribir a Uriel.rendon@44.218.246.32

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