escolares
(Foto: Ilustrativa/August de Richelieu/Pexels)

Según datos del National Assessment of Educational Progress (NAEP) el rendimiento en matemáticas y lectura de los estudiantes de 13 años de Estados Unidos ha alcanzado los niveles más bajos en décadas.

En las pruebas nacionales, Delaware ocupó el año pasado el puesto 47º con un pésimo puntaje en las pruebas académicas. Las escuelas del Primer Estado obtuvieron un dominio inferior al 10% (en algunos casos tan sólo un 3%) en matemáticas o inglés.

Se estima que la diferencia salarial entre una persona con estudios superiores frente a otra que no los tenga, se traduce en un millón de dólares más percibidos por la persona de mayor formación al final de su carrera laboral. Dicho de otro modo, los estados con salarios altos son estados con una fuerza laboral con formación académica.

Recientemente, el director ejecutivo de una importante compañía de ingeniería aeronáutica con ubicación en Delaware comentaba su urgente necesidad de contratar al triple de profesionales de alta cualificación de los que tenía en la actualidad en esta sede, para poder atender todo el trabajo que debía sacar adelante. Igualmente, no podía ampliar físicamente esa ubicación, precisamente por la falta de personal. 

El éxito educativo genera una espiral económica positiva: a medida que los estados invierten y obtienen resultados en la educación impartida a sus residentes, amplía las oportunidades económicas para éstos, fortaleciendo la economía estatal.

Los trabajadores con ingresos más altos tributan más a lo largo de su vida laboral y éso se traduce en mayores oportunidades culturales, servicios y actividades para el estado donde tributan.

Si un estado no ofrece una educación de calidad, los más brillantes se marcharán dejando a su propio estado en déficit financiero –y demográfico–. Se entra entonces en una espiral económica negativa de falta de oportunidades, pobreza y decadencia que irremediablemente atrae la delincuencia. 

No siempre los malos resultados académicos se deben a una falta de inversión en educación. De hecho, analizados los datos del Primer Estado, la mayor asignación monetaria educativa “por alumno” realizada no se ha traducido proporcionalmente en un mejor resultado académico de los estudiantes del estado en el marco nacional.  

“Cada ser humano es único, sin precedentes, irrepetible” sostenía el científico René Dubos. Cada estudiante, también lo es.  

Puede que la metodología utilizada por un maestro funcione con uno o muchos de sus alumnos, pero no con otros. Lo mismo puede decirse del centro de enseñanza o del entorno educativo. Por tanto, lo que a unos estudiantes les funciona a otros no. No hay que resignarse a los malos resultados académicos de un niño, siempre que no tenga otro tipo de problemas añadidos que justifiquen su fracaso escolar y que impidan remediarlo. No debe rendirse ni el estudiante, ni su familia, ni sus profesores. Tampoco la sociedad.

Si eres padre probablemente has pensado en poder enviar a su hijo –o hija– a una escuela a su medida. Aquélla que despierte o fomente su curiosidad por una disciplina que le guste, por ejemplo, la ciencia (o quizás el arte, la medicina… algo que le atraiga tanto que le “enganche”); como las escuelas chárteres que tienen una gran demanda entre los padres, y también están unas 4,000 escuelas de las llamadas “magnets” en todo Estados Unidos. Son gratuitas y son de administración pública. No hay requerimientos económicos ni tampoco importa la situación migratoria del estudiante o su familia en el país.

Sin embargo, un estudiante no suele ser asignado directamente a una escuela de este tipo. Lo normal es que sea asignado a la escuela de su zona o más cercana a su domicilio.

¿Qué hacer si el centro asignado “no funciona” para nuestro hijo? No será simple encontrar una escuela ideal, y en realidad no hay escuelas perfectas, pero si hay variedad, además de las mencionadas, hay buenas públicas, en línea, en el hogar, escuelas tradicionales o privadas para diferentes bolsillos pero que ofrecen becas. Es necesario conocer cómo funciona cada una de ellas para hacerse una idea de cuál sería la que mejor se adapte a nuestro estudiante.

El conocimiento de las familias sobre las opciones educativas ofrece una oportunidad de elegir la escuela donde estudien sus hijos en la que ellos mismos participen, y es parte importante para comenzar a solucionar el problema de la falta de aprendizaje de los niños, de su desmotivación y, como consecuencia de sus malas calificaciones.

Del 22 al 28 de enero se celebra la “Semana Nacional de Opciones Escolares” (“National School Choice Week” o NSCW por sus iniciales en inglés) en la que, a través de más de 26,000 eventos en todo Estados Unidos se pretenden dar a conocer las diversas opciones educativas de K-12.  Por primera vez este año los padres hispanos tendrán información de ayuda en español, en forma de guías estatales actualizadas y gratuitas para conocer sus opciones escolares. Por la mejor educación para nuestra niñez – Conoce tus Opciones Escolares

La semana NSCW tiene como objetivo informar, inspirar y capacitar a las familias para que descubran y naveguen por todo tipo de opciones educativas. No hay ni sistemas ni escuelas mejores o favoritas. La “mejor” escuela es aquélla en la que el estudiante se encuentra motivado y progresa, y eso es algo tan personal como la individualidad de cada niño.

A modo de ejemplo citaré las posibles opciones escolares en algunos estados del área del Atlántico Medio. Delaware cuenta con una amplia oferta disponible de escuelas públicas tradicionales, chárter y magnets. En el caso de centros privados, pueden optar a posibles becas privadas. También existe la opción de la educación desde el hogar, sin embargo, no está disponible el servicio de escuelas públicas en línea (algo que también ocurre en Maryland). Pensilvania dispone de todas las opciones anteriores (incluida la escuela pública en línea) y también New Jersey (aunque la escuela pública en línea solo está disponible a tiempo parcial).   

Según señala Shelby Doyle, vicepresidenta de concientización pública de la National School Choice Awareness Foundation, la Semana Nacional de Opciones Escolares “es una oportunidad que se presenta una vez al año para que las familias analicen fácilmente sus opciones educativas y las exploren en persona”. Es tarea de padres, educadores y líderes comunitarios resaltar públicamente la importancia de las opciones escolares, defenderlas donde existan y resaltarlas donde haga falta, para que los estudiantes alcancen los mejores resultados académicos de los que sean capaces y se genere una espiral positiva que beneficiará a toda la sociedad.

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