Philadelphia Police Commissioner Danielle Outlaw, right, accompanied by Philadelphia Mayor Jim Kenney, speaks with members of the media during a news conference in Philadelphia, Wednesday, Aug. 23, 2023. Officials announced plans to fire officer Mark Dial, who on Aug. 14, shot and killed Eddie Irizarry during a during a traffic stop. (Photo: AP/Matt Rourke)

Un día más en la vida de la ciudad. Otra muerte que no debería haber ocurrido. Y nada parece cambiar. La policía mató a Eddie Irizarry Jr. y los expertos nos dicen que su muerte ilustra los problemas más importantes de nuestra sociedad. Existen soluciones a la violencia armada, pero esta nación carece de la voluntad política para cambiar. Nos estamos moviendo en la dirección opuesta. Las profundas divisiones que sacó a la luz el conflicto político entre MAGA y la democracia, han permitido que quienes favorecen la violencia controlen la conversación.

El Gun Lobby, como sabemos, trata a nuestros representantes en el Congreso como marionetas que existen para servir a la NRA y a la extrema derecha del Partido Republicano. Los extremistas violentos cuentan en sus filas congresistas y también mujeres. Sabemos quiénes son porque participaron en el golpe fallido del 6 de enero. Los mismos cobardes que se escondieron de la turba amotinada ese día todavía están allí. Están apoyando el regreso de su salvador; quieren más armas, más poder en los tribunales y quieren que creamos que son verdaderos patriotas. Pero quizás nunca olvidaremos que las personas con armas de fuego son una amenaza real y que nuestros niños no pueden estar seguros en las escuelas, los centros comerciales o las iglesias. Se supone que debemos vivir con miedo porque posan con sus armas en los anuncios de campaña, quieren que tengamos miedo de votar y quieren controlar las legislaturas. Si buscamos explicaciones sobre el crimen y la violencia en las calles, no tenemos que ir demasiado lejos. La violencia armada es la cultura dominante de nuestros días, y esa es la cultura que da forma a nuestros agentes encargados de hacer cumplir la ley. No ofrecen soluciones reales a la ola de violencia en todas sus formas. Algunos estados hacen campaña para permitir que las personas con problemas mentales obtengan permisos para portar armas. En cada oportunidad, el lobby de las armas cuestionará la necesidad de leyes sensatas para imponer límites de edad. Sus representantes han presentado las propuestas más absurdas, como armar a los profesores de escuela.

La muerte de Eddie Irizarry a manos de la policía se aleja de una solución a la violencia que asola nuestras ciudades. Hay convocatorias de marchas para llamar la atención sobre el tema de la violencia policial. La comisionada de policía de Filadelfia, Danielle Outlaw, anunció la suspensión del oficial Mark Dial con la intención de despedirlo. Sus acciones no se pueden explicar ni perdonar. Le disparó a Eddie, de 27 años, mientras estaba sentado en su vehículo. No era una amenaza, como se puede ver en el vídeo. Sólo habrá una investigación porque hay pruebas de que la policía mintió en su informe del incidente. Las imágenes de la cámara revelaron que Eddie nunca abandonó su vehículo y nunca amenazó al oficial. Ese no es un simple error; se trata de una ejecución deliberada y sus familiares y amigos tienen razón al exigir explicaciones y justicia.

Pero su castigo no le devolverá esa joven vida. Nos queda una repetición de promesas de reformar la policía. Al final, si no hay deseo de reformar nuestra cultura de violencia armada y nuestros líderes persisten en su cobardía, nunca tendremos la oportunidad de moldear la sociedad que queremos.

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