A finales de febrero, médicos chinos habían publicado que, además de los pacientes de edad avanzada, los que padecían enfermedades crónicas, en particular hipertensión y diabetes, tenían más probabilidades de sufrir casos graves de COVID-19 que terminaban con el ingreso en la UCI, la ventilación mecánica o la muerte.

Según algunos líderes comunitarios, no habría sido difícil para los funcionarios establecer una conexión entre los factores de riesgo del coronavirus y los afroamericanos y latinos, que son más propensos a sufrir enfermedades crónicas, y a edades más tempranas, para luego elaborar mensajes dirigidos a esas comunidades.

«El mensaje que recibí de las noticias fue que si eres joven, estás bien, y si eres viejo, tienes que quedarte en casa», dijo Eddie Anderson, de 30 años, pastor de la McCarty Memorial Christian Church, una congregación afroamericana en el sur de Los Angeles.

«Creo que mensajes dirigidos a la comunidad afroamericana habrían sido útiles», señaló.

Pero expertos en salud pública y enfermedades infecciosas aseguran que la novedad del virus, cuyos objetivos y modo de ataque siguen confundiendo a los científicos, hizo que las disparidades raciales no fueran algo previsible.

«No creo que sea justo argumentar que esto se pudo predecir en un 100%», apuntó la Cirujana General de California Nadine Burke Harris, quien denominó al nuevo coronavirus como «un pequeño enigma». Por ejemplo, no parece afectar a los niños menores de 2 años o a las mujeres embarazadas de la misma manera que lo harían virus similares, señaló.

«A veces cuando algo se predice con firmeza, se asume que ese va a ser el resultado, y puede conllevar connotaciones negativas», explicó Burke Harris.

Pero la enfermedad ha afectado de forma desproporcionada a los negros. Una encuesta nacional de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) mostró que el 33% de los pacientes hospitalizados por COVID eran negros no hispanos, aunque ese grupo representaba sólo el 18% de los residentes en las comunidades encuestadas.

Los funcionarios aseguran que todavía es difícil hablar de raza y de COVID-19. El temor a  estigmatización es alto.

«Me resulta complicado hablar con medios de comunicación afroamericanos y con investigadores negros, y ante los datos que están saliendo, evitar dar la impresión de que estamos culpando a las comunidades afroamericanas y latinas», explicó Burke Harris, que es negra. «Es como si les estuviera diciendo que están más enfermos que nadie”.

Pero las condiciones preexistentes no son la única razón por la que los afroamericanos mueren de COVID-19 de manera desproporcionada, dijo la doctora Sonia Angell, directora del Departamento de Salud Pública de California.

A pesar de las órdenes estatales de confinamiento, sectores enteros de trabajos «esenciales» cuentan con un elevado número de empleados de las minorías, lo que aumenta su riesgo de exposición. Estos trabajadores no se benefician tanto del distanciamiento social, recordó Angell.

«Son los que mantienen en funcionamiento nuestro sistema de prestación de cuidados para que cuando uno de nosotros se enferme, tengamos un lugar a donde ir», expresó. «Ellos son los que mantienen nuestras tiendas de comestibles funcionando y abastecidas».

La ausencia de mensajes públicos oficiales y coordinados en febrero y principios de marzo sobre la potencial disparidad racial del impacto de COVID-19 creó un vacío del que se nutrieron las teorías de la conspiración.

Inicialmente hubo rumores de que los negros eran de alguna manera resistentes al coronavirus. Al mismo tiempo, medios de comunicación afroamericanos como The Philadelphia Tribune  (4 de febrero) establecieron la conexión entre el virus y las desigualdades sanitarias en los Estados Unidos, publicando artículos con visión de futuro sobre la posible amenaza del virus para los afroamericanos debido a las enfermedades crónicas, las condiciones de trabajo y de desplazamiento diario al trabajo, y la histórica falta de acceso a la atención médica y al seguro debido al racismo institucionalizado.

El CDC publicó sus primeros datos nacionales sobre disparidades raciales el 8 de abril. Un estudio reciente del CDC, publicado el 29 de abril, encontró que los negros constituían el 83% de las hospitalizaciones de COVID-19 en Georgia, un nivel desproporcionado comparado con el total de hospitalizaciones.

Una semana después de anunciar la orden de confinamiento estatal, Newsom tuiteó un anuncio de servicio público que decía: «Cuanto más tiempo pases afuera, más tiempo estaremos dentro».

Otros mensajes dirigidos a comunidades específicas incluyen anuncios de servicio público en español con Burke Harris y el jugador de fútbol del LA Galaxy Javier «Chicharito» Hernández. Se emitieron por Univisión; Radio Bilingüe, una cadena de radio pública en español; y otras emisoras en español, así como Instagram y Facebook. En el anuncio, Hernández alienta a la audiencia en español a buscar atención médica si tiene síntomas de COVID-19, sin importar su estatus migratorio.

Los mensajes de salud pública pueden ofender, apesar de que se hagan con las mejores intenciones, dijo Daniel Schober, profesor de salud pública y psicología del comportamiento en la Universidad DePaul en Chicago.

Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorial independiente de la Kaiser Family Foundation.

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