La jueza nominada a la Corte Suprema Amy Coney Barrett participa en el segundo día de su audiencia de confirmación del comité judicial del Senado en el Capitolio en Washington, DC, EE. UU., 13 de octubre de 2020. EFE / EPA / DREW ANGERER / POOL

Amy Coney Barrett, aseguró adherirse al estado de derecho y evitó dar su postura sobre el aborto, los derechos LGBTQ y la posibilidad de que un mandatario decida retrasar las elecciones.

Barret no respondió si se desvinculase de cualquier caso que tenga que ver con las elecciones y aseguró que nadie en la Casa Blanca le ha pedido comprometerse sobre qué opinión daría si un caso sobre los resultados electorales llega a la Corte Suprema. «Sería una grave violación de la independencia judicial», aseguró. 

La jueza, de 48 años, fue nominada el mes pasado por el presidente Donald Trump para cubrir la vacante dejada por la fallecida jueza Ruth Bader Ginsburg. El partido opositor critica la rapidez y el momento en el que los republicanos desean confirmar a Barrett a menos de un mes de las elecciones.

También, consideran que Barrett inclinaría la balanza de la corte hacia el lado conservador (6-3), abriendo la posibilidad a que se dé marcha atrás, revocando fallos de la corte en derechos como el aborto, protección para las personas LGTBQ ante la discriminación y también la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio —también conocida como Obamacare—.

La senadora demócrata Dianne Feinstein presionó a Barrett sobre estos temas, ante lo que la jurista subrayó que no podía responder, porque no podía comprometerse a un enfoque u otro, sino que abordaría cada caso, de ser confirmada, en su momento. 

“No tengo una agenda; mi agenda es adherirme al estado de derecho y decidir los casos cuando lleguen”, dijo Barrett, aunque respondió que, personalmente, “nunca ha discriminado en base a la preferencia sexual”, añadiendo que “como el racismo, [creo que] la discriminación es abominable”.

Feinstein se mostró frustrada ante las evasivas de Barrett: “es angustiante no tener una respuesta clara”.

Por su parte, el senador y presidente del Comité Judicial del Senado, Lindsey Graham, presentó a Barrett como un ejemplo para las mujeres conservadoras, de tradición católica.

“A todas las jóvenes conservadoras, esta audiencia, para mí, es sobre un lugar para ustedes. Espero que cuando todo esto acabe haya (…) un puesto para ustedes en la Corte Suprema”, dijo el senador del estado de Carolina del Sur.

Barrett, de 48 años y madre de siete hijos, se identifica a sí misma originalista en el derecho, una corriente que considera que la Constitución estadounidense debe ser interpretada según el significado original, al momento en el que fue escrita.

En la audiencia, Barrett señaló al juez de la Corte Suprema, Antonin Scalia —quien falleció en el 2016— como su mentor y de su misma filosofía. Sin embargo, aclaró, de ser nominada “no van a tener a Scalia, van a tener a Barrett (…) los originalistas no siempre están de acuerdo el uno con el otro”.

Barrett también argumentó que las cortes no fueron diseñadas para resolver todos los problemas de la vida pública. «El público no debe esperar que los tribunales lo hagan y los tribunales no deben intentarlo».

El proceso de nominación de Barrett dura 3 días de audiencias y luego un voto en el pleno del Senado. Los republicanos tienen una mayoría de 53-47 en el Senado, lo que deja a los demócratas con poca o ninguna posibilidad de bloquear la confirmación de Barrett.

El presidente del panel, el senador republicano Lindsey Graham, programó una votación de la comisión para las 9 de la mañana del jueves 15 de octubre, el último día de audiencias. Se prevé que se vote la nominación de Barrett durante esa reunión y posteriormente se aplace una semana, de acuerdo con las reglas de la comisión.

Si eso sucede tal como está previsto, la comisión procedería a votar la nominación el jueves 22 de octubre. Eso establecería un voto final de confirmación en el pleno del Senado para la semana del 26 de octubre.

El diez de noviembre, está programado que la Corte Suprema escuche los argumentos en un caso en el que Trump y estados liderados por republicanos buscan dar marcha atrás al Obamacare, por lo que los demócratas temen que, de ser confirmada antes de las elecciones, el voto de Barrett pesaría a favor del gobierno.
Con información de EFE y VOA

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